En términos de salud pública, el 81% de los países tienen planes multinacionales nacionales para abordar la violencia contra las mujeres y el 52% ha desarrollado directrices clínicas sobre la respuesta a los sobrevivientes. No obstante, solo el 38% de los países tienen políticas de salud que consideran la violencia contra las mujeres.
“Sin embargo, mujeres y niñas en muchos países carecen de protección contra el acoso sexual en la escuela, el trabajo, los espacios público y en en línea”, indica el informe, que también denuncia que la violación marital no es abordada en las leyes de violencia doméstica de muchos países.
El reporte lamenta que, pese a la creciente evidencia sobre la eficacia de las estrategias para prevenir la violencia de género, la financiación destinada a estas iniciativas se está desplomando.
En 2022, por ejemplo, solo el 0.2 % de la ayuda mundial al desarrollo se destinó a programas centrados en la prevención de la violencia contra las mujeres.
La financiación también disminuyó por la crisis mundial que conoce el sector de la ayuda exterior desde el regreso al poder del presidente estadounidense Donald Trump.
El informe indica que el activismo feminista contribuyó por década para generar reformas legales más fuertes y respuestas más centradas en la sobrevivientes de violencia de género.
“La conciencia pública sobre la violencia, y en particular sobre la violencia sexual, contra las mujeres ha ido en aumento a nivel mundial”, señala el reporte.
Recientes casos de alto perfil de violencia contra las mujeres, como el caso de 2024 de Gisèle Pelicot en Francia, la violación y el asesinato de una médico en prácticas en un hospital de Calcuta, India y las protestas públicas en muchos países, han recibido una amplia cobertura en los medios internacionales.
El #MeToo y otros movimientos nacionales, como #Ni Una Menos en Latinoamerica, #BalanceTonPorc en Francia, #Nopiwouma en Senegal, #EndRapeCulture y #AmINext en Sudáfrica, #AssaultPolice en Egipto, Talʾat en el territorio palestino ocupado y #EndFemicideKE en Kenia, entre muchos otros, han desempeñado un papel importante en la creación de conciencia pública sobre la violencia sexual.
Sin embargo, muchos de los perpetradores sigue sin ser responsables, además de que actitudes para culpar y avergonzar a las víctimas aún son comunes.