Escasez de ingenieros mexicanos
Pedro Martínez es un ingeniero civil mexicano veterano. Lo que está viviendo hoy le trae recuerdos de hace casi 25 años, cuando trabajó en la construcción de las presas del Río Grijalva, en Tabasco. Aquellas obras fueron su primera experiencia internacional sin salir del país. Como en pequeñas villas olímpicas, los ingenieros vivían en diferentes campamentos según su nacionalidad y rama. Los japoneses eran responsables del cuarto de máquinas por su alta capacidad técnica. Los mexicanos estaban en la base o en vertederos. “Era una buena convivencia, aunque la mayor parte del tiempo era puro trabajo”, recuerda.
Hoy la historia se repite y comienza a hacerse común. Las obras de infraestructura impulsadas por el gobierno de Calderón parecen nuevas torres de Babel en las que cuesta encontrar un idioma común en el que todos puedan entenderse. Las firmas internacionales que se están instalando en México traen sus propias escuadras de ingenieros en las que, a veces, se cuelan los nacionales.
En los últimos 10 años han llegado al país alrededor de 7,000 ingenieros civiles de diferentes países, principalmente España, Alemania, Bélgica, China y Estados Unidos, explica Juan Villegas, presidente hasta principios de 2007 de la Federación Mexicana de Colegios de Ingenieros Civiles (FECIC). Vienen con las empresas ganadoras de las licitaciones de obra pública, muchas de ellas de otros países. Cuatro de cada diez ingenieros son extranjeros. Fundamentalmente trabajan en proyectos integrales de una sola empresa y en las industrias eléctrica y petrolera, dice Luís Salazar, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM).
Las obras a penas comienzan. El Plan Nacional de Infraestructura de Calderón pretende que en los próximos cinco años se invierta en el país un equivalente a 8% de la economía nacional. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción estima la inversión en más de 25,000 millones de pesos (mdp).
Si el Gobierno cumple su meta, no habrá suficientes ingenieros mexicanos. Actualmente se estiman 15 millones de horas-hombre disponibles para realizar estudios y proyectos. Desde 1994 ha descendido en 55% el número de ingenieros mexicanos dedicados a la obra civil, pero para el PNI se necesitarán 70 millones de horas-hombre, advierte Luís Salazar, del CICM. “Esos espacios los van a tomar los ingenieros extranjeros nos guste o no”. Además, muchas de las empresas que vienen a trabajar en la infraestructura del país traen sus propios equipos. Los ingenieros mexicanos, en ocasiones, ejercen como supervisores de obra o los puestos en los que por ley se necesita un mexicano, explica el ingeniero Pedro Martínez.
Quizá sea por la entrada de los extranjeros o por la falta de obra en los dos últimos sexenios, pero lo cierto es que el número de egresados ha caído. La matrícula, a nivel nacional, es de 35,000 estudiantes al año, según cifras de la Asociación Nacional de Universidades y Escuelas de Nivel Superior. Sin embargo, sólo 20% se gradúa, objeta Salazar, presidente del Colegio. Apenas 30% del total de los graduados en el país estudian ingeniería. Ante la falta de trabajo, explica Salazar, muchos deciden emigrar a Estados Unidos, a veces a trabajar de cualquier otra cosa. Las cifras de cuántos ingenieros mexicanos ejercen actualmente varían demasiado según la fuente consultada. Algunos dicen 30,000; otros, 115,000.
En cualquier caso, algunas firmas mexicanas siguen prefiriendo el producto nacional. Es el caso de Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina (IDEAL), la firma de infraestructura de Carlos Slim. No cuentan con ningún ingeniero extranjero en sus obras. Hasta ahora, explica Adrián Pandal, responsable de las relaciones con los inversionistas de la firma, han encontrado especialistas nacionales con capacidad suficiente. Muchos ingenieros, explica Pandal, se quedaron sin trabajo después de la crisis del 95, “lo que nos ha permitido encontrar excelentes ingenieros con toda la experiencia”. ICA coincide en esto. Más bien, al contrario, en la empresa aseguran que exportan ingenieros a sus proyectos en Centro y Sudamérica.
La formación es la clave
Los ingenieros extranjeros encuentran pocas trabas para trabajar en México porque no se les pide ningún requisito adicional a su titulación y en ocasiones están mejor preparados que los mexicanos. “Son más baratos que los nacionales”, explica Salvador García, director del departamento de Ingeniería Civil del Instituto Tecnológico de Monterrey, porque no hay que invertir en su capacitación.
“Quien decide contratar un ingeniero mexicano tiene que invertir en capacitarlo periódicamente y certificarlo en algún área”, explica García. “Cuestan cuando menos 20% más que un extranjero que no necesita capacitación y que ya está certificado”, dice Armando Roque, actual presidente de la Federación de los Colegios de Ingenieros.
Para evitar este rezago nacional, las universidades tratan de ampliar sus programas y hacer asociaciones internacionales. El Instituto Politécnico Nacional realizó un convenio con el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Lyon, Francia, para otorgar un doble título a los alumnos. Y ampliarán el programa para que los ingenieros puedan crear sus propias empresas. Esto también lo está haciendo el Tecnológico de Monterrey a través de una maestría en Administración de la Construcción.
Los Colegios de Ingenieros tienen miedo a que la ingeniería extranjera se generalice. La Federación cree que es una amenaza real para los profesionales mexicanos, por lo que quieren que se les pidan más requisitos, los mismos que en sus países de origen. “Habría que modificar la Ley de Obras y la Ley de Profesionales, pero sobre todo, dar preferencia a los mexicanos”, dice Roque.