Mientras las protestas desatadas en el país vecino ya han dejado por los menos 20 muertos, de acuerdo con Human Right Watch, Lula minimizó la gravedad de la crisis: "Habrá una decisión, que tenemos que acatar. Estoy convencido de que es un proceso normal, tranquilo”.
Sus palabras "pueden ser un intento de mostrar un equilibrio, pero en la práctica termina siendo más pro Maduro que otra cosa", dijo a la AFP Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas, quien ve la postura de Brasil como "ambigua, pasiva".
"Brasil está en una situación difícil", porque "es el mayor actor de Sudamérica, pero su capacidad de moldear lo que pasa en Venezuela es muy limitada", añadió Stuenkel.
Brasilia envió a Caracas para seguir las elecciones al asesor presidencial para asuntos internacionales, el excanciller Celso Amorim, que se reunió con Maduro y con el candidato opositor, Edmundo González Urrutia.
Maduro, cada vez más aislado
Roberto Goulart Menezes, coordinador del Núcleo de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Brasilia, subraya por su parte la cautela que ha adoptado el gobierno.
"No creo que haya un reconocimiento directo del gobierno de Maduro en los próximos días. Si eso ocurre, Brasil puede aislarse diplomáticamente", dijo a la AFP.
Y esto, según el experto, podría comprometer el apoyo internacional que se ha granjeado Brasil rumbo a la cumbre de líderes del G20 en Rio de Janeiro en noviembre.