Un día después, Trump se reunió con el presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa, que estuvo al frente de la coalición de grupos rebeldes islamistas radicales que echó a Al Asad del gobierno.
"La República Árabe Siria acoge con satisfacción la decisión del gobierno estadounidense de levantar las sanciones impuestas a Siria y a su pueblo durante muchos años", declaró el Ministerio sirio de Relaciones Exteriores.
"Esto representa un paso positivo en la dirección correcta para reducir el sufrimiento en los aspectos económicos y humanitarios", agregó.
Siria estuvo dirigida por el clan Asad durante décadas y, desde 1979, estaba bajo el yugo de sanciones internacionales. Pero, a raíz de la cruenta represión ejercida por el gobierno de Bashar al Asad de las manifestaciones prodemocracia de 2011, que derivó en una guerra civil, estas medidas punitivas se reforzaron.
Ahora, esas sanciones constituyen el principal obstáculo para que la economía siria cobre impulso, por lo que se espera que su eliminación permita el regreso de las inversiones a un país devastado por la guerra y necesitado de fondos para la reconstrucción.
Para el ministro de Finanzas sirio, Mohammed Barnieh, el levantamiento de sanciones ayudara a reconstruir y modernizar las infraestructuras, y "abrirá la vía al regreso de las inversiones".