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Rusia y Ucrania están atrapados en un laberinto a tres años de guerra

A tres años del inicio del conflicto quedan pocas opciones para terminar con él: un acuerdo de paz frágil o una guerra de desgaste que termine con la economía de ambos países.
lun 24 febrero 2025 07:48 AM
Los soldados de la 32a Brigada Mecanizada Separada de las Fuerzas Armadas de Ucrania disparan un obús D-20 hacia las tropas rusas, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, cerca de la ciudad de primera línea de Pokrovsk en la región de Donetsk, Ucrania, 6 de febrero de 2025.
El saldo de estos tres años de guerra ha sido muy alto tanto para Ucrania como para Rusia.

La madrugada del 24 de febrero de 2022, Kiev amaneció con un estruendo que por esperado, no fue menos doloroso. Rusia había ordenado el inicio de una “operación militar espacial” contra el gobierno de Volodimir Zelenski, una invasión contra su vecino. Meses antes, Moscú envió a miles de tropas a la frontera con Ucrania y ni todas las negociaciones previas impidieron que el conflicto estallara.

Vladimir Putin, en el poder en Rusia desde hace 25 años, esperaba una victoria rápida y hacerse en pocas semanas de Kiev, la capital ucraniana, pero el cálculo fue incorrecto. Tres años después, con miles de personas fallecidas y la mayoría de la economía rusa destinada a la guerra, el anhelado triunfo aún se ve complicado.

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Para los analistas, la guerra está en un punto delicado. Ucrania ha resistido el ataque ruso, pero pese a sus esfuerzos y el apoyo de los países occidentales, las fuerzas rusas arrebatan varios metros de territorio ucraniano todos los días. De acuerdo con estimaciones del Instituto de Estudios de la Guerra, casi un 18% del territorio ucraniano, unos 2,700 kilómetros cuadrados, están bajo ocupación rusa.

Además, la guerra entró en el último año a Rusia, con incursiones ucranianas en Kursk, y la autorización del uso de misiles de largo alcance en su contra. Como respuesta, Putin modificó la doctrina nuclear rusa, por lo que ahora cualquier país que ataque puede ser blanco de una respuesta con este tipo de armamento, cuente o no con él.

La llegada de Donald Trump marca ahora otro punto de inflexión. El republicano es un fuerte crítico del apoyo estadounidense a Ucrania y del presidente de este país. Aseguró en campaña que podría terminar con la guerra en 24 horas, una promesa que parece imposible de cumplir.

Consecuencias económicas

Lucian Kim, analista senior sobre Ucrania del International Crisis Group, sostiene que lo que pasa con la economía rusa tras la guerra y las sanciones es un misterio, pues por un lado se escucha que está en crecimiento, que los bienes de consumo siguen disponibles y que la mayoría de las sanciones han sido evadidas, pero por el otro lado, hay noticias poco alentadoras.

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“Una parte muy grande del PIB ruso ahora se está destinando a financiar la guerra y existe un riesgo real de que la economía se sobrecaliente. Sabemos que la tasa de inflación es bastante alta. El rublo ha caído significativamente frente al dólar. Las tasas de interés también son muy altas, lo que hace que sea muy difícil para las empresas pedir prestado o pagar sus deudas y obtener acceso al efectivo”, señala.

Sin embargo, los costos de la guerra se han sentido mucho más allá de estos dos países. El aumento de los precios de los combustibles, especialmente el gas, así como el cese de exportaciones de granos de Rusia y Ucrania, dos de los principales productores de cereales en el mundo, trajeron consigo una ola de inflación que arrastró a todo el mundo.

En 2023 los precios tanto de los granos como del gas natural se estabilizaron. En el caso de los cereales como el trigo y el maíz amarillo, de los que Ucrania es un gran productor, los mercados se tranquilizaron gracias a un acuerdo que permitió la exportación de estos granos.

“La creación de un corredor seguro, más o menos al año de la guerra entre Rusia y Ucrania, para que los barcos (ucranianos) pudieran salir por el Bósforo hacia el Mediterráneo y pudieran empezar a exportar la oferta de maíz y el trigo que Ucrania tenía almacenados fue lo que le empezó a dar un alivio al mercado, sabiendo que iba a tener este otra vez abasto de granos en precios competitivos”, explica Fernando Cruz, socio director del Grupo de Mercados Agrícolas.

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Los precios del gas se estabilizaron gracias a varios factores. Por ejemplo, Estados Unidos comenzó a tener excedentes y aumentó la producción de gas natural licuado, mucho del cual exportó a Europa. Esto provocó una baja en los precios.

“Europa ha tratado de diversificar sus fuentes de gas natural, particularmente con el exceso de producción en Estados Unidos”, señala Luis Miguel Labardini-Deveaux, socio de Marcos y Asociados consultora energética. “También ha habido una diversificación de las fuentes de energía”, pues se aceleró la transición hacia energías renovables.

Tanto Cruz como Labardini advierten que los precios de estos productos pueden aumentar de nuevo por el conflicto los próximos meses.

El analista de mercados agrícolas señala que el acuerdo que permite la exportación depende en gran medida de la buena voluntad de las partes, por lo que es muy frágil. Además, Rusia ha golpeado la infraestructura de Ucrania, destrozando gran parte de su maquinaria agrícola, lo que pone en riesgo la producción de este país.

El caso del gas natural es más delicado. Ucrania se negó a renovar el 1 de enero de 2025 un acuerdo que permitía el paso del gas ruso hacia Europa por su territorio, una decisión que busca socavar la capacidad de Moscú para financiar el conflicto. Los precios del gas natural en Europa han aumentado un 50% entre enero de 2024 y el mismo periodo de 2025, indica Labardini, aunque aún lejos de los niveles vistos al inicio del conflicto.

Los costos del conflicto

El saldo de estos tres años de guerra ha sido muy alto tanto para Ucrania como para Rusia. De acuerdo con el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, las pérdidas de combate rusas ascienden a 696,410 soldados, incluidos muertos y heridos, hasta el 1 de noviembre de 2024. “Los rusos solamente reconocen a 6,000 bajas militares”, dice Reynaldo Ortega, profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México (Colmex).

Por su parte, Ucrania reconoce que 43,000 de sus soldados han sido asesinados en el campo de batalla, mientras que 370,000 fueron heridos.

De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), entre el 24 de febrero de 2022 y mediados de agosto de 2024 fallecieron 11,662 civiles, entre ellos 639 niños, y 24,207 resultaron heridos, de los que 1,577 eran infantes. La guerra también ha provocado la crisis de desplazamiento forzado más grave en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, indica la agencia de la ONU.

Ucrania, que tenía una población de 43.5 millones de habitantes en 2021, registraba en septiembre de 2024 solamente 37.9 millones. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indica que 6.74 millones de personas ucranianas viven en el exilio, mientras otros 3.7 millones han sufrido de desplazamiento interno.

Una guerra de desgaste

Putin creía que Ucrania sería un triunfo sencillo. Tenía antecedentes para pensarlo. En 2014, invadió la península de Crimea y la anexionó al territorio ruso en pocos días. La comunidad internacional condenó el hecho y aplicó algunas sanciones contra Rusia. Pero la realidad de su incursión de 2022 fue otra.

“Esos eran los planes de Putin con la invasión, pero al detener a las tropas rusas y recibir el apoyo de Estados Unidos, sobre todo, pero también de otros países europeos, el gobierno de Zelenski se mantuvo”, explica Ortega, del Colmex.

El Kremlin, luego de tres años de conflicto, ahora apuesta por quitar poco a poco más territorio a Ucrania y a ganar una guerra por desgaste, sin importar el tiempo que pueda tomarle. "Así que Rusia cree que puede ganar una larga guerra debido a las leyes de la física. Es mucho más grande que Ucrania. Rusia también cree que la unidad entre los países europeos y Estados Unidos finalmente se romperá”, indica el especialista del International Crisis Group.

Kim opina que, en este momento, muchas de las decisiones del mandatario ruso sobre el conflicto están basadas en información falsa. “Putin cree que todavía puede ganar esta guerra. Y para él, vale la pena. Vale la pena, no hay precio lo suficientemente alto para Vladimir Putin. Y esto es lo que hace que esta guerra sea tan peligrosa. Y esto es también lo que hace que la gente sea escéptica de que Putin esté interesado en un acuerdo de paz real, quiere controlar Ucrania”, agrega.

En un escenario de este tipo, Ucrania tiene problemas incluso sin perder el apoyo de sus aliados clave, ya que ha tenido dificultades para reclutar a más soldados que vayan al frente y entrenarlos. “Sobre el papel, el ejército ucraniano tiene algo así como un millón de soldados, pero esto no significa que un millón de personas estén luchando. En realidad, solo un pequeño porcentaje de esas personas están listos para el combate”, indica el especialista. “El problema es con el entrenamiento. Hay un entrenamiento inadecuado para los nuevos reclutas y, a menudo, son enviados a la primera línea”.

El factor Trump

Varios signos muestran que este será un año complicado para el desarrollo de la guerra. Entre ellos, el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. A lo largo de su campaña, el republicano se mostró contrario a enviar más apoyo a Ucrania, e incluso presionó a los legisladores de su partido para rechazar paquetes de ayuda adicionales para el país europeo.

“La elección de Donald Trump es una muy buena noticia para Rusia, porque sabemos que es muy escéptico de la alianza militar de la OTAN y tiene relaciones muy difíciles con algunos de los aliados más antiguos de los Estados Unidos o aliados más cercanos, se podría decir. Por ejemplo, Alemania o ahora Reino Unido”, indica Kim.

Trump ha prometido que buscará acabar con la guerra en Ucrania en tan solo un día. “Es difícil porque no depende de la voluntad de Trump, sino de la de Putin y de Zelenski. Más bien de Putin, él es quien inició esta esta invasión”, afirma Ortega.

La llegada del republicano a la Casa Blanca cambia el discurso de la administración del demócrata Joe Biden, quien no puso sobre la mesa la opción de conversaciones de paz, sino de un apoyo casi incondicional para Ucrania como parte de la seguridad de Europa y de Estados Unidos.

Trump nombró a un respetado teniente general retirado, Keith Kellogg, como enviado a Ucrania, y Mike Waltz, el asesor de seguridad de Donald Trump, inicialmente habló de fortalecer a Ucrania para que tenga una mejor posición de negociación. Waltz dijo en una entrevista con ABC News en enero que la presencia de Trump ya era un triunfo al revivir las perspectivas de diplomacia en un conflicto "estancado en una trituradora de personas y recursos al estilo de la Primera Guerra Mundial, con consecuencias de la Tercera Guerra Mundial".

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dijo en una audiencia en el Senado previa a su certificación que imponer nuevas sanciones contra Rusia para presionar el inicio de charlas de paz está en la mesa. Si Trump lo solicita "estaré 100% a favor de aumentar las sanciones, especialmente contra las principales petroleras rusas, hasta los niveles" necesarios para llevar a Rusia "a la mesa de negociaciones", declaró.

En la última semana, sin embargo, la situación se ha complicado para Ucrania. Rusia y Estados Unidos llevaron a cabo una cumbre en Arabia Saudita, sin la participación de Ucrania ni de sus aliados europeos, en la que acordaron nombrar a negociadores para destrabar el conflicto.

Volodimir Zelenski criticó estas reuniones sobre el futuro de Ucrania sin Ucrania y aseguró que Trump está envuelto por una “nube de desinformación”, ya que repite afirmaciones propias del Kremlin, como que fue Kiev quien inició el conflicto y no Moscú.

Como respuesta, Trump acusó a Zelenski de ser un “dictador sin elecciones”, ya que debía dejar su cargo en 2024, aunque las elecciones no se llevaron a cabo debido a la ley marcial que rige el país desde el inicio del conflicto.

El gobierno ucraniano también enfrenta presiones de Estados Unidos para firmar un acuerdo que otorgaría una prioridad a Washington para explotar los recursos minerales estratégicos del país, como las tierras raras.

Cambios globales

La guerra entre Rusia y Ucrania es el conflicto interestatal más largo en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial y representa uno de los mayores riesgos para el mundo, según el Foro Económico Mundial.

“Con múltiples actores involucrados y un escenario cada vez más complejo, la guerra representa uno de los mayores desafíos para el orden internacional contemporáneo”, asegura José Joel Peña, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investigador adscrito al Centro Anáhuac de Investigación en Relaciones Internacionales (CAIRI) de la Universidad Anáhuac.

“El conflicto ha precipitado un cambio estructural en la arquitectura de seguridad europea, países tradicionalmente neutrales como Finlandia y Suecia han abandonado su postura histórica para unirse a la OTAN”, con lo que se ha reforzado un frente ante el expansionismo de Rusia.

Moscú, al estar aislado por las sanciones europeas y estadounidenses, buscó estrechar sus lazos con países como China, el principal rival estratégico de Estados Unidos, y el resto de los BRICS (India, Brasil y Sudáfrica).

Una consecuencia directa de esto fue la aceleración de la caída del régimen de Bashar Al Asad en Siria, después de 13 años de guerra civil. Rusia, uno de los principales soportes internacionales de Al Asad, centró su atención y recursos en su propio conflicto, lo que debilitó al gobierno sirio y permitió el avance de grupos rebeldes, quienes tomaron el control del país el 8 de diciembre de 2024.

La guerra, además, ha aumentado la importancia de otros actores globales, como Turquía, que ha actuado como negociador en el conflicto y fue clave para la entrada de Suecia a la OTAN, y más recientemente, Corea del Norte, que ha enviado a tropas para combatir por Rusia.“Corea del Norte, por ejemplo un país muy pequeño, que demuestra que tiene una capacidad internacional muy importante al grado de que Rusia, un gran país, pide su apoyo en una situación en la que Pyongyang está ganando cada vez es mayor protagonismo, no sólo por el tema de de las armas nucleares, sino por la inestabilidad que hay en Corea del Sur”, explica el académico de la UNAM.

Por último, el conflicto ha puesto a prueba el funcionamiento del sistema de justicia internacional. La Corte Penal Internacional ordenó en marzo de 2023 la detención de Putin por la presunta comisión de crímenes de guerra en Ucrania. El presidente ruso, sin embargo, sigue libre. “Si bien ha habido una evolución muy importante del derecho internacional en conflictos tan graves como los que están ocurriendo, se ve muy limitado cuando los participantes son grandes potencias”, afirma el también investigador de la Anáhuac.

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