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Bolivia celebra sus primeras elecciones sin Evo Morales en más de 20 años

MAS, el partido del expresidente, no figura entre las opciones y dos candidatos de derecha, el empresario Samuel Doria Medina y el exmandatario Jorge Quiroga, dominan las preferencias electorales.
vie 15 agosto 2025 05:55 AM
Una mujer indígena lleva a una niña mientras camina frente a un mural para el candidato presidencial de Bolivia de la coalición Alianza Unidad, Samuel Doria Medina, en La Paz el 14 de agosto de 2025.
Las casas de apuestas estiman en más del 50% las probabilidades de victoria de Samuel Doria Medina, candidato presidencial del partido Unidad Nacional.

Bolivia celebrará este domingo sus primeras elecciones sin Evo Morales en más de dos décadas. Estos comicios se llevan a cabo en un momento económico y social duro para esta nación andina.

Este país de 12 millones de habitantes está sumido en una crisis marcada por una inflación máxima en cuatro décadas, una disminución de las reservas de dólares y una restricción fiscal en la que el gobierno debe elegir entre pagar el servicio de la deuda o pagar las importaciones de combustible y alimentos.

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El panorama político boliviano está dominado por una lucha de poder que ha fracturado al partido gobernante, el Movimiento al Socialismo (MAS), de tendencia izquierdista. Las encuestas muestran que obtendrá alrededor del 12% de los votos en la primera vuelta de las elecciones del 17 de agosto.

Ausente, pero influyente

Evo Morales gobernó el país entre 2006 y 2019 bajo la bandera del MAS, en tres periodos presidenciales. En las elecciones generales de este domingo aspiraba a un cuarto mandato, pero un fallo judicial le cerró el paso al prohibir más de una reelección.

A pesar de su ausencia en las boletas, la influencia de Morales aún se siente en las calles de Bolivia.

Seguidores de Evo Morales impulsarán el voto nulo en las elecciones, como protesta contra la exclusión del exmandatario en los comicios, dijo su hija, Evaliz Morales.

"Es una respuesta ante la amedrentación, ante la ilegalidad, ante la persecución política, la judicialización de la política (...), eso es el voto nulo", afirmó a la AFP.

El voto nulo o blanco no incide en el conteo oficial de votos para la presidencia ni en la distribución de escaños parlamentarios. Su registro es con fines estadísticos, pues solo se contabilizan los votos válidos en los resultados finales.

En junio pasado, bajo el lema "sin Evo no hay elecciones", sus partidarios desplegaron protestas y bloqueos de caminos que dejaron al menos ocho muertos, entre ellos cuatro policías, según la Defensoría del Pueblo.

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El expresidente se encuentra hoy refugiado en la región cocalera del Chapare. Sobre él pesa una orden judicial de captura por un caso de trata de una menor, que él niega.

"Me voy a defender, no me voy a ir. Dicen: 'Se va a escapar a Cuba'. No me voy a escapar", señaló el dirigente cocalero en una entrevista con AFP publicada el martes.

Un giro a la derecha

Los bolivianos se aprestan a dar un giro radical hacia la derecha en la elección presidencial de este domingo.

El millonario Samuel Doria Medina, de 66 años, y el expresidente Jorge Quiroga, de 65, encabezan la intención de voto entre los ocho aspirantes y se verían en una segunda vuelta el 19 de octubre.

Las casas de apuestas estiman en más del 50% las probabilidades de victoria de Doria Medina, candidato presidencial del partido Unidad Nacional.

Con el apoyo de los mercados, se ha comprometido a restaurar la autonomía del banco central, abordar la escasez de dólares y combatir la corrupción.

Para evitar una segunda vuelta un candidato debe obtener más del 40% de los votos y tener una ventaja de al menos 10 puntos porcentuales.

Los dos opositores prometen el fin del modelo económico de corte estatal que impuso el MAS.

Por años, el crecimiento de Bolivia dependió de sus exportaciones de gas, su principal fuente de divisas. Pero desde 2017 la producción sufre una caída constante.

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Un cambio de gobierno "probablemente sea bastante positivo para la economía, que ha estado en una posición fiscal y de cuenta corriente insostenible durante tantos años", dijo Carlos de Sousa, estratega de deuda de mercados emergentes de Vontobel Asset Management.

Doria Medina y Quiroga prometen un plan de shock muy similar basado en un recorte drástico del gasto público y el desmonte progresivo de los millonarios subsidios.

"Se va a iniciar una nueva etapa en la que lo más importante a va ser recobrar la estabilidad económica", para salir del 'estatismo' y tener una economía capitalista", dijo Doria Medina en una reciente entrevista con la AFP.

La debacle del MAS

La izquierda se encamina hacia su peor fiasco en las urnas desde que ascendió a la presidencia de la mano de Morales, quien gobernó del 2006 al 2019. Luego impulsó el triunfo del Luis Arce, su exministro y hoy adversario.

La pugna Morales-Arce durante los últimos meses dinamitó al MAS y profundizó la crisis económica con violentas jornadas de bloqueos de carreteras. Esto melló la popularidad de la izquierda.

El candidato del oficialismo Eduardo Del Castillo y el senador y dirigente cocalero Andrónico Rodríguez, ambos de 36 años, marchan rezagados en las encuestas.

La crisis nos ha "afectado totalmente (...) Creo que todos estamos tratando de que cambie este contexto", dice Alejandra Ticona, una estudiante de derecho paceña de 24 años.

Aunque reconoce que antes la izquierda benefició a la gente campesina, como su propia familia, hoy quiere que gane uno de los dos candidatos de derecha para que resuelva los apuros económicos.

Un reto económico

Las elecciones se celebran en un momento crítico para la economía de 50,000 millones de dólares de Bolivia.

La escasez de alimentos, de combustibles y de dólares exacerban el malestar en Bolivia. La inflación acumulada del último año ronda el 25%, la más alta al menos desde 2008. La mayoría culpa de la debacle al impopular gobierno de Luis Arce.

"Nuestra situación está realmente (...) por los suelos. Nuestra moneda se ha devaluado, los sueldos no alcanzan, todo está carísimo", dice a la AFP Freddy Millán, un ingeniero de 53 años que vive en la ciudad de Santa Cruz. Una "gran mayoría quiere el cambio porque está cansada de esta política del socialismo", añade.

Los déficits fiscales financiados por el banco central se han convertido en un importante punto de conflicto.

El gobierno de Arce casi ha agotado sus reservas internacionales de dólares para sostener su política de subsidios. Importa gasolina y diésel y algunos insumos como el trigo, para hacer la harina panadera, y los vende a menor precio en el mercado interno.

Pero sin divisas para estas compras internacionales, la disponibilidad de estos bienes se ha vuelto inconstante y se generan largas filas.

Los ingresos por exportaciones de gas —una importante fuente de divisas para el gobierno— han menguado y el banco central se ha visto obligado a gastar sus valiosas reservas para defender la paridad del boliviano con el dólar. La brecha entre los tipos de cambio paralelos y oficiales se disparó al 80%, según el FMI.

De acuerdo con el gobierno, el año pasado las ventas de este hidrocarburo solo representaron 1.600 millones de dólares, mientras que los desembolsos que la administración hizo al exterior, por deuda externa e importaciones, alcanzaron los 5,000 millones.

El valor de la divisa estadounidense se duplicó en el mercado paralelo y disparó el precio de varios productos básicos.

El economista Napoleón Pacheco, profesor de la estatal Universidad Mayor de San Andrés, indica que los bolivianos ahora son más pobres en general.

"Lo poco que se había ganado en los años anteriores se ha ido perdiendo porque la economía se ha contraído", ha crecido la informalidad laboral y la inflación, señaló en entrevista con AFP.

Un estudio de la boliviana Fundación Jubileo advierte que la pobreza actual sería de 44% si se toma en cuenta la subida del costo de vida, una cifra mucho mayor a la que reporta el gobierno (36%).

"Yo diría que estamos al borde de iniciar un proceso hiperinflacionario", dice Pacheco, pues el gobierno busca estabilizar la economía a través de la emisión de moneda local. Entre 2023 y 2024, la masa de dinero circulante creció en 20%.

Según el especialista, para contener la crisis son necesarias medidas de shock, como un cambio en la política de subvenciones y el cierre de empresas públicas deficitarias.

"Yo creo que viene un período, parafraseando a Churchill, de sangre, sudor y lágrimas. Hay que abrocharnos los cinturones", concluye.

Con información de AFP y Reuters

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