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'La matachilangos', la 'huella digital' de los homicidios en el DF

Es la favorita de los delicuentes que operan en la ciudad por ser confiable, práctica y que se puede esconder en cualquier lado
mié 20 noviembre 2013 10:45 AM
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Nota del editor: La matachilangos y sus cómplices es un artículo elaborado por Óscar Balderas para la revista Chilango y fue nominado al Premio de Gabriel García Márquez de Periodismo 2013. Este es un fragmento.

(CHILANGO) — Desde hace varios años, hay un arma "de moda" para matar a personas en la Ciudad de México. Es la 9 milímetros, una pistola semiautomática que aparece en el 60% de los homicidios en la capital del país. 

Desde 2007 y hasta mayo de 2012, las autoridades contaron un total de 4,083 homicidios dolosos (intencionales), de los cuales poco más de la mitad involucra un arma de fuego. En otras palabras: en el Distrito Federal, cada 10 horas una bala mata a un hijo, a un padre, a un hermano, a un amigo, a un vecino.

Los peritos y médicos forenses coinciden en que cada homicidio es tan único como una huella digital, sin embargo, entre todas las variables posibles hay una presencia usual: La matachilangos, una pistola 9 milímetros , el arma "en boga" de la ciudad.

"Desde hace unos cinco años, esta pistola salta en más de la mitad de nuestras investigaciones", señala Raúl Peralta, comandante en jefe de la Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia del DF.

"Se ha vuelto común que encontremos una 9 milímetros en las investigaciones. Durante un tiempo, hace muchos años, lo usual eran los revólveres, pero ahora es ésta. No es el término correcto, pero es como si se hubiera puesto de moda", añadió.

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Su tamaño de entre 15 y 19 centímetros de largo y su peso de entre 580 y 650 gramos permite que pueda usarse con una sola mano. Además, es semiautomática: únicamente dispara un proyectil cada vez que se aprieta el gatillo y un cargador puede contener entre 10 y 17 balas. La matachilangos cabe perfectamente en la chamarra o en una mochila pequeña. Incluso puede guardarse en el tobillo. Los delincuentes la esconden fácilmente por tratarse de un arma corta y liviana.

Esta arma tiene decenas de variantes en marcas como Colt, Glock, Llama o Star, puede ser de acero, latón o plástico reforzado; negra, gris o cromada; con una cacha ergonómica para un mejor agarre y no perder precisión a la hora del disparo. Una 9 milímetros cuesta hasta 9,000 pesos en el mercado legal y unos 14,000 en el mercado negro.

Cuando se jala el gatillo, el percutor es impulsado hacia adelante, golpea el proyectil, se produce una llama de baja intensidad que al encontrarse con la pólvora detona un gas que lanza la bala a más de 320 metros por segundo.

"En la mayoría de los casos, nada más disparan una o dos ocasiones. A veces con eso basta, porque la 9 milímetros tiene un impulso de disparo potente para hacer daño a media distancia", asegura Peralta.

Si la matachilangos tiene balas que terminan en punta cubierta de latón y rellena de plomo, romperá rápidamente la piel, perforará los órganos vitales o, si no atina a alguno, cortará en su viaje tantas arterias que producirá una hemorragia masiva antes de atravesar todo el cuerpo. Si la bala tiene punta hueca, entrará al cuerpo, se partirá y sus fragmentos se dispersarán causando heridas internas que provocarán la muerte.

La primera bala mete en graves aprietos: inevitablemente manda al suelo y provoca un sangrado profuso que debe ser atendido de inmediato; si hay una segunda bala disparada a corta distancia, prácticamente no hay servicio médico capaz de reparar el daño.

Entre las armas cortas, la 9 milímetros es una de las más demandadas y traficadas de Estados Unidos a México. El proceso vía terrestre es relativamente sencillo: solo hay que esconderla, como se ocultan unas cervezas debajo del asiento del auto, y mostrar calma al momento de llegar a suelo mexicano.

"Traficar armas realmente no es muy difícil porque hay muy poca vigilancia del norte al sur. Ni México ni Estados Unidos se han dedicado mucho a investigar el tráfico del norte al sur. Empieza a haber, pero no es muy común", asegura Eric Olson, director adjunto del Instituto México en el Centro Woodrow Wilson.

Los más meticulosos pueden meterla en una maleta en la cajuela o en algún compartimento secreto entre la suspensión y las llantas. Hacer más es una exageración.

Este es un fragmento de un artículo publicado en la edición de septiembre de 2012 de la revista Chilango, que es parte de Grupo Expansión, una empresa de Time Inc. La firma edita en México 17 revistas y 11 sitios de internet, entre ellos CNNMéxico.com.

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