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OPINIÓN: 'Pruebas de virginidad': un abuso contra las mujeres egipcias

Los exámenes íntimos practicados a algunas manifestantes de la plaza Tahrir son sólo una muestra de la intolerancia hacia las mujeres
sáb 04 junio 2011 07:00 AM
Egipto - mujeres - protestas
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Nota del editor: Isobel Coleman es autora de "Paradise Beneath Her Feet" e integrante para la política estadounidense del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York.

(CNN) – En marzo, Aministía Internacional (AI) comenzó a reportar que el ejército egipcio había sometido a 17 mujeres manifestantes en la Plaza de Tahrir a “pruebas de virginidad” . Las mujeres afirmaron a AI que habían sido esposadas, golpeadas, manoseadas durante las revisiones y fotografiadas por soldados masculinos, para posteriormente ser sujetadas por mujeres militares mientras un hombre con bata blanca realizaba la prueba de virginidad.

El ejército negó las acusaciones, pero en los últimos días, un general confirmó a CNN que efectivamente, las pruebas de virginidad se llevaron a cabo . El general justificó el abuso al señalar que estas mujeres “no eran como tu hija o la mía. Estas eran chicas que acampaban en tiendas de campaña con manifestantes masculinos”.

El general agregó que las pruebas eran necesarias ya que “no queríamos que dijeran que las habíamos agredido sexualmente o violado, por lo que quisimos comprobar que no eran vírgenes desde un principio”.

¿Qué son las pruebas de virginidad? Son controversiales pero relativamente comunes en Egipto –tanto que la himenoplastia (restauración del himen) es buscada por las novias egipcias para proteger su reputación en su noche de bodas. Pero su utilización como herramienta intimidatoria por parte de las fuerzas de seguridad parece ser novedoso. Y basándonos en el escándalo que este abuso ha provocado en todo Egipto, parece ser que el intento del ejército de intimidar y calumniar a estas mujeres les ha salido contraproducente.

Grupos de derechos humanos están demandando una investigación a fondo y se planean varias manifestaciones durante los próximos días para apoyar a estas mujeres. Las fuerzas de seguridad egipcias cuentan con un largo y preocupante historial de abuso y tortura contra ciudadanos para fines políticos. Han implementando tácticas intimidatorias desde que recrudecimiento de la violencia política y la militancia islámica a principios de los noventas, incluyendo el arresto de mujeres, niños y viejos. En las últimas dos décadas, la práctica de arresto y detención sin juicio de por medio se ha extendido a todo aquel que se considerara una amenaza para el ejército o el régimen anterior de Hosni Mubarak , especialmente aquellos partidarios de una reforma política.

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Las mujeres han sido víctimas de un maltrato particular. Por ejemplo, Esraa Abdel Fattah –mejor conocida como la “chica Facebook”, quien en el 2008 movilizara a miles de jóvenes para marchar a favor de un cambio político– fue arrestada por su papel de liderazgo en esas protestas. Las fuerzas de seguridad egipcias intentaron destruir su reputación acusándola de prostituta, pero sus colegas de Facebooks vieron más allá de esa jugada e incluso, varios jóvenes llegaron a proponerle matrimonio mientras permanecía arrestada.

Asimismo, las mujeres egipcias fueron abusadas y discriminadas tanto antes como después de la revolución de este año. Y a pesar de que jugaron un papel importante en el derrocamiento de Mubarak, no es seguro que su situación vaya a mejorar, sin importar qué sistema se implemente. El consejo militar que gobierna actualmente al país previo a las elecciones ha excluido a las mujeres del comité constitucional que definió el nuevo proceso político. Se dice que la cuota constitucional de asientos en el parlamento para mujeres será eliminada. La cuota debe mantenerse para asegurar la participación de las mujeres en la vida política.

En las calles, el trato es similiar. Las mujeres en Egipto son violadas físicamente y abusadas verbalmente de manera cotidiana. Según Human Rights Watch, las mujeres que participaron en la manifestación de la Plaza de Tahrir el Día Internacional de las Mujeres recibieron insultos por parte de un grupo de hombres: “Ustedes no son egipcias… mejor váyanse a sus casas y alimenten a sus bebés”. Igualmente consternante fue que los soldados que disiparon a este grupo de hombres preguntaran por qué las mujeres estaban manifestándose en ese momento, diciéndoles que “no era el momento apropiado” y que “estaban equivocadas al decidir manifestarse”. Más tarde, una multitud de hombres acosaron, manosearon y persiguieron a un grupo de aproximadamente 100 mujeres que se habían reunido.

Tales escenas reflejan que el respeto a los derechos de las mujeres, lejos de ser un problema secundario antes o después de la revolución, es de hecho una prueba importante para el éxito o fracaso de la revolución. Gracias en su mayoría a las acciones del ejército, el 2011 puede convertirse en la revolución de la libertad, pero no de la igualdad.

Los cargos contra el ejército llegan en un momento difícil: mientras se preparan para las elecciones, los líderes militares están haciendo el titánico esfuerzo de distanciarse de los abusos que caracterizaron al régimen de Mubarak. Las pruebas de virginidad es una práctica que los jueces conservadores de Irán o los muyahidines de Afganistán imponen a las mujeres. El señor de la guerra afgano, Ismail Khan, durante su paso como gobernador de Herat tras la caída de los talibanes, era conocido por sacar a las mujeres de las calles que fueran vistas con hombres y por someterlas a pruebas de virginidad.

Este comportamiento no ayuda a la imagen del ejército egipcio, el cual quiere que posicionarse como un protector moderno y profesional del Estado. Tampoco es una señal alentadora sobre el papel de las mujeres en la nueva sociedad egipcia. Desde los emocionantes primeros días de las protestas pacíficas, cuando mujeres descubiertas, con pantalones de mezclilla y fumando cigarros compartieron alimentos con los islamistas conservadores, ha existido un marcado deterioro de la tolerancia y la inclusión.

La violencia que invadió el Día Internacional de las Mujeres en la Plaza de Tahrir, fue un presagio desafortunado de mayores tensiones, divisiones sectarias y brutalidad que han invadido incluso a la revolución egipcia.

Una reforma tendrá mejores probabilidades de éxito si los egipcios pueden mantener una transición pacífica e incluyente. Responsabilizar al ejército por sus tácticas brutales y degradantes es un importante paso en ese proceso.

 

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente las de Isobel Coleman

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