La Niña suele tener un impacto positivo en la industria pesquera de la costa occidental de América del Sur. Las aguas frías favorece la abundancia de plancton, que es consumido por peces y crustáceos. Depredadores de mayor nivel, incluidos peces de alto valor como el róbalo, se alimentan de estos crustáceos, según señala National Geographic.(Especial)
Expansión Digital
El fenómeno climático La Niña amenaza con reaparecer en septiembre, ya que las temperaturas seguirán siendo superiores a la media, indicó la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de la ONU.
Desde marzo de 2025 persisten condiciones neutras -que no indican un episodio de El Niño ni de La Niña- y las anomalías de la temperatura de la superficie del Pacífico ecuatorial se mantuvieron cercanas a la media, según la OMM.
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(Especial)
"Sin embargo, puede que en los próximos meses, posiblemente a partir de septiembre de 2025, esas condiciones evolucionen gradualmente hasta ser compatibles con un episodio de La Niña", indicó la organización en su boletín El Niño/La Niña.
Según los últimos pronósticos de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones Estacionales de la OMM, para el periodo comprendido entre septiembre y noviembre, hay un 55% de probabilidades de que las temperaturas superficiales del Pacífico ecuatorial disminuyan hasta alcanzar el umbral de aparición de La Niña.
Posteriormente, para el período comprendido entre octubre y diciembre de 2025, la probabilidad de aparición del fenómeno de La Niña aumenta hasta el 60%.
"Sin embargo, a pesar del efecto transitorio de enfriamiento provocado por La Niña, se espera que las temperaturas sigan siendo superiores a la media en gran parte del mundo", indicó la OMM en un comunicado.
Entre septiembre y noviembre, las temperaturas deberían entonces ser superiores a lo normal en la mayor parte del hemisferio norte y en gran parte del hemisferio sur, detalló la agencia de la ONU.
Los regímenes de precipitaciones corresponderán a los que se observan generalmente durante un episodio moderado de La Niña.
Por regla general, La Niña conlleva efectos climáticos opuestos a los de El Niño, sobre todo en las regiones tropicales.
No obstante, estos fenómenos climáticos de origen natural "ahora tienen lugar en el contexto más amplio del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los eventos meteorológicos extremos y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales", señala la OMM.
La Niña provoca el enfriamiento a gran escala de las temperaturas de la superficie de los océanos en el centro y el este del Pacífico ecuatorial. Este fenómeno está asociado a cambios de la circulación atmosférica tropical: vientos, presión y precipitaciones.
Los efectos precisos varían en función de la intensidad y la duración, así como de la época del año en que se produce el fenómeno y la interacción con otros fenómenos climáticos, señala la organización de la ONU.
Efectos
La Niña se caracteriza por una presión atmosférica más baja de lo normal sobre el Pacífico occidental, lo que contribuye a un aumento de las lluvias. Las lluvias del monzón de verano en el sudeste asiático suelen ser más abundantes, especialmente en el noroeste de India y Bangladesh. Esto beneficia a la economía india, que depende del monzón para la agricultura e industria.
Sin embargo, eventos fuertes pueden causar inundaciones en el norte de Australia, como ocurrió en 2010 en Queensland, donde más de 10,000 personas fueron evacuadas y los daños superaron los dos mil millones de dólares.
Además, se asocian con condiciones más lluviosas de lo normal en el sureste de África y el norte de Brasil. También se observan condiciones más secas de lo normal a lo largo de la costa oeste de América del Sur, la costa del Golfo de Estados Unidos y la región pampeana del sur de América del Sur, debido a una mayor presión atmosférica en el Pacífico central y oriental, lo que disminuye la producción de nubes y las precipitaciones en esas áreas.
La Niña suele tener un impacto positivo en la industria pesquera de la costa occidental de América del Sur. Las aguas frías favorece la abundancia de plancton, que es consumido por peces y crustáceos. Depredadores de mayor nivel, incluidos peces de alto valor como el róbalo, se alimentan de estos crustáceos, según señala National Geographic.