De gira en México, Malala llama a políticos a garantizar derecho a la educación
La joven ganadora del Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai aseguró que todos los políticos y líderes tienen que unirse para hacer de la educación una prioridad, y que deben asegurarse de que todos los niños tengan acceso a ella.
“Es el trabajo de los políticos, pero también los jóvenes podemos concientizar con otras plataformas. Todavía nos falta un gran paso, el país tiene que desarrollarse y tenemos que continuar trabajando en los derechos de todas las personas”, dijo la activista paquistaní este jueves, en un acto realizado en el Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe.
Malala argumentó que la educación es un derecho humano básico y se tiene que dar a todos por igual, debido a las ventajas económicas, sociales y de igualdad que da.
“Las ventajas son incontables, son los recursos de la economía. Cuando educas a tu gente crecerás más, tendrán mayor productividad, pero también tiene otras ventajas (…) Puedes concientizar, llevar un cambio y demostrar cosas que no son justas. La educación es conciencia”, afirmó.
La joven señaló que aunque se ha avanzado mucho en materia de derechos humanos, igualdad y acceso a la educación, se debe seguir luchando con la finalidad de garantizar que todas las personas tengan acceso a la escuela.
“Hemos visto avances, pero tenemos que seguir”, dijo, y llamó a los líderes a tener voluntad para actuar en este campo.
“El odio es inaceptable”
Tras ser cuestionada sobre el muro que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere construir en la frontera con México, Malala respondió que “el odio es inaceptable y daña a los individuos y los corazones”.
Agregó que todos los seres humanos deben ser respetados, sin importar si tienen diferente cultura, religión o color de piel, pues eso es diversidad y la “diversidad es belleza”.
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Sobre la equidad, comentó que es un tema importante no sólo en los países en vías de desarrollo, sino en todo el mundo, porque este concepto representa el derecho de toda mujer y de todo hombre a tener oportunidades iguales.
“Es muy triste cómo muchas niñas, incluso en México, no tienen derecho a la educación. Las mujeres y los hombres tienen que apoyar estos movimientos, para brindar equidad de género. Se trata de humanidad”, dijo.
Las metas que siguen
La activista comentó que actualmente tiene tres metas: pugnar por la educación mundial, ver por las mujeres y velar por los miles de refugiados que cotidianamente son desplazados por los conflictos que se desarrollan en sus países.
Malala ha pasado la mitad de sus 20 años luchando por el derechos de las niñas a la educación, lo que le valió convertirse en un emblema de esta causa, ganar el Premio Nobel de la Paz en 2014 y que la ONU declarara el 12 de julio como el Día de Malala.
Cuando tenía 10, comenzó su batalla en las aulas gracias al apoyo de su padre, quien que desde que era pequeña aseguró que su hija recibiría la misma educación de cualquier persona.
Sin embargo, cinco años después ella fue víctima de un ataque de talibanes —quienes se oponen a la educación de las mujeres y a sus derechos en general— y recibió varios disparos. Uno de ellos se alojó en su cabeza y la dejó inconsciente varias semanas.
Era octubre de 2012 cuando este hecho conmocionó al mundo. Ella sobrevivió y continuó su lucha. Después de nueve operaciones y tres meses en un hospital, fue dada de alta para continuar en su camino. "No quiero que me vean como la joven a la que le dispararon los talibanes, sino como la joven que luchaba por la educación", dijo entonces.
Su contacto con el mundo
Esta semana, Malala realiza su primera visita a México, una gira que la noche del miércoles registró algunas dificultades porque las lluvias que cayeron sobre la capital obligaron a que su vuelo fuera desviado a Cancún.
Con una breve publicación en Twitter, la activista anunció su llegada al país junto con la fotografía de una playa caribeña. En la capital, miles de estudiantes del Tecnológico de Monterrey esperaron su mensaje.
A los 11 años, la joven comenzó a escribir un blog para la BBC en el que se refería a los derechos a las mujeres, un tema prohibido en Paquistán, donde la cultura dominante no identifica estas garantías. Bajo el pseudónimo Gul Makai, plasmaba sus opiniones y sentimientos.
Su historia inspiró a los productores Adam B. Ellick e Irfan Ashraf a hacer un documental sobre ella, su padre y cómo el ejército paquistaní intervino en la educación de las mujeres, lo que los puso en la mirada pública y de los radicales musulmanes. Poco después, ocurrió el ataque.
Malala es parte de una generación con acceso cotidiano a gadgets y redes sociales, pero, a pesar de esto, ella es nueva en Twitter y mantiene más fresco su papel de activista que la información en su estatus o su perfil.
“Puedes subir una selfie, pero también (las redes sociales y otras plataformas) sirven para hacer una campaña de concientización, obras de caridad. Te aseguras de que tu voz llegue, es importante. No hay una limitante en cuanto a los métodos, se trata de dar el primer paso y comenzar a hacerlo”, dijo esta tarde.
En uno de los escasos 91 tuits que hasta este jueves tiene en su timeline, menciona que empezará a estudiar una carrera en Oxford, una de las más prestigiosas universidades del mundo. Cursará un triple grado en Filosofía, Ciencias Políticas y Economía, a la par que seguirá su camino por la defensa de la educación.