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Más cercanía a Israel y nuevas alianzas: la política de Trump en Medio Oriente

El republicano ofrecerá a Israel un apoyo más firme que el que obtuvo de Joe Biden, quien en varios momentos se distanció del gobierno conservador de Benjamin Netanyahu.
mié 20 noviembre 2024 05:04 AM
El candidato presidencial republicano y ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aparece en una valla publicitaria de felicitación por las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, en Tel Aviv, Israel, el 6 de noviembre de 2024.
El candidato presidencial republicano y ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aparece en una valla publicitaria de felicitación por las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, en Tel Aviv, Israel, el 6 de noviembre de 2024.

Por más de un año, Estados Unidos ha respaldado firmemente a Israel en su guerra en Gaza, aunque pedía moderación. Incluso, el gobierno de Biden llegó a interrumpir el suministro de armas como presión para que se otorgara más ayuda humanitaria al enclave palestino.

Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca desaparecen los matices, pese a que su afán por llegar a acuerdos lo hace menos predecible.

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A diferencia de cualquier otro presidente reciente, Trump nunca se ha comprometido con un Estado palestino independiente y soberano. Durante su primer mandato, mudó la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, una ciudad en disputa entre israelíes y palestinos que ambas naciones reclaman como su capital.

Trump reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, ocupados por Israel desde 1967, pero reconocido como territorio sirio por la comunidad internacional.

El magnate inmobiliario está al frente del Partido Republicano, tan proisraelí que en algunas oficinas entregaron banderas de Israel junto a carteles de Trump durante la campaña electoral. En cambio, el apoyo de Biden a Israel le costó duras críticas de la izquierda en el bando demócrata.

Un gabinete “más pro israelí que la mayoría de los israelíes”

Las selecciones de Trump para el gabinete que tendrá que lidiar con el conflicto, son pro-israelíes y se han mostrado en contra de cualquier solución que implique la creación de un Estado palestino.

Trump eligió como secretario de Estado al senador republicano Marco Rubio, firme partidario de Israel. Rubio dijo a principios de año que no pediría un alto el fuego en Gaza y que creía que Israel debía destruir "todos los elementos" de Hamás. "Esta gente son animales viciosos", añadió.

El cubano estadounidense también ha mostrado que es un halcón contra Irán, el enemigo regional de Israel que apoya a los grupos Hamás, en la Franja de Gaza, y Hezbolá, en Líbano.

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También nominó como próximo embajador en Israel a Mike Huckabee, exgobernador de Arkansas y acérrimo conservador que respalda la ocupación israelí de Cisjordania y ha calificado de "inviable" una solución de dos Estados en Palestina. Este evangélico cristiano ve ve razones bíblicas para la defensa de Israel.

Además eligió como embajadora de Estados Unidos ante la ONU a la representante republicana Elise Stefanik, que calificó a la ONU de "pozo negro de antisemitismo" por su condena de las muertes en Gaza.

"Son más proisraelíes que la mayoría de los israelíes", dijo Asher Fredman, director del Instituto Misgav para la seguridad nacional y la estrategia sionista, un grupo de pensamiento israelí.

Rexhinaldo Nazarko, director ejecutivo de la American Muslim Engagement and Empowerment Network (AMEEN), señaló en entrevista con Reuters que los votantes musulmanes esperaban que Trump eligiera a funcionarios del gabinete que trabajaran por la paz, y no hubo señales de ello.

"Estamos muy decepcionados", dijo. "Parece que esta administración se ha llenado por completo de neoconservadores y gente extremadamente pro-Israel, pro-guerra, lo que es un fracaso por parte del presidente Trump, para el movimiento pro-paz y anti-guerra", declaró a Reuters, añadiendo que la comunidad seguiría presionando para hacer oír su voz.

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Fredman esperaba que Trump adoptara un enfoque de "Estados Unidos primero", dirigido a reducir recursos militares estadounidenses y volver a enfocarse en contrarrestar a China, lo que significa tanto potenciar a Israel para luchar contra sus enemigos como alentar la normalización de relaciones con Estados árabes, en especial con Arabia Saudita.

"Existe un tremendo potencial de cambio de paradigma en varios ámbitos, como impulsar la cooperación regional y ejercer máxima presión sobre Irán", opinó Fredman.

El fin del enfoque Biden

En octubre de 2023, Biden viajó a Tel Aviv días después de que Hamás ejecutara el ataque más mortífero contra Israel, y reafirmó el histórico compromiso de su país con Israel.

Pero luego fustigó repetidamente a Netanyahu por el gran número de víctimas civiles que deja la respuesta militar israelí en Gaza y trató sin éxito de impedir un segundo frente israelí en el Líbano.

Biden solo ejerció una vez máxima presión, al retener miles de millones de dólares en ayuda militar a Israel, y su enfoque silencioso ha funcionado, según altos funcionarios de su gobierno.

En una carta a mediados de octubre, el secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, dieron a Israel plazo de un mes para permitir el ingreso de más ayuda humanitaria a Gaza o afrontar recortes en el suministro de algunas armas.

Finalmente decidieron no tomar medidas, pese a que Israel no cumplió y una nueva evaluación respaldada por la ONU advirtió de una hambruna inminente en Gaza.

Allison McManus, directora general de seguridad nacional y política internacional del Centro para el Progreso estadounidense, dijo que la carta ofreció una oportunidad, pero Biden quería que su legado fuera "un apoyo casi incondicional" a Israel.

"Biden, muy reacio al riesgo, no quería alterar demasiado el tradicional apoyo de Estados Unidos a Israel", explicó. "Fue dogmático y bastante ortodoxo en su enfoque".

Algunos analistas afirman que Biden ya no tiene suficiente influencia para conseguir un acuerdo de alto el fuego entre Israel y sus enemigos después de que Trump ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

El último derramamiento de sangre en el conflicto palestino-israelí, que dura ya décadas, se desencadenó el 7 de octubre de 2023, cuando milicianos palestinos de Hamás atacaron Israel, matando a 1,200 personas y tomando unos 250 rehenes, según los recuentos israelíes. El posterior asalto israelí a Gaza ha causado más de 43,000 muertos, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.

Las operaciones militares israelíes en Líbano han causado más de 3,000 muertos y más de un millón de desplazados. Israel afirma que su objetivo son los milicianos libaneses de Hezbolá.

"Trump no es ni dogmático ni ortodoxo" y es adepto a buscar acuerdos históricos, sostuvo.

"Si Netanyahu se obstina, como lo ha hecho sobre un alto el fuego, entonces no me sorprendería si vemos a Trump ejerciendo alguna presión", dijo. "¿Cómo sería eso? No lo sé".

Lograr acuerdos será más complejo

Aaron David Miller, exasesor del Departamento de Estado sobre Oriente Medio, opinó que Trump tuvo en su primer mandato una política exterior "oportunista, transaccional y ad hoc".

En su primer gobierno, Trump contribuyó a la normalización de las relaciones entre Israel con Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán, mediante los acuerdos de Abraham. Hasta ese momento, de los 22 países de la Liga Árabe, sólo Egipto y Jordania mantenían relaciones formales con el Estado hebreo.

Pero lograr un nuevo acuerdo de este tipo con otros países no será tan fácil como en su primera administración. Arabia Saudita, uno de los países más influyentes en la región, estaba en la mesa de negociación con Israel cuando el conflicto estalló y este proceso de normalización entró en pausa.

Más de un año después, Arabia Saudita ha endurecido su tono contra Israel, mientras muestra cada vez más cercanía con Irán, el principal rival israelí.

"El mundo está esperando" que el nuevo gobierno estadounidense de Donald Trump ponga fin "inmediatamente" a las guerras de Israel con Hamás y Hezbolá, declaró en la cumbre de la Liga Árabe en Riad el primer vicepresidente de Irán, Mohamad Reza Aref.

Aref también acusó a Israel de acciones de "terrorismo organizado", en referencia a los asesinatos en los últimos meses de los dirigentes de Hamás y de Hezbolá.

El príncipe heredero y hombre fuerte de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, instó previamente a Israel a "respetar la soberanía territorial" y a abstenerse de "atacar" a Irán.

Bin Salman calificó a Irán de "República hermana", en una muestra de que las relaciones entre ambos países se han fortalecido, después de que en 2023 pusieran fin a siete años de crisis diplomática.

Miller apuntó que incluso si Trump buscara un acuerdo sobre Gaza, enfrentaría impedimentos al igual que Biden, como el riesgo de que Hamás sobreviva y la ausencia de una nueva arquitectura de seguridad.

La elección estadounidense y el triunfo de Trump eclipsaron el anuncio de que Qatar puso en pausa su papel como mediador del alto el fuego entre Israel y Hamás.

“En el proceso, hizo buen uso de sus estrechas relaciones con Estados Unidos, que tiene su mayor base militar en Oriente Medio en Qatar, y con Hamas, cuyo liderazgo político y oficina han estado radicados en Doha. Qatar creía que esto lo ayudaría a ganarse la confianza de las partes en conflicto”, indicó Amin Sakal, profesor emérito de estudios de Oriente Medio y Asia Central de la Universidad Nacional de Australia en un artículo para The Conversation.

"Él no puede poner fin a la guerra en Gaza y no presionará a Netanyahu para que lo haga", afirmó Miller, ahora en el Carnegie Endowment for International Peace.

Elie Pieprz, director de relaciones internacionales del Foro de Defensa y Seguridad de Israel, estimó en entrevista con AFP que la victoria de Trump ya produjo desarrollos positivos para Israel, incluido un tono más conciliador de Irán. Como Biden tuvo una relación difícil con Israel, Trump probablemente buscará aliviar la fricción, concluyó Pieprz.

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