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Empresas sustentables: un sueño posible

Gigantes como CEMEX y Peñoles, implementan estas estrategias en busca de rendimientos más sanos las políticas "limpias" son más que discurso, por eso la certificación de las firmas va en aume
jue 30 agosto 2007 03:46 PM
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Las metas de Cemex son reducir uso de energía y de agua. (Es

El inglés Tony Henshaw es la reciente adquisición de Cemex. Es parte de la gran apuesta para cumplir la aspiración central de Lorenzo Zambrano: guiar a la multinacional por el camino de la sustentabilidad. Henshaw encabeza una vicepresidencia recién creada que está al mismo nivel de la vicepresidencia corporativa de Finanzas y debe estar en contacto diario con sus stakeholders (empleados, comunidad, clientes y proveedores).

Nada fácil si se tiene en cuenta que Cemex está presente en 50 países donde tiene 66 plantas de cemento, 1,900 instalaciones de concreto premezclado, 400 canteras y 300 centros de distribución terrestre y 80 terminales marítimas. En resumen: tiene una de las tareas vitales para que la compañía avance entre lo rentable y lo sustentable.

Algunas de las empresas ‘triple A’ en México que ya están globalizadas por fin entendieron que el desarrollo sustentable con énfasis ambiental y la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) no es un asunto de relaciones públicas sino un tema estratégico. “Por eso vemos que empiezan a surgir posiciones en el organigrama: así como hay un director de finanzas y un director ejecutivo, ya hay también un director de sustentabilidad”, explica Jorge Kanahuati, director general de Enlaces Ambientales, pionera en la asesoría para el desarrollo de proyectos sustentables.

Pero, salvo algunas excepciones, los avances son incipientes. Según el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible de la escuela de negocios INCAE, con sede en Costa Rica, 80% de las firmas de Latinoamérica se limita a cumplir las leyes ambientales locales.

“La preocupación de las empresas estriba en que cualquier medida adoptada para mitigar algún impacto ambiental negativo generado por su actividad productiva no debe afectar las utilidades de los accionistas”, sostiene Georgina Núñez, experta de la CEPAL. Las compañías cada vez toman más conciencia de que ser responsable ambientalmente no significa frenar el desarrollo o que sea un mal negocio. “La alineación entre el desempeño social, ambiente y económico de una empresa puede incrementar su valor en el largo plazo”, dice René Castro, director del MBA en desarrollo sustentable en el INCAE, el único en su tipo de Latinoamérica.

Mejora continua

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La vicepresidencia de Henshaw sobrevuela toda la empresa en los 50 países donde tiene presencia. Aunque su base de operaciones está en Monterrey, el inglés tiene una oficina alterna en Berna, Suiza, donde está el centro de desarrollo tecnológico de la cementera y es el nudo gordiano para administrar sus operaciones en Europa. Su área descansa en cuatro departamentos: Salud, Seguridad, Ambiente y Responsabilidad Social Corporativa. Sus grandes aliados, dice, son los stakeholders y las ONG conservacionistas, como Pronatura, Sierra Madre, Conservation International, World Wildlife y Nature Foundation.

“Podemos aprender de información que no necesariamente tenemos en nuestras manos”, explica Henshaw. Sabe de lo que habla. Cuenta con un MBA en finanzas corporativas y negocios internacionales de la Stockholm School of Economics y de la Manchester Business School, por un lado, y experiencia en el manejo y desarrollo de negocios sustentables que ha plasmado en diversas empresas, como Transredes (Bolivia), Steelcase Strafor PLC (Gales) y Holset Korea.

El primer reto de Henshaw es llevar a buen puerto la implementación del Sistema de Gestión de Sustentabilidad diseñado por Cemex para integrar la administración de la sustentabilidad en sus filiales de América, Europa, África, Medio Oriente y Asia. El sistema cubre las dimensiones económicas, ambientales y sociales, incluyendo temas de salud y seguridad en el trabajo.

“Cemex ha tenido que diseñar sus planes y estrategias de negocio mirando el cumplimiento de las metas autoimpuestas, sabe que el no cumplimiento afectaría enormemente su imagen”, dice Núñez. Se refiere al compromiso que firmó en 1999 con el World Business Council for Sustainable Development, junto con otras nueve principales cementeras, para considerar el desarrollo sustentable como factor de éxito.

La agenda incluye seis temas prioritarios: protección del clima, materias primas y combustibles alternativos; salud y seguridad laboral; reducción de emisiones; impacto local y procesos de negocio. Tropicalizar estos lineamientos y ejecutarlos en México es tarea del equipo que depende de la dirección corporativa de Operaciones de Holcim y que, a su vez, reporta a la dirección general. “Asesoramos a las plantas, recibimos información del extranjero, validamos que los sistemas de gestión sean funcionales y apoyamos las auditorías”, resume un día de trabajo, Miguel Ladrón de Guevara, director de Desarrollo Sustentable de Holcim Apasco. La cementera, que destina 10% de sus inversiones anuales a actividades ligadas con el ambiente, fue reconocida en el año 2006 por el Dow Jones Sustainability Index como “líder de la industria”.

Más que plantar árboles

En Industrias Peñoles, antes de 2005, las actividades relacionadas con el ambiente se realizaban de manera diluida. Ahora existe un equipo de alto nivel que reporta directamente a la dirección general. Todas las direcciones y unidades de negocio de la minera –el principal productor de plata afinada en el mundo– deben coordinarse con este equipo que se encarga del ambiente, la seguridad, la salud y la apertura y el cierre de minas.

Desde hace ocho años, Grupo Modelo implementó el Balance Scorecard. “Esta herramienta de gestión asegura que todas las unidades de negocio estén alineadas a la política social y ambiental de la organización”, explica Fernando Aguirre, gerente senior corporativo de Protección al Ambiente, Seguridad y Salud en el Trabajo del mayor grupo cervecero del país. De entrada, las siete plantas cerveceras le deben entregar periódicamente reportes sobre su desempeño ambiental. Su gerencia también realiza auditorías internas y participa en la selección y aprobación de nuevos proyectos.

De acuerdo con la CEPAL, desde 2000 se ha observado la integración y la institucionalización explícita de las metas ambientales. Ya no se trata de sembrar árboles o hacer filantropía y caridad con los más necesitados. “Es fácil detectar a las empresas que pretenden beneficiarse con la publicidad bajo un discurso de RSC: se proclama una cosa pero se practica otra”, afirma Carlos Viguri, experto en temas de gestión y negocios internacionales del Tec de Monterrey. Hoy, la única forma de constatarlo es la certificación y la adopción rigurosa de pactos con las principales organizaciones mundiales.

Esto lo tiene bien claro Industrias Peñoles, sobre todo, luego de la crisis que sufrió en 1999. En mayo de ese año, la producción de Met-Mex, la planta principal de la minera, en Torreón, Coahuila, fue reducida 50% después de que se descubrieran niveles de plomo peligrosamente altos en muestras de sangre tomadas a niños que vivían en las cercanías. Nueve meses más tarde comenzó a operar normalmente, una vez que la empresa cumplió con las condiciones de calidad ambiental establecidas en la ley. “Entendemos que si queremos permanecer en el mercado y en las comunidades y no tenemos una cultura de sustentabilidad no seremos una empresa que permanezca en el largo plazo”, sostiene Luis Rey Delgado, subdirector de Comunicación y Desarrollo Sustentable del grupo minero. Esa contingencia ambiental los obligó a acelerar sus proyectos en materia ambiental y crear un equipo especial.

La minera ha logrado que 11 de 17 unidades de negocios operen con certificados de Industria Limpia emitidos por la Profepa, el resto está en proceso de obtenerlo. Además, sus plantas Naica, La Herradura, La Ciénega y Francisco I. Madero están certificadas con la ISO 14001.

Bajo esta certificación operan también Cemex, Holcim Apasco, Grupo Modelo y Tetra Pak, entre otras. Uno de los aspectos que cubre la ISO 14001 es establecer metas de reducción de uso de energía y de agua. Las plantas de Modelo, por ejemplo, usan entre cuatro y cinco litros de agua para producir un litro de cerveza, contra seis que consumía en 2000. Sobre estos niveles andan sus colegas Heineken y Anheuser-Busch.

El escrutinio social y financiero cada vez presiona más. De ahí que las compañías, principalmente las multinacionales, elaboren informes ambientales bajo los lineamientos de la Global Reporting Initiative (GRI), el protocolo más completo para medir qué tan verde es una empresa. En México, sólo Pemex, Industrias Peñoles y Cemex reportan bajo este protocolo. “Quien reporta así gana reputación en los mercados”, dice Santiago Fernández, analista de Santander.

Como muchas otras compañías, la constructora Urbi, que desarrolla el concepto de ‘comunidad’ en sus desarrollos, está dando sus primeros pasos pero enfocada en el mercado, no en la operación interna. Fernando Mayagoitia, líder del proyecto de innovación y desarrollo sustentable, trabaja de cerca con clientes y proveedores para mitigar el consumo desmedido de los recursos en la vivienda (a través de equipos ahorradores de energía para focos y aire acondicionado, por ejemplo). “Cada vez que estudiamos una ecotecnología la evaluamos con costos y beneficios”, comenta el ejecutivo que busca fomentar estos proyectos piloto en las áreas de diseño, construcción y finanzas dentro de la firma. Para una segunda etapa planea algo más ambicioso, como la reinyección de aguas a los mantos acuíferos, aprovechar el agua de lluvia y promover el uso de energías alternas.

La academia también está haciendo algo. Desde 2004, la Universidad Iberoamericana ofrece el diplomado Diseño y Construcción Sostenible y apuesta a posicionarse como líder regional en esos temas. Por ahora, el único lugar de Latinoamérica con formación de negocios es Costa Rica. En 2002, cuando el INCAE abrió su MBA con especialidad en desarrollo sustentable, menos de 5% del alumnado se inscribió. Ahora más de 30% del alumnado, unos 3,000 anuales, la demandan. “Recibo llamadas de empresas de la región que buscan especialistas en sustentabilidad”, dice Castro. La recién graduada y más destacada del MBA que dirige, la mexicana Stéphanie Richert, es producto de ello. Acaba de ser nombrada directora ejecutiva del Centro de Desarrollo del Cluster de Turismo- Guanacaste (en la frontera Costa Rica y Nicaragua).

Con información de Ángeles Castellanos

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