4 desafíos para la política social de México, según el Coneval
A pesar de que México ha tenido avances en el diseño y la ejecución de su política social, aún debe superar obstáculos importantes que impiden al país tener un verdadero desarrollo, advierte un informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El documento fue enviado al Senado este martes y se da a conocer a casi dos años de que el organismo publicara su última medición de la pobreza, según la cual el porcentaje de mexicanos que viven en esta condición aumentó de 45.5% a 46.2% en el periodo 2012-2014.
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Para el Coneval, reducir ese número y mejorar el nivel de vida de la población implica trabajar al menos en estos cuatro aspectos.
1. Ver más allá de la pobreza
Lo primero que el organismo pide a las autoridades federales y locales es que planteen un objetivo más ambicioso que sólo disminuir la cantidad de pobres a través de la entrega de apoyos. En cambio, llama a atender y medir otros factores como la desigualdad, y a combatir la discriminación en contra de grupos específicos.
“El desarrollo social implica necesariamente una visión más allá de la medición de pobreza. El bienestar y la calidad de vida son factores importantes en el análisis de los derechos sociales”, señala el informe.
2. Acciones focalizadas
En cuanto a la atención de sectores específicos, el Coneval subraya que éstos requieren acciones concretas debido a las situaciones particulares que enfrentan.
“Diversos grupos vulnerables siguen necesitando políticas públicas más amplias que consideren sus particularidades para que puedan contar con oportunidades económicas, políticas y sociales similares a las de los demás”, dice el documento.
Mujeres, jóvenes, adultos mayores e indígenas son los sectores sobre los que el organismo llama a poner énfasis. Por ejemplo, advierte que un problema que afecta con más fuerza a los jóvenes es la falta de oportunidades laborales. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el año pasado, seis de cada 10 trabajaban en empleos informales con bajos salarios y sin prestaciones.
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3. Coordinación entre involucrados
El tercer aspecto del que alerta el informe es descoordinación entre autoridades, una situación que conduce a que diferentes programas sociales se repliquen e incluso choquen unos con otros.
“Existe un gran número de programas sociales que de forma individual cumplen con sus objetivos y atienden a sus beneficiarios, pero que en una perspectiva de integralidad respecto al objetivo más amplio (el desarrollo social) se contraponen con otros programas, no se complementan o dejan vacíos”, dice el documento.
“El reto radica en la búsqueda continua de la coordinación interinstitucional, debido a que su ausencia es costosa y lograrla implica el esfuerzo deliberado de distintos actores, la inversión de tiempo de los funcionarios, así como de recursos administrativos de los gobiernos”, añade.
Un recuento del Coneval indica que en todo México hay 5,491 programas sociales, de los cuales 233 son federales, 2,528 son estatales y 2,730 son municipales.
4. Generación información clara
Por último, el organismo pide atender la falta de información clara sobre los programas y sus beneficiarios.
Cita como ejemplo, que la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) creó en 2015 el Sistema de Focalización de Desarrollo (Sifode) como una herramienta para identificar los hogares en situación vulnerable y determinar las mejores acciones para atenderlos, pero éste ha tenido fallas que impiden monitorear qué ayuda se brinda y qué efectos tiene.
Otro caso es la Cartilla Social, un instrumento que la Sedesol lanzó en 2016 para reunir información sobre el tema. Cuando se dio a conocer, integró datos de 25 padrones federales a cargo de siete dependencias y de 82 padrones correspondientes a 21 estados; sin embargo, el Coneval indica que hasta ahora, no existe un instrumento que valide cada dato incluido y esto impide corregir errores en la aplicación de una política pública.
“Se recomienda que la cartilla tenga un proceso de mejora continua, de evaluación y transparencia total para generar mayor certidumbre entre todos los actores”, señala el organismo, que también recomienda retroalimentación institucional constante.