“En la narrativa, al mismo tiempo que bombardeaba Gaza, Netanyahu, durante toda la semana, estaba diciendo que quería la paz, que estaba de acuerdo con el acuerdo de Trump, es un giro, es un cambio bastante radical que sí podría cambiar la percepción interna e incluso internacional”, dice Iscan.
Netanyahu, de acuerdo con la especialista, podría lavarse las manos y posicionarse ante el público como el primer líder que logró terminar la guerra entre Hamás e Israel.
Aún un indeseable para algunos
Netanyahu, sin embargo, sigue siendo considerado un indeseable para buena parte de la comunidad internacional, especialmente para varios países árabes. Como ejemplo, está lo sucedido el lunes previo a una cumbre sobre Gaza en Sharm El Sheij, Egipto.
En una llamada sorpresa a tres bandas mientras estaba en Israel, Trump presionó al presidente de Egipto, Abdel Fatah Al Sisi, para que invitara al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a la cumbre, creando problemas para los dirigentes que esperaban en Egipto y cuyos gobiernos no tienen relaciones con Israel.
De acuerdo con una fuente diplomática citada por la agencia AFP, Al Sisi solo accedió a la llamada para quedar como "el alumno estrella”.
Los diplomáticos declararon que varios asistentes se molestaron ante la idea de codearse con Netanyahu, quien es objeto de una orden de detención de la CPI por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Turquía, apoyada en particular por Irak, presionó para impedir que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu asistiera a la cumbre sobre Gaza en Sharm el-Sheij, dijo el lunes a la AFP una fuente diplomática turca.