En un ritual náhuatl entierran a víctimas de Coxcatlán
Silvia tenía ocho meses de embarazo. A sus 23 años de edad esperaba a su segundo hijo. Hace nueve años fue violada por un hombre de la región de Coxcatlán quien le habría advertido que no se podía casar con nadie porque la mataría, mucho menos denunciar la agresión sexual.
Al menos, esa es la línea de investigación que sigue la Fiscalía de Puebla por el asesinato de la joven, su pareja y otros nueve integrantes de su familia la noche del jueves pasado en la comunidad de San José El Mirador. Entre ellos, dos niñas.
Durante la necropsia, a Silvia le retiraron el bebé en gestión. En total, fueron enterrados este lunes 12 cuerpos en el panteón municipal.
La familia Hernández Sánchez ya no regresó a su comunidad, donde vivió los últimos 15 años después de su 'destierro' de El Potrero donde fueron humillados constantemente por católicos por no coincidir con la religión, pues todos eran evangelistas, de acuerdo con testimonios.
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Un entierro náhuatl
Juan tiene ocho años de edad y aún no entiende por qué es el único ileso en la masacre. Vio morir a su madre embarazada, a su padrastro, a sus tíos y a sus primas. Llora cada vez más con mayor fuerza. Una mujer de la tercera edad lo tiene agarrado de la mano.
Los campesinos lo miran y hablan en voz baja. Algunos lo hacen en náhuatl. Nadie se atreve a preguntar.
Algunos reporteros tampoco lo hacen. El alcalde del municipio, Vicente López de la Vega, les advirtió antes que podían estar en el entierro, sin hacer preguntas a los allegados de las víctimas, pues no quieren hablar sobre lo ocurrido en esta parte de la Sierra Negra de Puebla.
“Este hecho nos consterna a todos, nos lastima a todos, estos hechos se llaman delitos de lesa humanidad que nos debe pegar a todos, por el hecho de ser seres humanos a quienes se les ha quitado la vida”, dice el párroco Anastasio Hidalgo Miramón durante una misa de cuerpo presente improvisada en el estacionamiento de la presidencia municipal.
“Se les quitó la vida y preguntamos, ¿quién fue?, ¿por qué fue? La causa que sea, que porque eran de otra religión, que porque los límites territoriales, ajuste de cuentas, porque sentimientos y resentimientos, cualquier causa que haya sido, no se justifica”, lamenta el párroco. Los presentes, con veladoras blancas en manos, asienten con la cabeza.
Después de la misa católica, los cuerpos fueron llevados al panteón en medio de música de viento y mariachis.
Cada una de las cajas —tres de ellas de color blanco— fue enterrada en un ritual náhuatl a cargo de dos hombres de la región.
Dos menores, de 4 y 5 años de edad, continúan hospitalizados por herida de bala en un hospital en la capital del estado.
Las dos viviendas en donde se cometió la masacre quedaron abandonadas, pues todos los policías estatales y municipales se concentran en la cabecera municipal. Únicamente quedaron los sellos. La justificación es que para llegar a este punto, es necesario caminar cerca de una hora entre veredas.
Identifican a dos supuestos responsables
Según información de la Fiscalía, ya se logró identificar a dos presuntos responsables de este multihomicidio. Entre ellos estaría el que supuestamente violó a Silvia hace nueve años, y a otro de sus cómplices.
Sin embargo, no han sido detenidos. Solo se tiene información que habrían huido a pie a la sierra de Oaxaca. La versión oficial da cuenta que los hombres utilizaron armas de fuego calibre 22 y mosquetones para asesinar a las 11 personas la noche del 9 de junio.