Nueva Jerusalén, un pueblo que cree que trascenderá al fin del mundo
En Michoacán, a unas tres horas de Morelia la capital, una comunidad conocida como Nueva Jerusalén quedó suspendida en el tiempo.
Sus cerca de 3,000 habitantes emulan la forma de vestir y orar que consideran seguían los primeros católicos de quienes adoptaron el nombre de su poblado.
Creen que solo esta comunidad se salvará cuando llegue el fin del mundo, porque así se los prometió la virgen del Rosario, quien según ellos se apareció hace casi 40 años a una anciana llamada Gabina Sánchez.
“Cuando sea el fin del mundo si este pueblo se quema en llamas, aquí no va a pasar nada, o incluso se dice que se va a despegar el pueblo, se va dividir la tierra y se va a elevar, otra (versión) que nomás les va a llegar un sueño y se van a despertar en el paraíso”, narra a CNNMéxico, Emiliano Juárez, un hombre de 36 años que se separó de esta comunidad hace cuatro.
El ingreso a Nueva Jerusalén no está prohibido a los forasteros, siempre y cuando no pertenezcan a un medio de comunicación e intenten grabar, tomar fotografías o entrevistar a los habitantes del poblado.
Un hombre vestido con hábito blanco camina a paso rápido por las calles. Se dirige hacia el templo. Es quien se ha identificado ante algunos medios de comunicación como el padre Luis, vocero de la Catedral Nueva Jerusalén.
“Nos han atacado mucho (los medios de comunicación), vienen aquí a hablar de nuestra comunidad y lo único que hacen es hablar mal”, ataja cuando CNNMéxico intentó entrevistarlo.
"Porque lo dice la virgen"
Según la historia que se difunde en el pueblo y que está escrita en un libro sobre “las apariciones” que se vende en las tiendas del lugar, Gabina Sánchez fue la encargada de comunicar al entonces párroco del poblado, Nábor Cárdenas los supuestos mandatos de la divinidad, entre ellos la construcción de una ermita para su adoración y la promesa de que quienes le rindieran culto, tendrían la salvación eterna.
La Iglesia católica desconoció este testimonio y excomulgó al sacerdote quien además de apoyar la versión de Sánchez, fundó la comunidad para que en ella vivieran los seguidores de la virgen del Rosario e hizo un reglamento que rige desde entonces el comportamiento de estos habitantes.
Se trata de una veintena de acuerdos inscritos en una manta de plástico de gran tamaño colocada a las afueras de uno de los templos.
“Quien no observe los mandatos será sancionado o expulsado de la comunidad”, se advierte en uno de los primeros preceptos.
Con base en este reglamento, en la comunidad están prohibidos además los noviazgos, andar en bicicleta, ver televisión o escuchar música o noticias en la radio.
“Si te veían con tu novia por ejemplo, te metían a la cárcel. Si te veían pateando un balón en la calle, te metían a la cárcel. Si a la hora del rosario no asistías al rosario, te metían a la cárcel. Si te veían en la calle a la hora de misa era un delito, llegaban y te acusaban con tus padres”, recuerda en entrevista con CNNMéxico, Oscar Montero Arreola, quien nació hace 26 años en esta comunidad, de la cual se separó hace tres por considerar que estas disposiciones atentaban contra sus derechos como ciudadano.
Los habitantes de esta comunidad también tienen la obligación de ofrecer un día de trabajo a la semana a la Catedral y colaborar con los ornatos en días festivos, así como hacer guardia en las puertas de la ermita el día y turno indicado.
Juárez asegura que quienes viven en Nueva Jerusalén deben trabajar gratis para la comunidad y los templos, además de pagar un diezmo y participar de una parte de los apoyos económicos que recibían del gobierno federal a través de programas sociales.
Agrega que son condicionados a votar por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), “porque la virgen decía. Su partido era ése tan solo por traer los colores de la bandera, y el que no lo hacía era expulsado de la comunidad, incluso sancionado con trabajos o dinero”.
Disposiciones como las anteriores sirvieron de fundamento a un grupo de pobladores para que en agosto pasado, destruyeran el único plantel educativo público en el sitio.
“Nuestra única maestra de este lugar y del mundo entero es la santísima virgen María del Rosario”, se lee también en el reglamento.
Los niños de la Nueva Jerusalén solo pueden tomar clases en las escuelas autorizadas por los líderes religiosos, quienes además deciden los nombramientos de los maestros y los planes educativos.
Este precepto fue el argumento que sirvió para destruir la única escuela laica y oficial que construyeron las autoridades.
Vivir en la Nueva Jerusalén
Una brecha de tierra roja que bordea una colina conduce desde la carretera estatal al ingreso de Nueva Jerusalén.
La fachada de arcos en color granate sirve de marco a la reja cerrada con cadenas y candados, la cual solo se abrirá cuando llegue el fin del mundo, según la creencia de los habitantes de este poblado.
En medio de los arcos hay un letrero con la siguiente advertencia: “Prohibida la entrada a las mujeres con falda corta o vestido escotado y sin mangas, vestidas con pantalones, pintadas de la cara o de las uñas y la cabeza descubierta. Y a los hombres con cabello largo y vestidos deshonestamente”.
La quietud es la primera anfitriona cuando se ingresa al poblado por los caminos laterales a la puerta principal.
Al caminar por las calles trazadas sobre la tierra y de forma cuadriculada, solo se escuchan los cánticos de las mujeres en los templos.
Una voz femenina llama a los oficios religiosos a través de las bocinas colocadas en diversos puntos de la comunidad.
Mujeres con las cabezas cubiertas y faldas largas caminan en silencio, mientras que los pocos niños que salen al paso, sonríen, hablan poco y en voz baja.
El pueblo que este año cobró de nueva cuenta notoriedad por el enfrentamiento entre vecinos , vive además resguardo por la reja principal cerrada con cadenas y candados y que según la creencia de los habitantes, solo se abrirá cuando llegue el fin del mundo.