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Necaxa, pueblo en el desempleo tras el cierre de Luz y Fuerza del Centro

El turismo es una alternativa al desempleo en esa región de Puebla, pero aún no hay una estrategia clara al respecto, dice un diputado
mar 12 octubre 2010 06:00 AM

La vida de los electricistas de la compañía paraestatal Luz y Fuerza del Centro ha cambiado en el último año tras el cierre de la empresa. También cambió la vida de Nuevo Necaxa, una comunidad ubicada en la Sierra Norte del estado de Puebla.

Ahí se instaló desde 1903 la presa de Necaxa y 17 subestaciones hidroeléctricas que abastecían de energía eléctrica a la capital del país y a 80 municipios de los estados los estados del centro México: Hidalgo, Puebla, Morelos y Estado de México.

La vida de este pueblo está tan relacionada con la industria eléctrica que el club de futbol los rayos de Necaxa surgió en 1923 de la fusión de los jugadores de Luz y Fuerza y Tranvías.

Pero la vida cambió después de que el 10 de octubre de 2009, el presidente Felipe Calderón decretara la liquidación de los electricistas. Las calles comenzaron a llenarse de comercios formales e informales y las familias empezaron a buscar una nueva forma de vida.

Las instalaciones de la hidroeléctrica y las subestaciones pasaron al control de los empleados de la Comisión Federal de Electricidad y en la entrada principal se mantiene un plantón de electricistas inconformes con el decreto.

Un líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) , que representa a los trabajadores de la paraestatal en la zona, estima que de cada familia de cuatro integrantes al menos uno percibía un salario directo de la compañía.

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De los 750 trabajadores de Luz y Fuerza del Centro pertenecientes a Nuevo Necaxa, al menos 400 no han cobrado el pago por liquidación, mencionó Juan Carlos Sampayo, secretario interior de la Subdivisión Nuevo Necaxa del SME.

“El trabajador que no se ha liquidado intenta respaldarse con algo, es muy difícil la situación económica, desafortunadamente nos ha costado trabajo recuperarnos”, expresó Sampayo.

Asegura que el 95% de los habitantes dependían indirectamente de la actividad económica de la compañía electricista.

Los habitantes de Nuevo Necaxa ahora buscan empleo o se autoemplean en actividades que reconocen son temporales.

Tal es el caso de las hermanas Claudia y Adinda Quiñones, quienes a unos metros del centro de Nuevo Necaxa abrieron una pequeña tienda de abarrotes, después de que sus maridos y una de ellas perdieran su empleo en el cierre de la compañía de luz tras seis años de trabajo en ella.

“Muchos hicieron lo mismo, a raíz de que pusimos la tienda nada más nos está dando para subsistir, no es lo mismo porque todo el mundo pusieron su tienda o puestitos”, comenta Claudia, la mayor de 32 años.

Tan sólo en la calle donde está su tienda, Claudia contabiliza 10 nuevos comercios y puestos informales en los que familiares y ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro han concentrado sus esfuerzos y capital.

Caminando por las calles de Nuevo Necaxa es posible observar cocheras convertidas en tiendas y anuncios improvisados sobre la venta de ropa y enseres domésticos.

“Han abierto muchas cosas tanto los liquidados como los no liquidados, arreglan bicis, hacen trabajos en casa, autolavados, muchos puestos de comida”, describe Adinda, de 27 años.

Ella trabajaba como peón en la presa de Necaxa y tras el cierre de la compañía no tuvo otra opción que tomar un empleo temporal como encuestadora del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), mientras que su esposo se unió a la huelga de hambre durante 32 días con miembros del SME.

El censo nacional del Inegi concluyó y Adinda volvió al centro de Necaxa para ayudar en la tienda de abarrotes, mientras que su marido no logró seguir la huelga de hambre y ha acudido al Distrito Federal a hacer trabajos de ingeniero electricista que se pagan por contratos no mayores a seis meses.

En un año, los integrantes de la familia Quiñones han vendido productos por catálogo, han tomado trabajos fugaces y han cambiado su estilo de vida.

Antes salían los domingos a pasear al vecino municipio de Huauchinango, donde se concentra la mayor actividad comercial de la región en la Sierra Norte poblana, ahora deben estar pendientes todos los días de la semana de la tienda que abre de las 8:00 a las 21:00 horas.

Tanto Claudia como Adinda refieren que las mujeres han dejado sus casas tanto para aportar un ingreso a sus familias como para apoyar la resistencia electricista . Claudia antes sólo se dedicaba a cuidar a sus hijos, desde el cierre de la paraestatal ha acudido a marchas, asambleas y atiende personalmente la tienda de abarrotes.

“El Gobierno pensó que se iba a liquidar (a los trabajadores) el día siguiente, es una mentira de que somos gente inútil, que no sabemos hacer nada, las mujeres nos hemos puesto a trabajar para ayudar a nuestros maridos”, sentencia Claudia sobre las ofertas del Gobierno federal para finiquitar a los trabajadores.

En la entrada principal a la presa, Jesús Rodríguez, de 42 años, mantiene su guardia en compañía de varios miembros del SME, que aseguran que si siguen ahí es por la ayuda que los jubilados de la empresa han entregado a quienes no aceptaron la liquidación.

Rodríguez trabajó como peón de la planta durante 11 años, mantenía un sueldo de 1,400 pesos semanales, no ha cobrado su liquidación, y como parte de la resistencia de los electricistas acude diariamente por ocho horas a hacer guardias en los accesos de la compañía.

Cuando no va al plantón, Rodríguez acude al campo como jornalero para mantener a sus dos hijos adolescentes y esposa, pero ha observado que empleos en la construcción han mostrado ser mejor alternativa.

Algunos de sus compañeros, que como él no cobraron el finiquito, se han sumado a las compañías constructoras que trabajan en la autopista a Tuxpan que pasa cerca del municipio.

Sin embargo, reconoce que con o sin liquidación un buen empleo con beneficios para los trabajadores se ve difícil para alguien de Nuevo Necaxa.

“Varios compañeros que fueron a algunas empresas, como estamos bien recomendados por el Gobierno, no fueron aceptados por el simple hecho de ser trabajadores de Luz y Fuerza”, ironiza.

Carlos Martínez Amador, diputado local del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el distrito de Huauchinango, donde se ubica Nuevo Necaxa, reconoce que económicamente la zona va en un declive económico importante.

Para frenarlo, el priista asegura, deberán implementarse incentivos como los propuestos por el Gobernador electo de Puebla de extracción panista, Rafael Moreno Valle, que promuevan el turismo en el área.

“Veo complicada la reactivación, no se ve un plan real del Gobierno a ningún nivel, ni federal, ni estatal, esperemos que el  próximo Gobierno estatal traiga un plan de rescate para toda la zona”, comentó el legislador.

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