Por un comité vigilante: Jacqueline Peschard Mariscal
ARIADNA ORTEGA Y MAURICIO TORRES
Jacqueline Peschard será la primera presidenta del Comité de Participación Ciudadana y dice estar convencida de que uno de sus principales desafíos será vigilar que las demás instancias que integran el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) cumplan con su labor.
Por ejemplo —señala—, si se da a conocer un escándalo de corrupción y la fiscalía especializada en la materia es omisa en atraer el caso o actúa con lentitud, el órgano tendrá la obligación de hacer pública la situación y de exhortarla a poner manos a la obra.
“El comité lo que tiene que hacer es asegurarse de que va vigilando y va llamando la atención sobre lo que va haciendo cada autoridad y le toca a cada quien”, dice Peschard, quien ha sido académica, consejera electoral y comisionada federal de transparencia.
Peschard estará en el comité un año. Será su presidenta durante ese tiempo, y desde ese cargo dirigirá la elaboración de recomendaciones para el combate a la corrupción y dará seguimiento a los acuerdos que se realicen entre los integrantes del SNA.
Ella y sus cuatro compañeros deben resolver dos puntos para poder llevar a acabo su labor: conformar un secretariado ejecutivo que ayude a dar sustento técnico a sus decisiones y propuestas de políticas públicas y crear canales de comunicación para que la sociedad sepa que será escuchada.
“El otro gran reto es que se logre convencer a la ciudadanía de que efectivamente el Comité de Participación Ciudadana lleva la voz de los ciudadanos, la voz de las organizaciones, y por lo tanto tiene que estar abierto a cualquier tipo de sugerencias, denuncias, etcétera”, dice Peschard, quien advierte que México debe vencer numerosas “resistencias” y trampas en el combate a la corrupción.
Cita el caso del gobierno de Javier Duarte en Veracruz. Aunque la administración del expriista —hoy prófugo de la justicia— tenía buenas calificaciones en materia de transparencia, las autoridades federales detectaron desvíos de recursos a través de la contratación de una red de empresas fantasma.
Frente a este y otros casos similares, Peschard admite que existen prácticas arraigadas que no solamente van haciendo una cultura, sino una gran tolerancia hacia este tipo de actos por parte de la ciudadanía.
"Tenemos que modificar las prácticas para que poco a poco se vaya modificando la cultura frente a los actos de corrupción”, señala Peschard, quien reconoce que ella misma alguna vez llegó a dar una "mordida" a policías de tránsito.