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El PRI buscará mantener "sana cercanía" con Peña Nieto y su gabinete

El líder nacional del partido dijo que si el tribunal da el triunfo al candidato tendrán una relación "moderna y democrática" con él
mar 17 julio 2012 06:45 AM
Peña Nieto
Peña Nieto Peña Nieto

El PRI aspira a una “sana cercanía” con el virtual ganador de la elección presidencial, Enrique Peña Nieto, en caso de que el Tribunal Electoral valide su triunfo y rinda protesta como presidente, dijo a CNNMéxico el líder nacional del partido, Pedro Joaquín Coldwell.

Durante las siete décadas que gobernó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México (1929-200), la fuerza política estuvo subordinada en la mayoría de las ocasiones al presidente en turno y excepcionalmente a los exmandatarios, dijo a CNNMéxico el historiador y analista del sistema político mexicano, Lorenzo Meyer.

"La experiencia vivida en el siglo XX nos dice que la experiencia natural es que el PRI se aglutine alrededor de la presidencia, porque entre otras cosas, la presidencia es la que tiene el control del dinero", señaló Meyer, también profesor emérito del Colegio de México (Colmex).

Peña Nieto ganó con el 38.21% de los votos según los conteos oficiales, sin embargo, la elección deberá ser validada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), luego del recurso interpuesto por la izquierda en el que  alega que hubo compra de votos  e inequidad, lo que no permitió unos comicios libres, como lo establece la Constitución. El PRI  ha negado todas estas acusaciones .

Meyer precisó que en caso de que el TEPJF valide el triunfo el 6 de septiembre, será difícil saber hasta qué punto Peña Nieto será visto como el jefe nato del PRI y hasta dónde tendrá que cambiar su forma de gobernar, "no porque no quiera, sino porque algunas estructuras han cambiado; advertir de una sana cercanía entre el posible presidente y su partido es una forma de curarse en salud".

En septiembre de 1994, durante la reunión plenaria de la Comisión Nacional de Ideología del PRI, el entonces presidente electo, Ernesto Zedillo, anunció que tomaría "una sana distancia" del partido que lo llevó al poder.

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"Creo firmemente en que la democracia exige una sana distancia entre el partido y el gobierno... deseo contribuir a alentar la reforma interna de nuestro partido", dijo.

La declaración fue interpretada por algunos priistas como una ruptura entre Zedillo y su partido. Después, algunos incluso atribuyeron a Zedillo la derrota del PRI frente a Acción Nacional (PAN).

Tras 12 años de gobiernos panistas, Peña Nieto y su partido han insistido en que, de regresar al poder, buscarán establecer un gobierno "moderno y democrático".

Coldwell dijo que, en este nuevo contexto, el PRI se mantendrá al margen incluso de proponer o sugerir nombramientos en el equipo del próximo presidente.

“Esa es una atribución del presidente de la República, integrar su gabinete. Nosotros tenemos plena confianza que Peña Nieto se va a rodear de gente probadamente capaz, él tiene una gran responsabilidad ante el país, él está muy consciente de eso, quiere trascender en la historia como un buen presidente y sabe que eso pasa por constituir un excelente equipo de trabajo”, dijo el líder priista.

Varios analistas han dicho que una de las características del sistema presidencial mexicano era el nombramiento de colaboradores "en consenso". Incluso, expresidentes entrevistados por Jorge G. Castañeda en su libro La herencia, narraron cómo habían determinado no solo la conformación de su gabinete, sino la de su sucesor en el poder.

La práctica de dejar en manos del presidente en turno la elección de su sucesor se conoció en México como dedazo y, según Meyer, inició con el gobierno de Lázaro Cárdenas, quien apoyaría a Manuel Ávila Camacho como candidato presidencial de su partido y seguro futuro presidente de México (1940-1946).

"Entonces sucede algo igualmente importante, el presidente saliente deja todo en manos del entrante, incluyendo el partido", precisa Meyer.

El analista Francisco Burgoa dijo en entrevista que  un signo de independencia de Peña Nieto frente a su partido  fue nombrar a personajes cercanos a él en  su primer equipo de trabajo de cara al 1 de diciembre, ya como virtual ganador de la elección.

“Se privilegió la amistad, la confianza”, dijo Burgoa, quien destacó que, por el momento, el candidato no incluyó priistas de otros grupos, sino que conservó a los colaboradores que lo llevaron al triunfo presidencial, como Luis Videgaray, quien fue su coordinador de campaña, Miguel Ángel Osorio, exgobernador del estado de Hidalgo y uno de los colaboradores más cercanos y Jesús Murillo Karam, senador y exsecretario general del PRI (2007-2011).

Para Meyer, no obstante, la estructura interna del PRI "va a tender a revivir su naturaleza centralista y muy disciplinada". 

“El presidente debe ejercer el liderazgo de su partido, pero lo debe de hacer con pleno respeto a los derechos políticos de los militantes y de las instancias internas del partido, por otro lado el partido tiene que contribuir a la eficacia de las políticas públicas del presidente de la República”, dijo el dirigente nacional del PRI.

Un régimen moderno

La noche de los comicios del 1 de julio, cuando se conoció que los resultados preliminares le daban la ventaja en la elección, en  su primer discurso  Peña Nieto dijo que el virtual regreso del PRI al poder no significaba “un regreso al pasado".

"Somos una nueva generación, no hay regreso al pasado, mi gobierno tendrá puesta su visión en el futuro", dijo y se comprometió a ejercer "una presidencia democrática, moderna, responsable".

“La presidencia democrática que proclama Peña Nieto se tiene que reflejar también en un liderazgo partidario moderno, en un régimen presidencial”, indicó Coldwell en la entrevista.

Lorenzo Meyer dijo que también será interesante "la relación entre los gobernadores, que son los jefes del PRI a nivel local y el presidente que se supondría volvería a intentar recuperar el poder como jefe nato e indiscutible del PRI".

Recordó que hasta antes el final del mandato de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), los mandatarios estatales mantuvieron subordinación al presidente en turno, sin embargo, "los gobernadores que habían sido simplemente ‘virreyes’ en sus estados, empiezan a revelarse".

"Los gobernadores se convierten en los subsistemas que ellos crean en sus estados, son réplicas del PRI en su momento de gloria, son sistemas autoritarios en donde el gobernador es el factótum, hace y deshace, decide todo", explicó Meyer.

Durante ocho décadas,  el PRI ha sido el único partido gobernante en 10 de las 32 entidades del país : Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Hidalgo, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz.

En los últimos dos sexenios, a pesar de ser oposición, el Revolucionario Institucional gobernó en al menos 19 entidades federativas, es decir, a más del 50% de la población.

Coldwell aseguró que debe existir “una sana cercanía” entre el eventual presidente de México y los legisladores de su partido para que lo ayuden a sacar adelante las reformas estructurales que impulsen el crecimiento del país.

El candidato priista ha mencionado en diversas ocasiones su interés por concretar las reformas energética, laboral y hacendaria, necesarias para cumplir sus compromisos de campaña como la generación de más empleos y mejorar la tasa de crecimiento económico de México.

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