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El modelo de la Cruzada puede fomentar la participación o el clientelismo

La creación de comités comunitarios evita que el programa sea asistencialista, pero se requieren controles para evitar el clientelismo
mar 22 enero 2013 12:56 PM

La propuesta de crear comités comunitarios para implementar y vigilar el correcto funcionamiento de la Cruzada Nacional contra el Hambre es similar al modelo organizativo que se utilizó en la década de 1990 para el programa social de Solidaridad que encabezó el expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), aunque no se conocen los detallas en la forma en que van a operar.

Especialistas en pobreza y desarrollo humano dijeron que los comités pueden ser útiles para incentivar la participación ciudadana siempre y cuando haya controles estrictos para evitar el clientelismo y el uso electoral.

“Es mucho mejor que en los programas sociales la comunidad esté organizada y participe activamente (…) pero éstos comités no deben usarse como mecanismos de control político y de aseguramiento del voto. En Solidaridad , al organizar por comunidades se identificaron a líderes y comenzó la práctica de comprarlos, cooptarlos para asegurar el voto de las comunidades beneficiadas con los apoyos”, dijo Julio Boltvinik, profesor del Colegio de México (Colmex).

El especialista en pobreza y políticas sociales explicó que en el proyecto de la Cruzada Nacional contra el Hambre todavía no hay “reglas de operación claras ni candados contra el clientelismo”.

Bolvitink dijo que se debe transparentar quiénes son los beneficiados de los 400 municipios que han sido identificados por el presidente Enrique Peña Nieto como la población objetivo del programa social hasta alcanzar los 7.4 millones de habitantes.

“Lo primero contra el clientelismo en los comités y en estos municipios es identificar a quién le va a tocar el apoyo, si son todos los habitantes de esos municipios debe estar claro quiénes y cuántos son los beneficiarios y detallar a qué tienen derecho, qué clase de ayuda van a recibir y qué tienen que hacer a cambio”, explicó.

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El Programa Nacional de Solidaridad fue anunciado en diciembre de 1988 cuando el presidente Salinas tomó posesión. La base era la “participación social comunitaria”, pues a través de los llamados Comités Solidaridad, se repartían y administraban los recursos del gobierno federal.

El director en México de la agencia internacional Oxfam, Carlos Zarco, calificó como algo positivo que se busque la participación activa de las comunidades beneficiarias, pues dijo que ésta era la única forma de evitar el asistencialismo.

“Cuando los pobres reciben ayuda y no se fomenta su auto organización, su empoderamiento como sujetos comunitarios colectivos, siempre la política es asistencialista. La clave en el programa debe ser que se promueva la autoorganización, que no se pretenda organizar a la gente desde el gobierno porque eso se traduce en prácticas de control corporativo”, dijo en entrevista con CNNMéxico.

En la presentación de la Cruzada este lunes, el presidente Peña Nieto insistió en que ésta “no es una medida asistencialista”, dijo que no se trata sólo de repartir alimentos, sino de fomentar una estrategia integral de inclusión y bienestar social.

Al respecto, Zarco dijo que este programa supone “desafiar muchas de las prácticas históricas de control, compra venta de votos, manipulación política” del pasado, cuando Solidaridad intentó organizar a las comunidades.

Coincidió José Antonio Ibáñez Aguirre, coordinador del programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, “en un escenario en el que se van a repartir apoyos a través de liderazgos locales, sólo se puede hablar de asistencialismo. Solidaridad ya aplicó el modelo sin éxito, y el reto es hacerlo”, dijo.

Productividad de los beneficiarios

Según Peña Nieto, la cruzada es una “estrategia social de nueva generación” porque además de trabajar para erradicar la pobreza alimentaria, va a aumentar la “inclusión productiva de sus beneficiarios” con el incremento de la producción de alimentos de campesinos y pequeños productores agrícolas.

Julio Boltvinik dijo que no hay un plan de acción claro sobre cómo van a lograr el objetivo ni se habló del mecanismo para ayudar a los campesinos a producir más alimentos.

La secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, dijo este lunes que en los próximos dos meses habrá reuniones con los gobiernos involucrados para llegar a acuerdos y unir esfuerzos en esta cruzada evitando la duplicidad de recursos y la disperción de esfuerzos..

Por su parte, Carlos Zarco dijo que la productividad del campo no se logrará si no se reduce la brecha de desigualdad, se generan más empleos y hay salarios dignos para la población.

“La lucha contra la pobreza se divide en dos núcleos. La cruzada para atacar el hambre es un paso inicial, pero la productividad se logrará al disminuir la desigualdad”, dijo.

En promedio, la diferencia de ingreso del 10% de la población más rica y del 10% más pobre en los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) es de nueve veces, mientras que en México es de 27.

“Un cambio estructural que detone en la productividad de esa población en pobreza extrema y alimentaria, no es posible sin una reducción real de la desigualdad. Primero, generando empleo y después con la redistribución de la riqueza, que no se logrará sólo con la Cruzada”, dijo Ibáñez Aguirre, académico de la Universidad Iberoamericana.

Este martes, la Secretaría de Desarrollo Social publicó el decretó para crear el Sistema Nacional de la Cruzada contra el Hambre, encargado de alinear los recursos presupuestales de 70 programas del gobierno federal para dar marcha al plan contra la pobreza alimentaria.

En éste participan, además de Sedesol, la Secretaría de Gobernación, Relaciones Exteriores; Defensa Nacional; Marina, Hacienda; Medio Ambiente y Recursos Naturales; Energía; Economía; Educación Pública; Salud; Trabajo y Previsión Social; Turismo; Agricultura; Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación;  Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano; la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas; el Instituto Nacional de las Mujeres; y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.

El Sistema organizará a los comités comunitarios y al Consejo Nacional de la Cruzada contra el Hambre, en el que participarán integrantes de los sectores público, privado y social.

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