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¿Naciste sin las musas de la creatividad? Es un pretexto

La inspiración no viene de un momento Eureka, dice el padre del internet de las cosas Kevin Ashton; en su libro ofrece una respuesta al dilema del origen de las ideas y los secretos de la creatividad.
jue 02 julio 2015 06:00 AM
En la innovación no hay magia y sí muchos errores, dice Kevin Ashton. (Foto: iStock by Getty Images)
creatividad (Foto: iStock by Getty Images)

La mayoría de nosotros cae en la tentación de pensar en la creatividad como una habilidad innata o un don que le pertenece a unos pocos privilegiados. Pero la realidad es muy diferente: las buenas ideas no surgen de epifanías. La inspiración no genera proyectos terminados por arte de magia, y para innovar, hay que fallar mucho.

La prueba es que el lema de BBDO, la agencia en la que trabajo, es ‘The Work, The Work, The Work’ (‘El trabajo, el trabajo, el trabajo’) o para Wieden+Kennedy es ‘Fail Harder’ (‘Falla más fuerte’).

Kevin Ashton ofrece una respuesta al dilema del origen de las ideas y los secretos de la creatividad. En su libro 'How to Fly a Horse', el creador del término 'internet de las cosas' y cofundador del Auto-ID Center del MIT, un laboratorio de investigación en robótica, derrumba los mitos alrededor de cómo surgen los inventos y de que cualquiera puede tener ideas creativas.

Ashton siempre ha vivido haciéndose muchas preguntas —el principal ingrediente para que surja una idea—. Desde que inició su vida profesional, como asistente de marca en P&G, experimentó en carne propia la emoción y los retos de crear algo nuevo.

El británico fue pionero en conectar cosas a internet . Uno de sus primeros proyectos conectó anaqueles de productos de supermercados, a través de sensores. De esta forma, los empleados de las tiendas y las marcas podían saber, en tiempo real, cuando se acababa un producto.

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Es sólo el pensamiento…

Ashton es el padre de lo que hoy llamamos 'internet de las cosas' . Hoy, las personas pueden programar sus electrodomésticos desde un dispositivo inteligente o cambiarle a la tele sin necesidad de un control remoto.

El autor de 'How to Fly a Horse' no busca mostrarse como un ejemplo a seguir. Como todos, cometió errores.

Si bien su presencia en firmas tecnológicas como Thing- Magic, EnerNOC y Belkin dio respuestas innovadoras a las exigencias de la industria, también sembró inquietudes sobre el proceso de pensamiento. Ashton no cree que haya diferencia entre el pensamiento común y el pensamiento creativo. “Es como decir que existe diferencia entre caminar y caminar creativamente”.

El autor tampoco cree en la existencia de recetas para la creatividad que se empeñan en hacer todos los adictos a las listas, ni mucho menos, en los bloqueos creativos.

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La magia no existe

'How to Fly a Horse' es una provocación a las ideas preconcebidas sobre el nacimiento de lo nuevo. Es un boleto de entrada a un laberinto que nos invita a dudar y ofrece razones fundadas en la experiencia de artistas, científicos, poetas y empresarios para retar lo que siempre hemos pensado sobre la creatividad.

Sin duda, la paradoja central que el autor nos deja ver es que en la historia de  la creación, la innovación y el descubrimiento no caben los secretos.

Además de relegar a las musas y al genio creativo al cajón de la fantasía, Ashton pone en jaque la idea de que el pensamiento creativo es sobrenatural.

Para el autor, ni los descubrimientos científicos ni las obras maestras nacen de un momento ‘eureka’. Llegar a ellos tiene que ver con una carrera de resistencia que no siempre es recompensada o reconocida por la sociedad. La mayor parte de las veces la innovación provoca temor y rechazo.

El verdadero 'secreto'

Ashton cree que para ser emprendedor no basta con tener ideas si éstas no cobran vida. No hay musas, sólo trabajo. Crear es aprender a escribir y a borrar. Revisar y corregir. Levantarse de madrugada y volver tarde, cancelar citas, regresar a la página en blanco, empezar sin saber el principio y un minuto antes de rendirse, volver a intentarlo.

En esta historia sin secretos sobre la creatividad, la innovación y el descubrimiento, ningún lector se salva del cuestionamiento.

A aquellas personas que siempre pensaron que la creatividad es un acto individual e independiente, Ashton las sacude dejándoles ver que lo nuevo surge de una cadena de reacciones en la que miles de personas contribuyen, incluso sin saberlo.

Y a aquellos empresarios, financieros o ingenieros que siempre han creído que no tienen una gota de creatividad, Ashton les recuerda que las respuestas en el arte, la ciencia y la innovación están hechas del mismo material: el pensamiento.

  1. How to Fly a Horse es una invitación a crear, a fallar más y mejor, y a despedirnos de los pretextos.

    4 Revelaciones de Kevin Ashton

    El trabajo es el alma de la creación. La magia no existe. La innovación implica trabajo e inversión de tiempo. Tan simple y complicado como suena.

  2. No existe el “pensamiento creativo”. Es como si hubiera una distinción entre “caminar” y “caminar creativamente”. Por eso, es absurdo decir que no todas las personas pueden innovar.
  3. La creación es un acto de muchos pasos, no de unos pocos saltos. Para innovar hay que fallar muchas veces e incluso al acertar, hay que buscar hacerlo mejor.
  4. Las personas no aceptan las cosas de inmediato. Los inventores deben tener la paciencia para entender que todo lo desconocido provoca desconfianza y rechazo.

*Karin Matarasso es directora del Grupo de Planeación Estratégica de la agencia publicitaria BBDO México y escribió esta reseña originalmente para Expansión en su edición impresa del 5 de junio de 2015. La suscripción está en el Kiosco Digital de Grupo Expansión.

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