Mariel Solís, una universitaria erróneamente encarcelada por homicidio
Una pista mal investigada en un caso de homicidio llevó a la procuraduría de la Ciudad de México a detener y acusar ante un juez a una universitaria que estaba en clases cuando sucedió el crimen.
Para Mariel Solís Martínez, la última semana transcurrió entre su detención por parte de policías investigadores, su presentación ante medios de comunicación como presunta cómplice de homicidio calificado, su internamiento en una cárcel y finalmente su liberación este jueves, después de que la fiscalía retiró los cargos en su contra.
"Perdoné el hecho porque lo rectificaron", expresó a la prensa este jueves, afuera de su domicilio, la estudiante de la carrera de Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los hechos
Pasado el mediodía del 12 de agosto de 2009, Salvador Rodríguez, catedrático del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, fue interceptado por dos asaltantes armados después de retirar casi 35,000 pesos en efectivo en un banco cercano a Ciudad Universitaria.
Uno de los ladrones disparó contra el académico, de 68 años de edad, y contra su acompañante y colega en la UNAM, Carlos Bustamante, porque se resistieron al asalto, conocido en el país como robo a cuentahabiente.
Rodríguez falleció en el lugar por una herida en el tórax, mientras que Bustamante Lemus fue trasladado a un hospital tras recibir un tiro en una pierna derecha; los asaltantes huyeron en una motoneta con el dinero.
Cuando se desarrollaban los hechos, Mariel, actualmente de 23 años de edad, se encontraba en el salón de clases de la facultad universitaria, entonces en el tercer día del nuevo semestre, dijo a CNNMéxico su primo, Pablo Solís.
El responsable delito
Tres días después del crimen, la policía detuvo a Eduardo López, El Güero, tras derrapar su motoneta después de un robo en una plaza comercial de San Jerónimo, zona cercana a Ciudad Universitaria, al sur de la capital del país.
López fue internado en el Reclusorio Preventivo Sur por ese ilícito, y por su modo de operar, posteriormente la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF) lo vinculó al homicidio del catedrático.
El sospechoso negó cualquier participación en el asesinato y descartó ofrecer nombres de cómplices. Sin embargo, casi un año después, en junio de 2010, comenzó a aportar información a los investigadores.
La clave de su cambio de actitud, según la fiscalía, aparentemente fue que descubrió que su concubina, Tania Santiago, le era infiel con su presunto cómplice de delitos, Luis Jiménez, El Sapo.
López proporcionó información para la detención de Jiménez, que ocurrió el 11 de julio de 2010. A su pareja la asesinó de 58 puñaladas como venganza durante la visita conyugal en la cárcel, después de que consumieron drogas.
En abril de 2011, un juez penal sentenció a López a 113 años de prisión por el homicidio del catedrático y dos asesinatos más, además de tres robos y dos tentativas de homicidio, mientras que la condena de Jiménez alcanzó 48 años de cárcel.
La investigación
Dentro de sus declaraciones, López Herrera dijo que en el asalto al catedrático había contado con la complicidad de una mujer de la que supuestamente sólo sabía que se llamaba Mariel y vivía en la colonia Nueva Argentina, delegación Miguel Hidalgo, en la zona centro-norte de la ciudad.
La Procuraduría descubrió en el video de la cámara de vigilancia de la sucursal bancaria a una mujer de cabello rizado parada detrás del académico en la fila de la ventanilla.
En la Ciudad de México, los robos a cuentahabientes normalmente inician cuando un cómplice detecta al interior del banco a un cliente que retira una gran cantidad de dinero y avisa a los asaltantes en el exterior, proporcionándoles las características físicas de la víctima e incluso el monto preciso.
Los investigadores se abocaron a buscar una mujer con los datos proporcionados por López y dieron con la universitaria, quien hasta antes de 2008 vivía en calle Río Madeira, en la colonia Nueva Argentina.
La mañana del 8 de julio de 2011, agentes detuvieron a la estudiante cuando salía de su actual domicilio, ubicado en una unidad habitacional de la colonia Copilco, a dos calles de Ciudad Universitaria.
Al día siguiente, la fiscalía para homicidios de la Procuraduría capitalina realizó una conferencia de prensa donde la expuso ante las cámaras y la señaló como la cómplice que había estudiado los movimientos del catedrático en el banco y llamado a los asaltantes para que lo siguieran.
La fiscalía la acusó de los delitos de homicidio calificado, robo agravado calificado y tentativa de homicidio. Las pruebas en su contra: los dichos de López y la imagen de una mujer en la videograbación del banco.
Mariel, una niña bien
Hija única de una madre soltera, Mariel Solís Martínez ha dedicado su vida a estudiar y a las actividades de cualquier joven común de su edad, describió su primo, Pablo Solís.
Ya concluyó los semestres de la carrera universitaria y realiza sus prácticas profesionales en un periódico digital. Tiene estudios en japonés y francés y espera en un futuro poder ser periodista deportiva.
"Es una persona estudiosa, su mamá fue madre soltera, siempre estuvo al pendiente de ella, en la medida de las posibilidades estuvo en escuelas particulares; entró a la UNAM y, bueno, una alumna buena, de calificaciones aceptables, y nunca había dado problemas, siempre una niña bien", aseguró el familiar.
Desde hace 4 años, su madre, María Solís, maestra jubilada, y ella se mudaron de la Nueva Argentina a la unidad habitacional cercana al campus central de la UNAM.
La estudiante, quien se describió como una muchacha distraída, perdió en dos ocasiones distintas su cartera con identificaciones escolares y oficiales.
El 8 de julio, al salir de su vivienda rumbo a las oficinas del periódico digital, Mariel no tenía idea por qué agentes investigadores la detenían y pensó que sería secuestrada.
Los errores de la fiscalía
Las acusaciones se sustentaron en las declaraciones de un homicida y la imagen de una mujer cuyas características físicas no corresponden en absoluto a las de Mariel, aseguró su abogado, Jorge Camargo.
El asesino acusador señalaba que la cómplice vivía en calle Allende de la colonia Nueva Argentina cuando ocurrió el homicidio, además que los mismos peritos de la Procuraduría determinaron que no podían asegurar que Mariel fuera la misma mujer del video.
"(A López) se le ponen a la vista una sábana de permisos y licencias de la Secretaría de Transporte y Vialidad y de ahí van perfeccionando la investigación; caso muy curioso, de repente dice '¡ah! me acordé que el apellido es Solís', '¡ah! pero también creo que es Martínez', dijo el abogado a CNNMéxico.
Camargo prefirió no acusar a la Procuraduría de presionar al asesino para que incriminara a la estudiante, una vez que los investigadores hallaron datos de ella que tenían una relativa coincidencia con la mujer que refería como su cómplice.
"Presumiblemente (fue inducido), pero no podemos asegurarlo ni negarlo", aseguró.
Todavía no tienen claro cómo dio la policía investigadora con Mariel, explicó el abogado, pero cree que se debió a que su anterior dirección estaba en la colonia Nueva Argentina, y a que perdió sus credenciales.
Mariel abandonó la mañana de este jueves la cárcel de Santa Martha Acatitla, donde fue internada el 9 de julio, después que el Procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera, ordenó que la fiscalía desistiera de su acusación.
Un factor importante para que el procurador revisara personalmente el expediente fue la presión que ejercieron familiares y amigos de Mariel a través de las redes sociales; lograron que el propio jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, ordenara el fin de semana pasado que el caso se analizara.
"Fue a través de las redes sociales que este caso tomó importancia", recordó el primo.
"El sábado ya Marcelo Ebrard estaba contestando por Twitter que tenía interés de reunirse con la familia".
Mariel relató que prácticamente no comió durante sus días en la cárcel y que las noches eran de ansiedad, aunque tuvo una buena aceptación entre las otras internas.
"No puedo creer que no me enfermara de gripa, porque no comía", expresó la estudiante.
Por el momento, la familia no planea denunciar a la Procuraduría por el error; incluso, se siente agradecida con el procurador por aclarar la situación.