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Michoacán: poblado indígena se organiza para sobrevivir en estado de sitio

Desde abril pasado, la comunidad indígena de Cherán mantiene un estado de sitio voluntario, organizando sus actividades entre sus pobladores
mar 02 agosto 2011 03:32 PM

Hace casi cuatro meses, pobladores del municipio de Cherán denunciaron que grupos armados de talamontes cruzaban con el apoyo de policías, quienes les abrían paso con las sirenas de sus patrullas a los supuestos delincuentes, que hirieron a un habitante el 15 de abril pasado, fecha en que los comuneros decidieron cerrar el poblado .

Hoy el municipio de Cherán, en Michoacán, vive en estado de sitio a más de 100 días de un enfrentamiento contra supuestos talamontes armados. Los comuneros de Cherán mantienen un cerco en la cabecera para evitar que grupos delictivos de cualquier índole ingresen a su comunidad, lo que los llevó a crear nuevos sistemas de trabajo ciudadano y social para evitar que el sitio voluntario que mantienen les sea contraproducente.

Tras el incidente del 15 de abril, la comunidad solicitó al alcalde, Roberto Bautista Chapina, que retirará del cargo a los policías municipales.

El alcalde mencionó en ese entonces que solo le quedaron 18 oficiales para un municipio de más de 18 mil habitantes, motivo por el cual varios comuneros voluntarios se dedicaron a realizar tareas de patrullaje con las camionetas que dejaron los elementos foráneos. Dos de ellos fueron asesinados el pasado 27 de abril.

Actualmente, los patrulleros ocupan el antiguo sitio de la comandancia de policía en la casa comunal, que antes era la alcaldía. Han creado sus propias claves, acuden a vigilar que las personas en las fogatas estén bien, cuidan que no se consuma alcohol en las calles, ni haya riñas, decomisan alcohol, acuden a donde les avisan que hay autos sospechosos, recorren la zona serrana para evitar que se acerquen talamontes y proveen de seguridad a quienes acuden a reforestar.

Se ha dictado ley seca, solo se autoriza el ingreso y salida del pueblo entre las 8:00 y 20:00 horas, y se han acordado sanciones para quien rompa las reglas establecidas.

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Las personas de la comunidad que presuntamente incurren en alguna falta son retenidas y llevadas ante la comisión de Honor y Justicia, donde se les imponen penas de trabajo social, entre ellas acompañar a la patrulla comunal en sus labores durante dos noches seguidas.

“De no ser por el conflicto yo me hubiera enlistado en el ejército, siempre he querido servir a mi país, pero ya me tocó aquí y por eso me uní a la patrulla” señala un joven de 19 años durante un recorrido por la zona talada.

Durante un recorrido con la patrulla comunal por el cerro de San Miguel se pudo observar parte de la zona devastada, algunos campamentos abandonados, que presuntamente pertenecieron a talamontes, jeringas, botellas de vino y plantas de marihuana.

Asimismo se observaron artículos para la recolección de resina, actividad que ha sido abandonada, porque los trabajadores fueron ahuyentados y los árboles cortados.

El riesgo de recuperar el bosque

Además de la posibilidad de ser atacados por grupos armados, los comuneros que se dedican a reforestar, corren el peligro de sufrir caídas fatales dado que la erosión hace que el suelo sea más resbaloso durante las lluvias y los árboles altos que quedan en pie al estar separados los unos de los otros se vuelven polos de atracción para los rayos. Así murió el 26 de julio, José Guerrero, de 20 años, quien apenas hacía tres meses se había convertido en padre.

El clima de Cherán es lluvioso y las tormentas continuas no permiten que se pueda laborar mucho tiempo en el campo, por lo que el proceso de reforestación toma más de lo esperado.

En cuanto a detenciones de los presuntos talamontes, la Secretaría de Seguridad Pública, reportó dos personas durante abril, pero estas salieron en libertad dado que no tenían la carga mínima necesaria para ser acusadas de un delito ambiental.

En ese mes, los comuneros entregaron cinco sospechosos a la Procuraduría General del República, donde se les tomó declaración, se les abrió un acta circunstanciada y después se les dejó en libertad, informó el vocero de la delegación estatal, Miguel Hernández.

El ejército reporto la captura de tres presuntos talamontes el pasado 3 de junio, a quienes se mantiene bajo investigación.

El alcalde, Bautista Chapina, señaló en entrevista que, después de más de tres meses de conflicto, ha logrado reunir 34 personas para formar un nuevo cuerpo de policías; 31 de ellos nacidos en Cherán, y el resto, hombres casados con mujeres de ahí.

La polémica

La creación de la patrulla comunal para algunos ha sido un beneficio, pues varios ciudadanos señalan que “hacen lo que las autoridades no se han atrevido a hacer”.

Para otros es cuestionable, como en el caso del alcalde, quién señaló: “Está bien que ayuden en la vigilancia del bosque, yo aplaudo eso, pero son personas que no tienen ningún nombramiento oficial, ni perciben un sueldo, ni sé quiénes son exactamente y eso es necesario.

“Si alguien tiene una queja de uno de ellos, ni cómo sancionarlo, porque no todos los conocen y al verdad es que ya he recibido varias quejas de ellos”, dijo.

Durante el recorrido con la patrulla, se pudo observar que una madre no permitió a la patrulla llevar a su hijo a un rondín que se le impuso de castigo por supuestamente haberle faltado el respeto a unas señoras.

“Pues es que es menor de edad y yo tengo entendido que no pueden agarrar a un muchacho así como así”, comentó la mujer.

Los simpatizantes de la patrulla comunal, señalan sentirse más seguros, e incluso le regalan té o café a sus miembros cuando pasan cerca de sus domicilios; aseguran que aprecian el hecho de que sean voluntarios y no trabajen por dinero.

Los integrantes de los cuatro barrios que hay en la comunidad han establecido fogatas nocturnas en la esquina de cada cuadra para observar que no ocurran altercados, y proveer de alimentos a aquellas familias que debido a la situación no pueden sostenerse económicamente.

La lucha por la supervivencia

Los habitantes de la cabecera municipal de Cherán han tenido que “atreverse” a salir de la región para realizar trabajos en Morelia, Pátzcuaro, Paracho y otros sitios que no se consideran de riesgo, para poder tener ingresos económicos, lo que hacen en caravana.

Los pobladores entrevistados relataron que, en un principio, estaban atemorizados y no salían a trabajar como regularmente lo hacían, se "bloquearon totalmente", y eso desencadenó una crisis económica “pues como no entraba la gente de otros lados y no salía nadie de sus casas, ¿cómo me iban comprar?”, cuestionó una vendedora de ropa.

Ahora, dice, han vuelto a las calles la mayoría de los habitantes y otros han salido a sitios de trabajo, "y eso ha mejorado un poco la situación", sin embargo, señalan que sus actuales ingresos no llegan ni a la mitad de los que tenía antes del 15 de abril, cuando inició el bloqueo.

Las salidas a Uruapan y Zamora, dos de las zonas de mayor importancia económica en el estado, siguen catalogadas como de riesgo, y afecta principalmente a quienes no tienen trabajos fijos, como los albañiles y los jornaleros.

“Mi esposo es chalán (término utilizado en México para los ayudantes de albañiles) y no ha trabajado en los últimos tres meses, nada más vivimos de lo que nos dan en las fogatas”, señaló un ama de casa.

La comisión de prensa del movimiento comunal reportó que las actividades económicas están produciendo en general entre un 10 y 15% de lo que solían producir.

Las autoridades municipales continúan con obras públicas, en las que según el alcalde, Roberto Bautista Chapina, “se trata de conseguir peones del pueblo para poder darles un empleo y recursos, aunque la asistencia técnica provenga de otros lados”. Para este año se tienen programados 12 millones de pesos para estos proyectos.

Se han creado distintos sitios de acopio en varios municipios y miembros de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la Normal Rural de Tiripetío, parroquias del obispado de Zamora, y otras localidades, han cooperado.

La educación continúa

Mientras que los estudiantes de las 13 escuelas de educación básica que hay en la cabecera municipal de Cherán reciben cursos de regularización, los estudiantes de educación media superior y superior se mantuvieron en contacto con sus profesores foráneos por medio de internet para realizar tareas y acuden a cursos extramuros.

“No es que uno no quisiera acudir a clases o que los maestros no pudieran trabajar, es que sí había riesgo, en especial para nosotros, porque donde estudiamos está a un lado de la carretera por donde pasaba la gente armada”, mencionó un estudiante de sistemas computacionales del Instituto Tecnológico Superior Purépecha, quien junto con otros compañeros repara los ordenadores de la casa comunal.

“Todos queremos estudiar y apoyar, de hecho hay otros cuatro compañeros que están trabajando en la creación de una radio comunitaria”, comentó el estudiante.

Elías Jerónimo Enríquez, profesor de educación física señaló que, desde que inició el conflicto, "los maestros estamos en la disposición de continuar trabajando, pero los padres tenían temor de que grupos delictivos les hicieran daño a los niños”.

Algunas escuelas solo perdieron un mes de labores, pues los maestros vivían en la localidad y continuaban asignando tareas y daban tutorías. Esto fue confirmado por algunos padres de familia y niños, quienes dicen, extrañaban su escuela porque ahí convivían con sus amigos.

La mamá de una pequeña de ocho años comentó al respecto: “Yo quisiera traerla, pero le da miedo, es que a ella si le tocó ver a los que venían con armas y capuchas”.

Además de las clases extramuros y los cursos de verano, otros habitantes del municipio tratan de acercar eventos culturales a los jóvenes. El más reciente fue una exhibición de globos de cantoya por invitados de la Casa de la Cultura de Paracho, municipio vecino, también indígena.

“Todos los municipios cercanos han apoyado porque saben la importancia de Cherán para la meseta, somos el centro de la región y si ganan los malos pues todos van a salir afectados. Esto no es nada más una lucha por nuestra tierra sino por toda la región”, comentó uno de los estudiantes entrevistados.

En cuanto al futuro del municipio hay gente que mantiene la esperanza de que las autoridades ofrezcan una solución que les sea totalmente satisfactoria y otros parecen haber perdido la fe. “Ya terminó julio y al igual que los meses anteriores vamos a seguir así”, señaló un comunero, quien no ve que el panorama pueda cambiar pronto.

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