OPINIÓN: La masculinidad es puesta en duda en la TV y la sociedad
Nota del editor: William J. Bennet, colaborador de CNN, es el autor del texo El libro del hombre: Lecturas para el camino hacia la madurez . Bennett colabora en el Instituto Claremont de Washington. Fue secretario de educación de Estados Unidos entre 1985 y 1988 y director de la Oficina Nacional de la Política de Control de Drogas durante la presidencia de George H.W. Bush.
(CNN)— "Esa fue la segunda cosa poco masculina que hiciste hoy", es el remate del chiste en uno de los anuncios de la cerveza Miller Lite que pasan frecuentemente durante los partidos de la NFL. Y termina con el ultimátum: "Sé un hombre".
En otro comercial dos recién casados retrasan su luna de miel después de que el hombre se entera que McDonald's vuelve a presentar su sándwich McRib. La mujer dice con incredulidad: "Me casé con un chico de 14 años".
Si la cultura popular es un indicador, la masculinidad está en nuestras mentes. Seis nuevas series de televisión de este otoño se centran en el papel del hombre en la sociedad y familia, de acuerdo con el Wall Street Journal . Tres tienen los títulos apropiados de Last Man Standing (El último hombre en pie), How To Be a Gentlemen (Cómo ser un caballero) y Man Up! (¡Sé un hombre!). Algo raro está pasando aquí.
En todos estos programas, los hombres se convirtieron en el blanco de los chistes. Desde la debilidad hasta la irresponsabilidad y la inmadurez, la idea moderna de la virilidad está en duda. Los cambios en las normas culturales, en la fuerza de trabajo y el crecimiento de las mujeres dejaron a muchos hombres con una crisis de identidad. Funciona bien para las series de comedia, pero no para las familias.
A pesar de que los hombres todavía están en la cima, en términos de compensación y situación laboral, particularmente en los campos como la ciencia, los negocios y la política, las cosas están cambiando. Este año habrá más mujeres como presidentas ejecutivas en la lista de las 500 empresas de Fortune . Y por primera vez, las mujeres estadounidenses ahora obtienen más títulos de posgrado y títulos universitarios que los hombres. (En México, en 2003 y 2004 hubo más mujeres egresadas y tituladas de la universidad que hombres, de acuerdo con los datos más recientes de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ANUIES)
En mi primera columna sobre este tema en CNN identifiqué los que pienso que son los problemas comunes con algunos hombres de hoy: las deficiencias en el trabajo, el matrimonio y la fe. La abrumadora respuesta que recibí, por parte de hombres y mujeres por igual, me preocupa.
Muchas mujeres me dijeron que los problemas son todavía peores de lo que describí. Me explicaron cómo tienen que bajar sus estándares para encontrar a un hombre. En particular, las jóvenes mujeres se quejaron de que los hombres las arrastran hacia abajo y las detienen. Fue como me dijo una mujer: si los 60 años son los nuevos 40 para los hombres, entonces los 25 años son los nuevos 13 años.
La mayoría de las feministas no festejan la caída de los hombres ni lo gritan a los cuatro vientos. Ciertamente, el movimiento feminista de extrema izquierda buscó disminuir el papel de los hombres, pero la mayor parte de las mujeres quieren a un hombre capaz y competente como su igual. Los hombres fuertes hacen mujeres más fuertes (y viceversa) y familias más fuertes, y las mujeres quieren eso. Muchos hombres hoy no están seguros de lo que quieren.
En países occidentales desarrollados, el hombre tiene una libertad sin precedentes para elegir, en un grado nunca antes conocido, una vida con base en sus propios deseos. Apenas hace cien años, el hombre no podía darse el lujo de estar en el limbo entre la adolescencia y la edad adulta. La madurez se imponía para su supervivencia. Hoy en día, existen más oportunidades que nunca. Sin embargo, con ese aumento de oportunidades vienen una mayor confusión, y la respuesta por parte de algunos hombres no es alentadora.
Por ejemplo, está el movimiento Occupy Wall Street. Aunque diverso y disperso, algunos de los lemas y consignas que se presentan ahí contrastan con las ideas tradicionales y probadas con el tiempo de la masculinidad.
En lugar de la laboriosidad, la responsabilidad y el espíritu emprendedor, estos hombres demandan educación universitaria gratuita, salarios dignos y una mejor distribución de la riqueza. En lugar de mirar hacia dentro y confiar en su autosuficiencia, buscan una dádiva. La vida de un hombre alguna vez dependió de sus propias manos, espalda y cerebro. Hoy en día, el gobierno puede hacer todo eso por él, si él lo permite.
La lucha entre la dependencia y la libertad causó que muchos se preguntaran: en la actualidad, ¿cómo se convierte uno en hombre?.
Los chicos se convierten en hombres a través de la mimesis (palabra griega que significa imitación). Los chicos buscan modelos, desde los padres hasta los entrenadores y maestros o personajes de ficción, para las acciones que deben imitar. El poder de la imitación puede ser tanto constructivo como destructivo, por lo que es esencial que los chicos imiten al tipo correcto de hombres. A mi hermano y a mí nos crió una madre soltera, pero ella luchó para poner a los hombres correctos en nuestras vidas (buenos sacerdotes, maestros y entrenadores).
Cuando era niño tuve muchos héroes. A través de las enseñanzas de mi familia y de los maestros conocí a otros héroes y heroínas, como Lou Gehrig, Abraham Lincoln, el rey David, Esther, Madre Coraje, el reverendo Martin Luther King Jr. y muchos más. Hoy en día, héroes como esos son más escasos.
Si le preguntas a un chico quién es su héroe o heroína, la respuesta, o la falta de ella, lo dirán todo. Debemos enseñarle a nuestros jóvenes qué es lo que se debe amar e imitar. Como el escritor Tom Wolfe dijo, debemos comprometernos a un regreso más grande al aprendizaje. Es tarea de nuestra generación instruir y entrenar a nuestros jóvenes para que se vuelvan hombres. Como se dice en el libro de Proverbios: enseña a un niño el camino que debe andar, y aún cuando sea mayor no se apartará de él.
Las opiniones en este comentario únicamente son de William J. Bennett.