Después de que ella apoyó a los candidatos demócratas en las elecciones de 2018, Trump dijo en respuesta a las preguntas de los periodistas en la Casa Blanca: "Digamos que ahora la música de Taylor me gusta un 25% menos”.
La ultraderechista Marsha Blackburn en el sureño estado de Tennessee ganó a pesar del apoyo de Swift a su rival, pero marcó el comienzo de un nuevo capítulo para Swift: más tarde explicó que su entorno le había instado a mantenerse al margen de la política por el potencial daño para su carrera, especialmente en la industria de la música country, que a pesar de sus complejidades a menudo se asocia con el conservadurismo.
Dos años después, en el marco de las protestas antirracistas tras la muerte de George Floyd a manos de la policía, Swift responsabilizó a Trump, entonces presidente, del aumento del racismo y de la violencia y aseguró que lo sacarían de la presidencia en las elecciones de ese año.
Swift apoyó a Biden en 2020 y ha transmitido mensajes pro LGBTQ+ a través de sus canciones y videos musicales y ha condenado la revocación del derecho federal al aborto por parte del Tribunal Supremo. Asimismo, ha animado a muchos de sus seguidores a registrarse para votar.
Pero la enorme popularidad de Swift también la ha convertido en blanco habitual de la desinformación política y las teorías conspirativas de la derecha, a menudo alimentadas por AI y amplificadas por personajes como Trump.
El expresidente ha sido criticado últimamente, incluso por sus compañeros republicanos, por su reciente asociación con la influencer derechista y conspiracionista Laura Loomer, quien en ocasiones lo ha acompañado en su avión de campaña.
Loomer, de 31 años, para quien algunos de los últimos tiroteos masivos en Estados Unidos fueron organizados por demócratas, sugirió recientemente, también sin pruebas, que Swift había iniciado una "relación arreglada" con la estrella del fútbol americano Travis Kelce "para influir en las elecciones de 2024”.
Con informaicón de AFP y Reuters