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Al menos 2 millones de peregrinos participan de la romería en Zapopan

Desde hace 276 años, una Virgen de apenas 34 centímetros es llevada por millones de fieles católicos a su Basílica en Zapopan
mar 12 octubre 2010 06:00 AM
virgen de zapopan padre guarián 2
virgen de zapopan padre guarián 2 virgen de zapopan padre guarián 2

Mide apenas 34 centímetros, es morena, hecha de pasta de maíz y tiene casi 5 siglos de historia.

Ostenta los títulos de Generala, Pacificadora, Milagrosa, así como el de Reina y Soberana de Jalisco, y Patrona de Guadalajara.

Cada año es venerada por millones de fieles, dentro y fuera de su basílica en Zapopan, uno de los municipios que conforman la zona metropolitana de Guadalajara, la capital del occidental estado de Jalisco.

Se trata de la Virgen de Zapopan, que este 12 de octubre como desde 1734, será llevada de la catedral metropolitana de Guadalajara a su Basílica, después de recorrer de mayo a octubre las 176 parroquias de la capital tapatía.

La historia que cuenta la Iglesia Católica narra que después de la fundación de Zapopan, el 8 de diciembre de 1541, Fray Antonio de Segovia, donó a los indios de ese pueblo una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Concepción.

Tiempo después, hace 276 años, cuando un par de rayos cayeron sobre la Iglesia de la Santa Cruz inició la visita a cada una de las parroquias.

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"Este hecho alarmó a la población de la entonces pequeña ciudad de Guadalajara y se pidió a través del cabildo eclesiástico la venida de la Virgen como protectora de rayos, tempestades y epidemias", dijo a la agencia Notimex,  Darío Flores, académico del Centro de Estudios de Religión y Sociedad de la Universidad de Guadalajara.

Desde entonces y durante cinco meses, la Virgen de Zapopan recorre decenas de parroquias que la reciben en medio de verbenas, rezos y liturgias.

Los parroquianos además decoran las calles por donde pasa la imagen, con papel picado en colores, azul, rosa y blanco; colocan moños en puertas y ventanas y arcos confeccionados con flores multicolores; además cubren el piso con alfalfa, flores y aserrín.

Una vez que concluye su recorrido, su última estación antes de volver a su casa, es la catedral de Guadalajara, donde a las seis de la mañana el cardenal y arzobispo, Juan Sandoval, oficia una misa.

Un cortejo de más de dos millones de personas la acompañarán, caminando unos 8 kilómetros desde la catedral tapatía a la Basílica de Zapopoan.

Se trata de la segunda peregrinación más importante del país, después de las que fieles católicos hacen al Santuario de la  Virgen de Guadalupe, en la ciudad de México, cuya fiesta se conmemora el 12 de diciembre.

En esta ocasión, la Zapopanita, como también es llamada, portará un vestido acorde al Bicentenario de la Independencia de México (1810) y al Vaticano, debido a que el lema de la peregrinación es "De la mano de María, estamos contigo Pedro".

A diferencia de otros años, la Generala portará su banda tricolor y bastón de mando concedido por el Ejército Trigarante, el 15 de junio de 1821, después de que se  consumó la Independencia de México.

Las crónicas publicadas por la Iglesia católica cuentan que el título de Generala, lo obtuvo del Ejército Trigarante al atribuirle a ella, el hecho de que la consumación de la Independencia se lograra sin derramar una gota de sangre en esta región.

El padre guardián, Héctor Ventura, dijo a CNNMéxico que el vestido está confeccionado en seda de color tinto, bordado con hilos de oro y plata.

Los accesorios que complementan su atuendo de peregrina son un pequeño sombrero de paja; debajo de sus manos llevará un relicario de oro y piedras preciosas, con un niño Jesús de oro en el centro; también tiene un pequeño veliz de oro, por haber sido declarada "Patrona de los Agentes Viajeros".

Una vez en su casa, la Virgen de Zapopan cambiará su ropa de viajera por el de reina, un ritual que realizan los padres franciscanos, en medio de rezos y plegarias.

Sobre su rizada cabellera colocarán una corona imperial de oro, adornada con esmeraldas, brillantes, perlas y otras piedras preciosas, con una paloma blanca en actitud de descender representando al Espíritu Santo.

Ahí permanecerá hasta mayo del próximo año, cuando salga de nueva cuenta como desde hace dos siglos, a calmar las tempestades de la ciudad.

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