Los alumnos rechazados de universidades públicas y la SEP logran acuerdo
Nora Margarita de la Cruz Santiago, de 18 años, tiene la ilusión de estudiar la licenciatura en Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero fue rechazada en el examen de selección, ya que de 85 aciertos aprobó 55. La segunda oportunidad para hacer la evaluación no la pudo "aprovechar" porque no tenía los 385 pesos que cuesta el derecho a éste.
Ella es parte de los cerca de 1.600 estudiantes que integran el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES) y que este año no lograron ingresar a las licenciaturas que se ofertan en instituciones públicas como la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en el área metropolitana del Valle de México.
La formación del MAES inició desde 1996 y se constituyó formalmente en 2006. Hoy concentra alrededor de 1,600 jóvenes que anhelan estudiar una carrera universitaria.
Hay un total de 160,000 jóvenes que no alcanzaron un lugar en el concurso de ingreso a la UNAM, UAM e IPN, según el movimiento. Mientras que la cobertura del sistema de educación superior en México es del 33%, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Una porción considerable de los egresados de bachillerato en la zona metropolitana del Valle de México se queda en el camino hacia la universidad, aunque la SEP no ha dado cifras al respecto.
Como el resto del MAES, Margarita se "hospedó" en una de las más de 100 casas de campaña que los aspirantes al nivel superior y media superior han instalado frente a las oficinas de la Secretaría de Educación, a cuyas autoridades exigen abra más espacios para seguir estudiando.
Un 90% de los integrantes del MAES y del Movimiento de Estudiantes no Aceptados (MENA) proviene de zonas de la periferia de la ciudad de México, así como de otros estados del país. Y la mayoría son egresados del Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (CETyS) o Colegios de Bachilleres, de acuerdo con las bases de datos del movimiento.
El investigador en Políticas Educativas de la UAM, Hugo Aboites, quien además acompaña en las mesas de atención al MAES, afirma que este examen de selección "está diseñado para la clase media ilustrada, no para las clases populares”, porque tiene palabras que casi nunca usa esa parte de la sociedad.
Aboites explica que además es un examen que está diseñado para personas del DF, y de ciertas colonias de esta zona geográfica, ya que sus estadísticas revelan que de cada 100 estudiantes aprobados, 30 viven en la colonia del Valle, una de las zonas de más plusvalía de la Ciudad de México.
La SEP no ha recibido formalmente críticas con respecto al diseño y contenido de los exámenes, además de que cada institución —UNAM, UAM e IPN— diseña sus propias evaluaciones, de acuerdo con las áreas de conocimiento de la licenciatura que desean cursar los aspirantes.
Nora vive en Xochimilco, su padre es obrero y tiene el nivel básico de estudios. En su bachillerato, nunca cursó materias como Filosofía, Ética, Historia y otras que son obligatorias en las preparatorias o en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), de la UNAM.
Hasta ahora, y durante los tres años de bachillerato, Nora trabaja los sábados en una pozolería donde le pagan 100 pesos diarios, los que deben alcanzarle para los pasajes de la semana. Forma parte de la Comisión de la Mesa de Negociación por lo que es una de las que debe argumentar en las negociaciones con las autoridades educativas. Y ha aprendido, dice, que la educación es un derecho humano que el Estado debe garantizar.
“No es que no sepa”, dice Nora, quien considera que su escuela de nivel medio superior no le brindó los conocimientos necesarios, lo cual le causa tristeza y frustración porque no logró ingresar a la universidad.
“Tengo las mismas habilidades que los demás, es más, el mismo derecho que ellos (los que acertaron el examen)”, lamenta.
Citlali Hernández dice que, de acuerdo al registro que tienen, al MAES pertenecen unos 1,600 aspirantes a ocupar algún lugar en distintas instituciones públicas, de ese total, un 90% viene de zonas periféricas del DF y su zona metropolitana, así como de otros estados del país.
Rodrigo Estrada es egresado de un CETyS y que pertenece al MAES. Él aspira estudiar Ciencias de la Comunicación en la UNAM, e involucrarse en la producción de cine y radio, pero de 98 aciertos obtuvo 75, puntaje que no alcanzó para empezar con su objetivo.
Está seguro que la palabra examen es para responsabilizar al alumno que no sabe y éste no mide los conocimientos “solo asigna un lugar”, dice este joven de cabellera larga, piel morena y quien está y se quedará en plantón hasta el próximo lunes, día en que se reanudarán las mesas de negociación entre los aspirantes y las autoridades educativas.
Esta semana surgió una esperanza para las y los jóvenes instalados con sus casas de campaña. Los 1,600 integrantes del movimiento recibirán una beca por parte de la SEP y la UNAM para estudiar una carrera en escuelas incorporadas, explicó el investigador de la UAM, Hugo Aboites.
Al cabo de un año, la UNAM estaría dispuesta a recibir a aquellos alumnos que hayan cursado en otra institución. La UAM se compromete a analizar la posibilidad de recibir estudiantes en un año en sus planteles, pero tendría que modificar sus normas internas, pues no tenían contemplada esa posibilidad.
El IPN haría algo semejante, dijo Aboites. Y la Universidad Pedagógica Nacional, a partir de septiembre, estaría incluyendo a jóvenes rechazados con una licenciatura a distancia para acceder a una carrera.
"Es insuficiente la oferta de lugares, la posibilidad de crear nuevos espacios", reiteró. "Si no se construyen nuevas universidades, no se va a resolver el problema".
En tanto, las actividades del movimiento continúan. Este jueves pidieron a la Normal Superior abrir 20 espacios para los jóvenes. Y, en el mediano plazo, luchan para que se abran más espacios universitarios.
¿Qué ofrecen las universidades públicas a los alumnos rechazados?
El convenio firmado el 14 de agosto por representantes de la SEP incluye un compromiso de la UNAM, la UAM, el IPN y la Universidad Pedagógica Nacional para dar espacios o becas a los alumnos registrados por el Movimiento.
A partir del 29 de septiembre, la UNAM abrirá 3,300 espacios en el sistema de Universidad abierta y a distancia. En el caso de alumnos de otras instituciones que quieran ingresar a una licenciatura después del primer año de estudiar en una incorporada podrán hacerlo siempre y cuando sean alumnos regulares y con promedio mínimos de 8.
La UNAM y la SEP, indica el convenio, se comprometen a tramitar becas completas en las instituciones incorporadas, principalmente para las carreras que no tengan cupo en Universidades Tecnológicas, Institutos Tecnológicos y Universidades Politécnicas.
En el caso del IPN, también ofrecerá becas completas para cuatro carreras como Turismo, negocios internacionales, contador público y ciencias de la informática. Además ofrecerá lugares en el sistema no escolarizado de negocios internacionales, relaciones comerciales y contador público.
La UAM ofrecerá la lista de los alumnos que no han concluido su proceso de inscripción y valorar las solicitudes de revalidación de estudios después del primer año.
La Universidad Pedagógica Nacional abrirá una licenciatura en Educación e Investigación Pedagógica, lo cual da a los aspirantes la oportunidad a un cambio de carrera después de haber concluido el primer año.
La SEP además tramitará las inscripciones de aspirantes a las Universidades Tecnológicas, Institutos Tecnológicos y Universidades Politécnicas donde haya espacios disponibles y dará 50 becas en sistema escolarizado y 20 en el sistema abierto para la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía.
El convenio fue firmado por representantes de la UNAM, UAM, IPN, SEP y UPN, así como por los representantes de los movimientos.