Karki, expresidenta del Tribunal Supremo, se convirtió el viernes en la primera mujer jefa de gobierno de Nepal, con la promesa de restaurar el orden y abordar la lucha contra la corrupción, principal demanda de los manifestantes.
Posteriormente, el presidente ordenó la disolución del Parlamento y fijó la fecha de las elecciones parlamentarias al 5 de marzo de 2026.
La mandataria, de 73 años, dedicó su primera salida este sábado a recorrer hospitales de la capital para visitar a los heridos de las protestas, víctimas de la represión ordenada por su predecesor, KP Sharma Oli.
Esta violencia policial precipitó la caída del gobierno de Oli, jefe del Partido Comunista y representante de las élites nepalesas, quien transitaba su cuarto mandato desde 2015. Muchos nepaleses celebran la designación de Karki como un símbolo de cambio.
"Pensamos que la primera ministra abordará la lucha de Nepal contra la corrupción y avanzará en el buen gobierno", dijo Suraj Bhattarai, un trabajador social de 51 años.
El nombramiento de la magistrada, conocida por su independencia, se produce tras dos días de intensas negociaciones entre el jefe del ejército y el presidente Ramchandra Paudel, en las que también participaron representantes del movimiento de protesta de la "Generación Z".
"Este gobierno interino es una buena decisión por ahora", dijo Durga Magar, de 23 años, quien trabaja en una tienda en Katmandú.
"El principal problema para la gente, especialmente los jóvenes, es la corrupción (...) No importa si es la Generación Z o políticos más mayores quienes lo aborden, simplemente tiene que cesar", sentenció.
Más del 20% de los jóvenes nepaleses de entre 15 y 24 años están desempleados, según datos del Banco Mundial, mientras que el PIB anual por habitante roza los 1,450 dólares.
Otras de las tareas inmediatas que deberá asumir Sarki será garantizar el regreso al orden en todo el país. Principalmente, capturar a los 12,500 presos que continúan prófugos después de aprovechar el caos de los disturbios para escaparse de las cárceles.