En un discurso pronunciado en la Escuela Superior de Economía de Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió del riesgo de que la gente se entusiasme con la posibilidad de que Elon Musk corte el acceso de los militares ucranianos a su sistema de comunicaciones Starlink o con la decisión de Trump la semana pasada de suspender la ayuda militar a Kiev.
"No se apresuren a ponerse las gafas de color de rosa", dijo Peskov a la audiencia. "Siempre tenemos que esperar lo mejor, pero estar preparados para lo peor. Y siempre debemos estar preparados para defender nuestros intereses".
Rusia ha desarrollado un sinnúmero de "paraguas" electrónicos sobre Moscú y sobre instalaciones esenciales, con capas internas avanzadas adicionales sobre edificios estratégicos, y una compleja red de defensas aéreas para derribar los drones antes de que lleguen al Kremlin, en el corazón de la capital.
El conflicto bélico, el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, ha combinado un choque de desgaste de trincheras y artillería al estilo de la Primera Guerra Mundial con la gran innovación de los drones.
Moscú y Kiev han tratado de comprar y desarrollar nuevos aviones no tripulados, desplegarlos de forma innovadora y buscar nuevas formas de destruirlos, desde el uso de escopetas de agricultores hasta avanzados sistemas de interferencia electrónica.
Ambas partes han convertido drones comerciales baratos en armas mortíferas, al tiempo que aumentaban su propia producción.
Los soldados de ambos bandos han expresado tener un miedo visceral a los aviones no tripulados, y ambos bandos han utilizado en su propaganda vídeos macabros de ataques mortales con drones, en los que se ve a soldados volando por los aires en retretes o huyendo de vehículos en llamas.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, que ha tratado de aislar a Moscú de los rigores de la guerra, ha calificado de "terrorismo" los ataques ucranianos con drones contra infraestructuras civiles, como centrales nucleares, y ha prometido una respuesta.
Moscú, la ciudad más rica de Rusia con diferencia, ha experimentado un auge durante la guerra, impulsado por el mayor gasto en defensa desde la Guerra Fría.