Carlos Monsiváis recibe otro homenaje en el Palacio de Bellas Artes

“¿Cómo vamos a entendernos?”, “¿Cómo vamos a comenzar el día sin tus llamadas telefónicas?”, se preguntó Elena Poniatowska, escritora y amiga cercana a Carlos Monsiváis durante un emotivo discurso.
“¿Por qué nos hiciste esto?”, “¿Por qué no nos preparaste mejor para tu muerte?”, continuó la autora de La Noche de Tlatelolco al hablar en el Palacio de Bellas Artes.
Amigos y admiradores acudieron al segundo homenaje de cuerpo presente que se realiza este domingo para despedir al ensayista mexicano que murió el sábado a las 13.48 horas (tiempo de México).
En la ceremonia, Poniatowska volvió a preguntar: “¿Qué vamos a hacer?”. Recordó que amanecía con los comentarios y las críticas de Monsiváis, quien a las 7 de la mañana ya había leído todos los periódicos, todos los poemas y ya había analizado todas “las malas noticias”.
Para esa hora Monsiváis ya había “salvado con un sólo telefonazo a un gato, o a un perro, o a un toro o a un niño o una mujer o a un muchacho desbalagado”.
La amiga de Monsiváis dijo era “una señora de 78 con 10 nietos”, y que nada la había conmovido más en los últimos meses que ver el amor que Omar le había profesado a Monsiváis durante el tiempo que convaleció en el hospital. Lo que dice, le permitió entender que el amor “no tiene fronteras sexuales”.
A propósito de la muerte del novelista portugués José Saramago, la escritora dijo: “Monsiváis abrazaría a Saramago y a su madre Ester, quien te hizo leer la Iliada (…) y te enseñó la biblia de memoria”.
Monsiváis defendió lo indefendible, la democracia, los derechos humanos, se indignó por Acteal, luchó contra la desinformación, enseñó a México que podía ser una democracia, ayudó al pueblo mexicano a ennoblecerse y a creer en sí mismo, opinó Elena Poniatowska.
Lo que nadie pudo hacer nunca, dijo la escritora en tono de broma, fue entender su ubicuidad, y cómo podía estar en tres o cuatro lugares al mismo tiempo.
Desfile de amigos y admiradores para despedirlo en Bellas Artes
Varias personalidades de la política y la cultura hacen guardias de honor mientras la gente que llega hasta el lugar lanza gritos de “¡Viva!”.
Poco después de las 09:00 horas, una carroza fúnebre transportó el féretro del escritor y ensayista desde el Museo de la Ciudad, donde fue velado este sábado , hasta el Palacio de Bellas Artes; ambos recintos están ubicados en el centro de la capital del país.
En el lugar ya lo esperaba una multitud de admiradores, familiares, y curiosos, además de medios de comunicación.
En el lugar hay autoridades del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), la Secretaría de Educación Pública (SEP), representantes de la comunidad gay, además del escritor José María Pérez Gay, la cantante y actriz Jesusa Rodríguez, el ex candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador.
Sobre el féretro fueron colocadas las banderas de México, de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la comunidad gay.
El recinto está abierto para cualquier persona que desee despedirse, y rendir honores, al llamado cronista de México.
Monsiváis falleció por problemas respiratorias; estaba hospitalizado desde abril.
EL RECUERDO DE MONSIVÁIS
“A lo largo de los años sólo él supo qué iba comprando, por qué lo compraba y qué significación adquiría cada pieza en el conjunto de la colección que con talento, esmero y dedicación reunió a lo largo de su vida”: Museo del Estanquillo
“No hay territorio cultural o periodístico que no pase por la ubicuidad extravagante, desordenada, voraz y abarcadora de Monsiváis; sin duda, una presencia central”: Rafael Pérez Gay, escritor
“Difícilmente podías encontrar alguien que te hablara con tanta claridad de tantos temas”: Luis Felipe Figueroa, periodista
“No puedo concebir un México sin la presencia ubicua de Carlos Monsiváis. Durante muchos años nos acostumbramos a leerlo, a escucharlo en conferencias por todas partes y en programas de radio, y a verlo en la televisión a tal punto que parece imposible resignarse al nunca más”: José Emilio Pacheco, escritor
“Me acuerdo de sus carcajadas y cómo le gustaba comer tacos, frijoles y unas kilométricas flautas, además adoraba a Ella Fitzgerald y él cantaba muy bien, tenía buena voz”: Elena Poniatowska, escritora
“Fue cronista y testigo de su época. Las crónicas, los ensayos, artículos y el pensamiento de este entrañable mexicano han sido esclarecedores para comprender a nuestro país y nuestro tiempo”: Felipe Calderón, presidente de México