El poeta Javier Sicilia denuncia la estigmatización de jóvenes como narcos
Un día antes del asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega —de 24 años e hijo del escritor Javier Sicilia— "habló" vía electrónica con su padre. Le escribió un correo sobre el pago de la tenencia de un auto de la familia y le comentó que la promesa de las autoridades de suspender este impuesto al parecer se postergaría. "Creo que lo dejarán para el próximo año electoral".
Fueron las últimas palabras entre Juan Francisco y Javier, quien se encontraba en Filipinas.
Juan Francisco y tres de sus amigos —Jaime Gabriel Alejo Cadena, de 25 años; los hermanos Julio César, de 20 años, y Luis Antonio Romero de 24— fueron encontrados muertos dentro de un automóvil en el municipio de Temixco, Morelos.
Medios locales y nacionales publicaron que un mensaje atribuido a narcotraficantes apareció junto a los cadáveres. El supuesto texto señalaba que “esto nos pasó por hacer llamadas anónimas a los militares”.
La Procuraduría General de Justicia de Morelos reportó este jueves que podría existir participación de funcionarios públicos en el homicidio múltiple, también hay indicios de que los asesinatos pudieron ser consecuencia de un conflicto casual entre las víctimas y sus verdugos, y una línea más de investigación de que considera la hipótesis de la participación de cárteles involucrados en este crimen.
Pero para Javier Sicilia esto ha significado una destrucción “de lo mejor de nuestra gente, de nuestros muchachos”, y descarta que su hijo y sus amigos “sean informantes”.
“No lo sé, yo no sé si existe el mensaje, pero esos muchachos no eran informantes (…) sabían perfectamente que este tipo denuncias no se pueden hacer porque se pagan, porque no hay protección. No estaban interesados ni les importaban este tipo de estupideces”, dijo Sicilia en entrevista radiofónica con la periodista Carmen Aristegui para MVS Radio.
Una vida truncada
El colaborador del semanario Proceso contó sobre Juan Francisco, Jaime Gabriel, Julio César y Luis que fueron amigos desde la infancia, tenían varios equipos de futbol, fueron deportistas, “trataban de sacar adelante su vida y seguir adelante con sus estudios”.
Sobre su hijo Juan Francisco comentó que tenía poco trabajando en la administración de un hospital de cardiología, “él era el primero en llegar, abría el lugar”. Relató que “los muchachos eran como hermanos de mi hijo, mis vecinos desde hace 20 años”.
Javier Sicilia comentó que el padre de los hermanos Julio —diseñador— y Luis Romero —arquitecto— “viene de la cultura del esfuerzo, un ingeniero del campo guerrerense”. Sobre Gabriel dijo que tenía “una tiendita en la plaza Galerías donde vendía figuras de acción”
De vez en vez se reunían para tomar una cerveza, “lo que hacen los muchachos”. Por eso, rechaza que alguno de ellos tuviera alguna relación con el crimen organizado.
“No podemos seguir permitiendo que se toque a un muchacho más. Nadie nos los va a devolver, pero debemos involucrar nuestras fuerzas. Ni un muchacho muerto estigmatizado por las autoridades ni por la prensa, ni que sea vinculado con el narco”.
En el estado de Morelos, se vive un " acelerado proceso de espiral de violencia , donde se alimentan mutuamente el crecimiento de la presencia de grupos delictivos fuertemente armados y una militarización de todos los ámbitos de la vida social en Morelos", según un informe de la Comisión Independiente de Derechos Humanos Morelos (CIDHM) de 2010.
El año pasado se contabilizaron 335 homicidios presuntamente relacionados con la delincuencia organizada; el año anterior la cifra fue de 114. Durante el sexenio del presidente Felipe Calderón se suman 529 los muertos, de acuerdo con estadísticas del gobierno federal.