OPINIÓN: ¿Marcelo Ebrard o López Obrador? Una carrera por la presidencia
Nota del editor: Salvador Camarena es periodista y coautor del libro El Presidente Electo. Manual para sobrevivir la Presidencia de Felipe Calderón. Actualmente es corresponsal para América Latina del diario El País y locutor en W Radio, donde conduce el espacio de noticias Hoy por hoy.
(Quién)— Cuando faltan menos de nueve meses para el Gran Derby Presidencial 2012, la cuadra del Partido de la Revolución Democrática, de izquierda, se prepara para seleccionar candidato entre sus dos ejemplares más preparados para el famoso clásico sexenal mexicano.
Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard se enfrentarán en una carrera parejera para ser los representantes del PRD ( (y los jockies que le acompañan: Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano) en la gran competencia que tendrá lugar el domingo 1 de julio de 2012: la elección presidencial.
Será, sin lugar a dudas, una eliminatoria apasionante. Por un lado, Andrés Manuel López Obrador pondrá en la mesa su legítimo derecho a la revancha. El Tornado de Macuspana, brioso pero tozudo, ya corrió este clásico.
En 2006 todo el país lo vio llegar sobrado, seguro de que al haber sorteado distintas trampas y obstáculos previos a la elección la carrera sería ya un mero trámite. El calamitoso arranque de Felipe Calderón, El Hijo Desobediente, su contrincante panista, sólo parecía demostrar que, una vez más, este cuaco curtido en largas cabalgatas tenía la razón.
Pero la ventaja que llevaba, que llegó a ser de varios cuerpos durante buena parte del recorrido, se esfumó en la última recta y luego de errores como dejar de asistir a un debate.
El cierre fue de fotografía, misma que unos jueces sin luces se negaron a mostrar de inmediato y los conatos de bronca en la galería no se hicieron esperar.
Las protestas duraron meses y hoy los más fieles seguidores de este purasangre siguen convencidos de que ese 2 de julio de 2006 les robaron hasta la silla.
Si hace cinco años siempre fue claro que El Rayito de Esperanza, como también se le conoce a López Obrador, era la mejor carta del PRD (y de los jockies que le acompañan), para este clásico sexenal ha surgido Marcelo Ebrard Casaubón , un ejemplar que reclama que es su turno, que gusta a apostadores y aficionados de distintas zonas de la gradería y no nada más a la tribuna del sol azteca (como también se conoce a ese partido), y que podría “hacer la chica” ante el favorito, El Heredero de Atlacomulco, Enrique Peña nieto, un ejemplar al que muchos minimizaron, pues sólo le veían porte, crin bien peinada y disciplina, pero al que todos han terminado por reconocer que en una de esas trae sangre de campeón.
Eso sí, aseguran los conocedores, habrá que ver cómo se comporta al pasar de la provincia a la pista nacional (también le critican que viene de la cuadra tricolor, con escandalosas historias de trapacerías y carreras arregladas).
Ebrard, purasangre con raíces francesas, es uno de esos caballos que se ha pasado años y años en entrenamiento, tanto que ahora siempre quiere dar lecciones a todo galope, lo que en los palcos gusta a unos y a otros no tanto.
A diferencia de López Obrador, Marcelo tiene entrenador, condición que viejos conocedores de esta disciplina aseguran que es fundamental. De hecho, una de las dudas que suscita El Tornado de Macuspana es si, de volver a correr, ahora sí hará caso a quienes le adviertan las cosas que no van bien: en la pasada carrera sexenal se amachó en que él tenía un cronómetro que le daba 10 segundos de ventaja, números que nadie más vio.
De que López Obrador y Ebrard hagan una buena carrera preliminar podría depender que cambie la imagen que su cuadra tiene entre la gradería y los apostadores rumbo a 2012 .
A mediados de septiembre, la casa Consulta Mitofsky reveló que el PRD hace cinco años era el partido con mejores momios: su promedio entre opiniones negativas y positivas era +8. Ahora registran -12. (Y sobre los jockies que acompañan a los perredistas: el Partido del Trabajo es hoy el que más rechazo provoca).
Como buenos perredistas, AMLO y Ebrard se formaron en la cuadra del PRI, lo que hace impredecible cualquier pronóstico sobre el tipo de competencia que definirán para decidir quién entra a disputarle a Peña Nieto, y a quien resulte la nueva corona del rancho blanquiazul.
Pero por eso precisamente son emocionantes estas carreras, porque la política se parece al hipódromo, donde “el azar, la suerte y el resultado es una situación agónica, algo que se parece mucho a nuestro destino”, como dijo en alguna ocasión ese enamorado de los caballos que es Fernando Savater.
Ya sólo falta decidir qué tipo de apuesta compra uno. Más vale tomar una apuesta directa, y jugársela con uno de los dos. Y si no quieren arriesgar, pues vayan a otra cuadra, donde no habrá competencia… ni emoción.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen al autor y no a CNNMéxico.