¿Qué argumentos tienen los republicanos contra el Departamento?
Los jóvenes estadounidenses están en el último lugar de los rankings educativos internacionales y Estados Unidos es "el número uno" en gasto por estudiante: esos son algunos de los argumentos de Donald Trump y los republicanos para justificar el desmantelamiento del Departamento de Educación. Pero son falsos.
"Estados Unidos no aparece en los últimos puestos de las clasificaciones internacionales", dijo a la AFP Nat Malkus, investigador en estudios sobre políticas educativas y director adjunto del American Enterprise Institute, un centro de estudios de derecha.
La última prueba PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sitúa a los estudiantes estadounidenses de 15 años por encima de la media en lectura y cerca de la media en comprensión matemática.
Otras dos pruebas internacionales, el PIRLS 2021 de lectura y el TIMSS 2023 de ciencias y matemáticas, también sitúan a Estados Unidos dentro del promedio de los países evaluados.
La Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP) muestra una disminución significativa en el rendimiento estudiantil desde 2019, atribuida en parte al caos y al cierre de escuelas causados por la pandemia de covid-19. Los expertos también están preocupados por el efecto de las pantallas y las redes sociales en los niveles de lectura.
El panorama, sin embargo, no es tan "catastrófico" como afirman los comentaristas conservadores. En 2024, el 76% de los estudiantes de cuarto grado (de 9 a 10 años) y el 61% de los de octavo grado (de 13 a 14 años) alcanzaron o superaron el nivel básico esperado en matemáticas, según los resultados de NAEP.
En lectura, obtuvieron puntuaciones por encima del mínimo, en un 60% y un 67% respectivamente.
También es falso decir, como lo hace el representante republicano Byron Donalds, de Florida, que los estudiantes "se quedaron atrás desde la creación del Departamento de Educación”.
El puntaje promedio en matemáticas en estudiantes de cuarto grado aumentó 24 puntos desde 1990, y la media en lectura no cambió desde 1992, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación (NCES).
Para Malkus, si bien el Departamento de Educación no está exento de "burocracia", no puede "ser considerado responsable de los resultados de los estudiantes".