“El gobierno mexicano ayudó, pero pudo hacer mucho más. Les dimos nombres de espías rusos que se hacían pasar por diplomáticos en la embajada en la Ciudad de México. Estos eran espías experimentados, que habían estado en operaciones sofisticadas en toda Europa”, dijo Juan González, director de asuntos del hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Biden al medio estadounidense.
México, por su cercanía a Estados Unidos, su alta afluencia de turistas y la limitada vigilancia interna, es un lugar ideal para el espionaje ruso, de acuerdo con las fuentes citadas.
López Obrador negó en marzo 2022 que hubiera espías rusos en México. “No tenemos información sobre eso”, dijo en una conferencia de prensa, después de que un general estadounidense asegurara que el país era un refugio para los espías rusos.
El secretario de Relaciones Exteriores de ese momento, Marcelo Ebrard, dijo que si Estados Unidos tenía pruebas de la presencia de agentes encubiertos rusos, debía presentarlas formalmente, pues las autoridades mexicanas no actuarían basadas en declaraciones.
Desinformación rusa
Además, de acuerdo con varios países europeos, como Francia y Reino Unido, Rusia está aumentado sus actividades de desinformación en el país.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció en septiembre de 2024 del desmantelamiento de 32 dominios de internet de una red de propaganda y desinformación promovida por el gobierno ruso para influir en las elecciones presidenciales de ese año.
El DOJ obtuvo y publicó documentos internos de la compañía rusa Social Design Agency (SDA), una de las señaladas de formar parte del operativo de propaganda rusa. De acuerdo con estos archivos, SDA llevaba adelante, entre otras cosas, un proyecto titulado “México no perdona”.
Este plan de la compañía rusa constaba de una campaña que buscaría alentar en México el “sentimiento antiestadounidense” de las “clases pobres”, quienes además, según el documento, “son el principal grupo que apoya al partido Morena” que gobierna el país.
La finalidad de este proyecto era “mostrar a los Estados Unidos que están bajo amenaza” bajo un creciente sentimiento nacionalista y antiestadoundense en México, de acuerdo una investigación del medio Factchequeado.