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Ebrard perdió candidatura, pero se fortaleció políticamente

A pesar de la derrota por la candidatura a la presidencia, Ebrard parece haber logrado reunir a las corrientes internas del PRD
mié 18 enero 2012 12:41 PM
marcelo ebrard
marcelo ebrard marcelo ebrard

(CHILANGO) — El martes 15 de noviembre Marcelo Ebrard citó a su equipo de trabajo y colaboradores cercanos para anunciarles que las encuestas para definir el candidato a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) no le favorecían.

En la reunión confirmó que permanecería en su cargo como jefe de Gobierno hasta el 5 de diciembre de 2012. Sería el primer mandatario local que terminaría el sexenio sin buscar una candidatura. Desmintió, entonces, el rumor que corría de que se postularía como candidato al Senado o la Cámara de Diputados.

Los resultados mostraban que a Ebrard sólo lo favorecían dos de las cinco preguntas de la encuesta.

“No sólo es un buen político sino un gran administrador”, dijo Martha Delgado, la secretaria de Medio Ambiente en el DF, artífice de la campaña internacional que lo hizo acreedor al premio como el mejor alcalde del mundo en 2010, otorgado por la City Mayors Foundation. “La verdad esperábamos mejores resultados”, agregó.

Una derrota que sabe a victoria

Al jefe de gobierno no le alcanzó para ser candidato en esta ocasión, pero a la vez “Ebrard perdió ganando”, dice Sergio Aguayo, investigador de El Colegio de México.

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“Él es el gran ganador y la tiene muy fácil porque si Andrés Manuel vence, se coloca como candidato natural a una secretaría de Estado importante; si pierde, tendrá oportunidad de decir que hizo todo lo que estuvo a su alcance y habrá ganado toda la simpatía y el respaldo de López Obrador”, explicó.

Por lo pronto, Ebrard se ha consolidado como un líder bien afincado en el PRD gracias a sus alianzas con dos de las corrientes más importantes en ese partido: Nueva Izquierda (conocidos como Los Chuchos) y Foro Nuevo Sol, y el avance de su propio grupo, Equidad y Progreso, que ya se perfila como una corriente nacional más en el partido.

“Su actitud le ha conferido un peso importante para influir y tomar decisiones sobre el rumbo de la izquierda”, asegura Alejandra Barrales, líder de la bancada del PRD en la Asamblea Legislativa.

"En buena medida, Ebrard cambió el ajedrez político del país. No sólo se ha posicionado como un candidato natural para la presidencia en 2018; también ha logrado que la izquierda se convierta en una real fuerza de oposición al candidato priista Enrique Peña Nieto”, dijo Aguayo.

Para Gilberto Ensástiga, consejero del partido, “Ebrard contribuirá a revertir la estrategia mediática contra López Obrador y convencer a quienes no lo ven con buenos ojos”.

Una relación complicada

López Obrador y Ebrard tienen una relación que ya suma 11 años y que comenzó en el año 2000, apenas unos meses antes de la elección para jefe de gobierno del Distrito Federal (GDF), en la que contendían ambos.

Luego de declinar como candidato al GDF a favor de López Obrador, Ebrard fue designado un par de años después como secretario de Seguridad Pública y a lo largo del sexenio lo cobijó como uno de sus colaboradores cercanos.

Después del linchamiento de dos agentes de la Policía Federal Preventiva en Tláhuac, en 2004, cuando Ebrard fue destituido del cargo por el entonces presidente Vicente Fox, AMLO lo colocó como secretario de Desarrollo Social para apuntalarlo como su sucesor en el gobierno de la Ciudad de México.

En las elecciones presidenciales de 2006, cuando López Obrador veía un triunfo seguro en las urnas, toda la fuerza del perredismo giraba en torno suyo. Por primera vez había para el PRD la posibilidad de ganar la elección federal y el ayuntamiento del Distrito Federal le daba a Marcelo la oportunidad de proyectarse hacia Los Pinos en la siguiente elección presidencial.

La derrota de López Obrador en las elecciones cambió todo: vino el plantón en Reforma, la batalla electoral en tribunales y la creación del “gobierno legítimo” que exigió al PRD, sus aliados y simpatizantes, desconocer a Felipe Calderón como presidente.

Sin embargo, progresivamente, Ebrard abrió la distancia con su antecesor. Mientras López Obrador recorría el país como “presidente legítimo”, el jefe de gobierno iba imponiendo su estilo y su propia agenda en la ciudad.

“Él fortaleció la relación con las clases medias y logró revertir la separación con el sector empresarial”, en una relación muy dañada desde el plantón en Reforma, recordó Alejandra Barrales, su colaboradora en la campaña, y quien más tarde su secretaria de Turismo.

Rumbo a Los Pinos

En la agenda política de Marcelo Ebrard ya está prevista su próxima cita electoral: julio de 2018. "Ya aprendí que en las carreras tienes que salir seis años antes", dijo el 23 de noviembre pasado en el Tec de Monterrey campus Ciudad de México. En ese evento definió su futuro próximo y fue su banderazo de salida hacia la próxima elección presidencial.

En 2010 Marcelo Ebrard anunció la creación de la Fundación Equidad y Progreso y que definió como “un esfuerzo por aglutinar las fuerzas progresistas de México por el bien del país”.  

Aunque el jefe de gobierno dijo en aquella ocasión que no era un destape presidencial, la fundación fue la base con la cual buscó la candidatura para 2012 y el lugar donde se cocina a fuego lento el verdadero proyecto político para 2018.

René Cervera, quien es director de Equidad y Progreso, aunque no asegura que esa sea la tarea fundamental de la fundación, dice que “continuará más allá de 2012, porque es un proceso que no se agota allí y que tiene como meta avanzar hacia el régimen de coalición, con una agenda de bienestar social que tenga sentido para la gente”.

El día en que aceptó su derrota ante Andrés Manuel López Obrador en la designación del candidato presidencial, Marcelo Ebrard dio un discurso en el que remarcó su papel como conciliador dentro de su partido, alegando congruencia y visión a futuro.

“La izquierda dividida sólo iría al precipicio y no seré yo nunca quien conduzca las posibilidades de cambiar el rumbo de México al fracaso. Acepto y acato los resultados de la encuesta. Cumplo lo que he dicho. Así sea la diferencia que sea, pequeña o no, hago honor a mi palabra con dignidad y optimismo”, señaló.

Fragmento del reportaje 'Ebrard, el unificador', que se publicó en la revista Chilango del mes de enero de 2012.

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