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Los 'candidatos juanitos', una estrategia política para evadir la ley

Al postular a una persona para favorecer a otra, los partidos no violan la ley, usan "huecos" para simular acatar las normas, dicen expertos
lun 05 diciembre 2011 07:00 AM
Juanito
Juanito Juanito

Hace dos años, el concepto de candidatos juanitos se sumó al vocabulario de la política mexicana. La frase se usa popularmente para designar a una persona que encabeza una candidatura solo para beneficiar a otro contendiente o para después ceder el cargo en caso de ganar los comicios.

El término comenzó a utilizarse durante las elecciones de 2009, cuando se realizaron votaciones en 13 entidades y se renovó la Cámara de Diputados, aunque algunos analistas señalan que el fenómeno se registraba desde tiempo antes, tanto a nivel local como federal.

La frase regresó a los medios de comunicación en noviembre de este año, a raíz de los procesos que llevan a cabo los partidos para definir a sus candidatos presidenciales para las elecciones de 2012.

Las leyes mexicanas establecen que si un político es precandidato único de su partido no puede tener acceso a radio y televisión durante el periodo de precampañas. Por ello, en semanas recientes algunos analistas señalaron que los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI) podrían registrar a varios aspirantes para que sus virtuales candidatos, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, puedan hacer propaganda en medios electrónicos.

El 16 de noviembre, López Obrador, virtual abanderado de la izquierda con la coalición Movimiento Progresista (PRD, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano), llamó sus correligionarios a "que se considere" esa posibilidad , aunque días después rectificó. "Para aclarar las versiones de presuntos candidatos juanitos y actos de simulación que me señalan, no dispondremos de tiempos oficiales en precampaña", dijo a periodistas.

En el PRI, el mejor ubicado en las encuestas, el único precandidato registrado es Peña Nieto, quien afirmó que no recurrirá a esa medida porque "avanza sólidamente". A mediados de noviembre, el PRI acordó conformar el bloque electoral Compromiso por México con Nueva Alianza (Panal) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

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El Instituto Federal Electoral (IFE), responsable de organizar los comicios federales en México y de vigilar que los partidos cumplan la ley, aplaudió que López Obrador y Peña Nieto rechacen el recurso de los juanitos, pero no descarta que éstos puedan presentarse en otras candidaturas.

"Yo estoy seguro que el pueblo de México apreciará que esa decisión sea una norma de conducta para el proceso electoral y yo celebro que así sea, porque evidentemente el hecho de que (otros aspirantes) se presentaran en situaciones de simulación, pues lesiona las instituciones democráticas", dijo el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, el 24 de noviembre.

Alfredo Figueroa, uno de los consejeros del IFE, negó que los candidatos juanitos sean un "fenómeno sistemático" y aseguró que las autoridades electorales tienen facultades para investigar posibles violaciones a la ley. 

"Si hay un ejercicio que pretende burlar la ley o lo que se busca es lo que se conoce jurídicamente como un fraude a la ley, la autoridad puede entrar a hacer un análisis (del caso)", dijo Figueroa a CNNMéxico.

La imagen negativa que los candidatos juanitos pueden producir en los partidos aumenta la probabilidad de que éstos desistan de recurrir a esa medida para elecciones importantes, explicó el académico Javier Aparicio, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Sin embargo, aclaró que el fenómeno puede registrarse en los comicios para legisladores, porque son procesos que reciben menos atención pública y los partidos pueden valerse de la figura de las listas de representación proporcional o plurinominales para que ciertos políticos lleguen al Congreso. El 40% de los diputados del país y el 24% de los senadores son designados por este método.

Iztapalapa, origen del término

En junio de 2009, el PRD vivió un conflicto interno por la definición de su candidata al gobierno de Iztapalapa, la delegación más poblada de la Ciudad de México con 1.8 millones de habitantes. El grupo Nueva Izquierda —conocido como Los Chuchos— logró que se postulara a Silvia Oliva, a pesar de la oposición del bloque afín a López Obrador, que quería presentar a Clara Brugada.

Descontento, López Obrador llamó a la ciudadanía a no votar por el PRD sino por el PT, su aliado tradicional. Dos semanas antes de la elección, López Obrador anunció que Rafael Acosta, un comerciante local apodado Juanito , sería candidato petista, e informó que si ganaba, Acosta renunciaría para permitir que Brugada fuera designada en su lugar por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).

El 5 de julio, Acosta ganó la elección y, aunque en principio se negó a dejar el puesto, dimitió, y en diciembre la ALDF nombró a Brugada jefa delegacional.

Un caso similar ocurrió en septiembre de ese mismo año, cuando solo días después de haber asumido el cargo, ocho diputadas federales de varios partidos pidieron licencia para dejar su lugar a sus suplentes, todos hombres.

En México, la ley obliga a que al menos el 40% de las candidaturas al Congreso estén ocupadas por mujeres, por lo que algunos analistas consideraron entonces que los partidos solo las habían postulado para cumplir con la cuota de género.

Las legisladoras, todas ellas plurinominales, recibieron el nombre de diputadas juanitas y, pese a las críticas públicas, la mayoría obtuvo licencia para separarse de sus puestos. Cuatro de ellas militan en el Partido Verde Ecologista (Carolina García, María Ivette Ezeta, Laura Elena Ledesma y Kattia Garza), dos en el PRI (Yulma Rocha y Ana María Rojas), una en el PT (Anel Nava) y una en el PRD (Olga Luz Espinosa). De ellas, la perredista es la única que está en funciones.

El pasado noviembre, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), máxima autoridad del país en la materia, determinó que en el futuro los suplentes de todas las candidatas también deberán ser mujeres.

Los "huecos" de la ley

Jorge Javier Romero, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que los juanitos constituyen una "simulación" de que se acatan las normas.

"Sin duda alguna, los partidos en distintas ocasiones han simulado cumplir con la ley para después simplemente violarla, darle la vuelta, en una práctica muy mexicana: simplemente, tomar la ley y ver que se puede negociar lo que es un estorbo para cumplir los propios objetivos", dijo Romero.

Aparicio consideró que los juanitos no constituyen una violación a las normas mexicanas, sino que implican "un uso estratégico de los huecos que deja la ley".

"No puedes prohibirle a un candidato que renuncie a su candidatura, no le puedes prohibir a un candidato que decline a favor de otro, como tampoco le puedes prohibir a un diputado que renuncie por alguna razón. Algunos lo hacen por buenas razones, otros lo hacen por malas razones", dijo. "Lo importante es que el político que haga eso enfrente un costo político".

Mientras Aparicio se pronunció por revisar la legislación electoral para ubicar qué comportamientos no están regulados o discutir posibles modificaciones a las normas, Romero sostuvo que una forma de evitar que existan candidatos juanitos es restringir la figura de los legisladores suplentes y las condiciones en las que un político puede pedir licencia para separarse de su cargo.

Para Figueroa, el escenario ideal "sería que este tipo de prácticas ni siquiera sean parte de una decisión de los partidos o de otros actores respecto de cómo enfrentan una contienda" electoral.

"No es mejor quien más reglas construye para que este tipo de prácticas no se establezcan. Es mejor una clase política, una sociedad, una conformación de sistema de partidos a los que ni siquiera les pasa por la cabeza que una cosa así pudiera aparecer o establecerse", dijo.

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