Los habitantes del DF intentan acostumbrarse a comer 'sin sal'
De los 12 saleros que Servando Gaona tiene en su restaurante, desde hace una semana solo ha tenido que rellenar dos. El restaurantero dice que con la recomendación del Gobierno del Distrito Federal (GDF), de retirar la sal de las mesas, el consumo ha disminuido "notablemente".
La medida entusiasmó tanto a Servando que desde que inició el 4 de abril comenzó un registro en un cuaderno viejo sobre cuántos clientes le piden un salero.
“De los días que serví ochenta comidas tengo cuatro que me pidieron la sal y me la pidieron antes de empezar a comer, fue su costumbre de usar la sal sin saber si le falta o así está bien”, cuenta Servando entre sonrisas, orgulloso de tener el único restaurante de comida corrida de una colonia en el centro de la ciudad que retiró los saleros.
Leer: El gusto por la sal indica una gran sensibilidad a los sabores
La campaña Menos sal, Más salud se puso en marcha como un llamado a los habitantes de la capital mexicana a consumir menos sodio, ante las consecuencias cardiovasculares de la ingesta excesiva. La medida no es obligatoria y tampoco implica negarle un salero al cliente que lo solicite.
El principal argumento de la Secretaría de Salud capitalina es que tres de cada 10 mexicanos tienen problemas de hipertensión , una enfermedad ligada al consumo excesivo de sal y al sedentarismo.
“Esta es sólo una campaña de concientización, no es una política del gobierno que sea obligatoria ni es coercitiva, no impone multas ni sanciones a quienes no lo cumplen, es sólo para llegar a las familias de la ciudad e invitarlos a una vida más saludable”, dijo en entrevista el secretario de salud del Distrito Federal, Armando Ahued.
Sin tener estadísticas ni datos duros sobre la aceptación de la medida, el funcionario asegura que “al menos el 98%” de los capitalinos está a favor de la medida y “hay unanimidad para aceptar el retiro de saleros”.
El consumo de sal, ¿más constumbre que sabor?
Justo a una cuadra de Las Margaritas, el negocio de Servando, Don Nico prepara cinco tortas de milanesa con aguacate y, antes de envolverlas para llevar, pregunta a sus clientes si agrega más sal.
Nico no ha retirado los saleros de su local y está en contra de la medida porque considera que es “un engaño” que la gente deje de consumir sal solo “porque no ve los saleros”.
“Son costumbres. Mi padre siempre nos decía ‘ponle sal’ en cuanto nos servían el plato y él toda la vida lo hizo y no murió de cosas del corazón. Yo aquí no la voy a quitar y pregunto si quieren más porque luego ya envolví las tortas cuando las abren para ponerles más sal y solo se desperdicia el papel”, dice segundos antes de echar a andar el motor de una licuadora.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta de cinco gramos de sal al día, pero el promedio de consumo en México es desde hasta 13 gramos diarios , según cifras de la Secretaría de Salud.
“Nuestra obligación como política de gobierno es proteger la salud y la vida de la gente. Esta no es una medida paternalista, es una medida de orientación y de información a la población”, dice Ahued sobre las críticas a esta recomendación.
El titular de Salud en la capital dice que las críticas “no tienen fundamento” porque no están prohibiendo el consumo ni están yendo casa por casa a quitar los saleros, sino que han iniciado una campaña para hacer ver que en la ciudad se consume el triple de sal de lo sanamente permitido.
El Gobierno del Distrito Federal tomó la decisión de iniciar con esta campaña hace tres meses, asegura Ahued, y desde ese entonces a la fecha se logró tener el respaldo de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) y de la Asociación Mexicana de Restaurantes.
Según el secretario de Salud, comenzarán a cerrarse acuerdos con “las grandes cadenas de restaurantes” para que todos los establecimientos retiren los saleros y los entreguen sólo a quienes lo soliciten.
Ahued sabe que “el gran reto” son los negocios informales o los pequeños restaurantes y por ello se ha comprometido a visitar taquerías, puestos de alimentos en la calle y lugares de comida corrida.
“Hay que explicarles que a diferencia del tabaco, de los lugares 100% libres de humo que sí es una medida obligatoria porque afecta a terceros. El consumo de sal no. Si yo advierto que estás consumiendo sal en exceso y te vas a enfermar, esa es tu voluntad y no puedo estar detrás de ti, sólo decírtelo. Pero si fumas, afectas a los demás y ahí sí tengo que obligarte a que no dañes la salud de terceros”.
Leer: La cantidad de sal en el pan que consumen los mexicanos será reducida
Una semana después de que arrancó la campaña Menos Sal, Más Salud, en tortillerías de las colonias Centro, Roma, Condesa o Portales, al centro de la Ciudad de México, los saleros siguen a la vista de los comensales que deseen un taco de sal mientras esperan su producto.
“Es como los cigarros. Las cajetillas cada vez tienen más dibujos y frases con cosas de que hace daño, pero los seguimos comprando. Es de cada quien la decisión, no de esconder saleros o de escribir (en las cajetillas) que fumar mata”, dice uno de los clientes de Don Nico mientras espera su torta.
Y después el aceite
Armando Ahued explicó que después de la campaña Menos Sal, Más Salud, el Gobierno del Distrito Federal buscará implementar una medida similar pero ahora sobre el uso del aceite.
“Necesitamos hacer conciencia de que el aceite no puede estarse quemando, utilizando y reutilizando porque esto va a causar un daño en el corazón”.
El plan, que podría iniciar el próximo año, buscará evitar que en negocios de alimentos se reutilice el aceite para cocinar.
El secretario dijo que la medida todavía se está estudiando pero que el objetivo será que “el aceite no se esté reutilizando”.