OPINIÓN: Los entrenadores de béisbol y sus uniformes, una larga costumbre
Nota del editor: El colaborador de CNN, Bob Greene, es un exitoso autor cuyos libros incluyen Late Edition: A Love Story, Chevrolet Summers, Dairy Queen Lights y su próximo lanzamiento The Road Home: Tales from the Back Nine of Life puede ser visto previamente en twitter.com/the_road_home. ¿Qué aficionado a los deportes podría olvidarlo?
(CNN).- La agitada visión, en Green Bay, Wisconsin, de los Empacadores cargando en el Lambeau Field, junto con su líder legendario Vince Lombardi, quien usaba una camiseta de futbol, hombreras y casco mientras se preparaba a entrenar a su equipo durante una victoria.
O la visión heroica del entrenador Phil Jackson con los jugadores de los Bulls de Chicago o de los Lakers de Los Ángeles reunidos alrededor de él durante un tiempo fuera, con su habitual atuendo de shorts, tenis y camiseta de basquetbol sin mangas con un número en la parte delantera, trazando en un bloc la siguiente serie de jugadas que su equipo realizaría.
¿Qué? ¿Dices que no recuerdas esas escenas? Que nunca viste al entrenador Lombardi al lado del campo vestido como un defensa de futbol, y nunca viste al entrenador Jackson dando instrucciones a sus jugadores vestido como un basquetbolista?
Esto se debe a que eso no pasó. Los entrenadores de la Asociación Nacional de Basquetbol (NBA) estadounidense visten con ropa de calle, y también los entrenadores de la NFL (aunque ellos usan logotipos de los equipos).
Pero –como sin duda lo habrás notado si has estado viendo la Serie Mundial –, los entrenadores de béisbol no visten así. Ellos se visten como sus jugadores, y eso ha sido una parte integral del béisbol durante tanto tiempo que los aficionados rara vez se preguntan por qué.
“Es un poco como Alicia en el País de las Maravillas, a través del espejo, donde las cosas en el béisbol se invierten desde la forma en que son en otros deportes”, dijo John Thorn, el historiador oficial de las Ligas Mayores de Béisbol (MLB). “Al tratar de explicar la razón de ello, entra en juego el folclor”.
Thorn dice que en los primeros años del juego en el siglo XIX, “la persona llamada manager de un equipo era el encargado del negocio: él era la persona que se aseguraba de que los recibos fueran pagados y que los horarios de entrenamiento fueran conocidos por todos. No tomaba ninguna decisión acerca de lo que sucedía durante un juego.
“La persona que hacía eso se llamaba capitán. Hacía lo que hace un entrenador en la actualidad, pero también jugaba. Así que en un primer momento, la persona que hoy llamaríamos entrenador, también llevaba un uniforme, porque era un participante del juego”.
La tradición continuó incluso cuando, en el siglo XX, las personas que tenían la última palabra en los banquillos se convirtieron en no-jugadores. Algunos de ellos vestían uniformes a pesar de que nunca iban a entrar al juego. Sin embargo, otros –por ejemplo, Connie Mack de los Atletics de Filadelfia y Burt Shotton de los Dodgers de Brooklyn– decidieron que si ya no eran jugadores de béisbol, no deberían vestirse como jugadores de béisbol.
Su posición sobre el tema fue rechazada. Durante más de medio siglo, todos los entrenadores de béisbol –como Tony LaRussa, de los Cardenales de San Luis y Ron Washington de los Rangers de Texas en la Serie Mundial de este año– han usado un uniforme.
Algunas personas creen que las reglas del béisbol lo mandan así, aunque la única norma acerca de ello –la regla 1:11 (a)(1)– indica: “Todos los jugadores de un equipo usarán uniformes idénticos en color, corte y estilo, y todos los uniformes de los jugadores deberán incluir números de un mínimo de seis pulgadas en la espalda”. No indica nada acerca de lo que un entrenador debe usar.
Otras personas creen que los entrenadores usan uniformes porque habitualmente aparecen en el campo: durante los cambios de lanzadores, y durante las discusiones con los árbitros. Sin embargo, los entrenadores, a diferencia de los jugadores, no están en el diamante cuando la pelota está realmente en juego.
“Tal vez sólo es un testimonio de la idea de que, sin importar la edad que tengas, siempre crees que eres un jugador de béisbol”, dijo Thorn. Si un entrenador de béisbol de las Grandes Ligas apareciera en el banquillo con saco y corbata, dice, “la decisión acarrearía burlas y desprecio sobre él. Eso no sucedería”.
Le pregunté a Thorn, el historiador oficial del juego, si pensaba que el béisbol todavía seguiría existiendo en un centenar de años.
“Sí”, respondió al instante, más rápido que de inmediato, si es que es posible tal cosa.
Y si cree que en cien años, los entrenadores aún usarán el mismo uniforme que sus jugadores.
“Si yo tuviera un dólar para apostar”, –y si lo hiciera, probablemente sería expulsado del béisbol–, “yo diría que la respuesta es 'sí'”.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Bob Greene.