El calor y las sequías se incrementarán, y con ellas las enfermedades de la vid, o la aparición de plagas, según el estudio publicado en Nature Reviews Earth & Environment.
El 90% de las regiones vinícolas tradicionales de las zonas costeras y del interior de España, Italia y Grecia podrían verse amenazadas de desaparición. Y al mismo tiempo, zonas donde el cultivo de la vid es escaso o inexistente, como en el sur de Inglaterra, la pampa o regiones más altas de los Andes podrían verse beneficiadas.
Según su nivel particular de calentamiento, esas regiones tradicionales, desde la Rioja española hasta la región de Burdeos, podría perder entre el 49% y el 70% de sus cosechas.
"Se puede hacer vino casi en cualquier lugar (en climas tropicales, en Tahití, en la India...), pero nosotros nos enfocamos en la producción de vinos de calidad, con rendimientos económicamente rentables", explica Cornelis van Leeuwen a la AFP.
Por el contrario, entre el 11% y el 25% de las regiones donde ya está establecida la vid podrían ver mejorar su producción, y podrían surgir nuevas regiones en latitudes y altitudes más altas.
"Dada la extensión del riego ya adoptado en las regiones vinícolas más secas, como Mendoza, las proyecciones de precipitación sobre los viñedos tradicionales de Sudamérica no indican cambios sustanciales en su idoneidad.
En consecuencia, la idoneidad futura en estas regiones dependerá principalmente del aumento de la temperatura, la disponibilidad de agua subterránea y superficial, y la frecuencia de eventos extremos", explica el informe.
"Para un nivel limitado de calentamiento, se espera que el sector del Pacífico sudamericano experimente un bajo riesgo de pérdida de idoneidad, pero este riesgo aumenta para las regiones atlánticas como Brasil y Uruguay" añade.
"Las regiones vitivinícolas de clima fresco, como la región de la Pampa, podrían mejorar bajo estas condiciones.
En el caso de un calentamiento más severo, la resiliencia de las regiones vitivinícolas del norte de Argentina podría requerir un desplazamiento desde las tierras bajas hacia las laderas más altas de los Andes, mientras que el sector atlántico ofrecerá escasas oportunidades para la vinificación", añaden los expertos.
"La expansión hacia áreas recién adaptadas podría implicar un movimiento hacia el sur hacia la Patagonia argentina o potencialmente una exploración de las altas altitudes de los Andes ecuatorianos y colombianos".
El problema del regadío
Un nivel limitado de calentamiento sería el que se mantenga inferior a +2°C a nivel mundial. Ese aumento de la temperatura media del planeta permitiría también sobrevivir a la mayoría de regiones productoras actuales en Europa, donde se produce la mayoría del vino.
California también se vería muy perjudicada más allá de ese aumento de +2º C. "Advertimos contra la implementación del riego: es una adaptación errónea", advierte Cornelis van Leeuwen.
"Las viñas irrigadas son más vulnerables a la sequía si falta agua" y el agua "es un recurso limitado y es una locura asignarlo a la vid, que puede adaptarse muy bien a un cultivo en secano", enfatiza.