OPINIÓN: La soportable 'blancura' de ser gay en EU
Nota del Editor: Rob Smith es un escritor, profesor y veterano de la guerra de Iraq abiertamente gay. Su trabajo ha aparecido en USA Today, The Huffington Post, el Metro Weekly y en Salon.com entre otros. También colaboró en la antología de gays de color "For Colored Boys…" disponible el 13 de marzo. Lo puedes contactar en www.robsmithonline.com y en Twitter como @robsmithonline .
(CNN) — Soy el típico hombre gay con una particularidad que es atípica en mi comunidad.
Cuando me conecto a mi computadora en las mañanas, reviso mis blogs gay favoritos. Ahí, seguramente veré imágenes de personas que no se ven como yo, relacionadas con unas historias escritas por otras personas que no se parecen a mí.
Arriba de la página y a un lado del texto, aparecen anuncios de varios productos que se venden. Los modelan personas que no se ven como yo. A lo mejor habrá modelos mostrando ropa interior que seguramente son un agasajo para la marca que representan. Probablemente, son personas que están acostumbradas a representar a la típica pareja gay que es aceptada en ese crucero, o en ese hotel.
Cuando en mis blogs gay favoritos hablan o muestran a personas que se parecen a mí, seguramente compartiremos el mismo color de piel, pero no la misma orientación sexual.
Probablemente ellos se han metido en problemas por haber dicho o hecho algo homofóbico. Cuando veo su historia pondré mis ojos en blanco por su estupidez, y me protegeré de la invasión de comentarios que se generarán en la sección de comentarios. Los comentarios siempre me dolerán, porque vienen de miembros de mi comunidad. Sé exactamente lo viene a continuación, pero sigo leyendo.
Después de leer muchos años este tipo de comentarios, me pregunto lo que las personas de mi comunidad que no se ven como yo, piensan de las que sí lo hacen.
Cuando voy en el tren, leo mi revista gay favorita. No recuerdo haber visto a alguien que luzca como yo en la portada. Cuando la leo, veo más anuncios, de ropa interior, colonias, cruceros, hoteles y ropa, con personas que no se ven como yo. Ningún escritor se parece a mí. Cuando finalmente veo un anuncio con alguien con mi mismo tono de piel, éste vende un medicamento para el SIDA.
Cuando estoy esperando a mi amigo en el gayborhood de moda, noto que ninguno de los cantineros, Djs, o meseros, se ven como yo, tampoco la mayoría de la clientela. Por aburrimiento, juego con la aplicación móvil de citas en línea Grindr en mi iPhone. Mi pantalla está llena de diferentes rostros, cuerpos y torsos de hombres que viven en mi área. Un hombre guapo en particular llama mi atención, hasta que leo "ASIÁTICOS NO", tecleado en mayúsculas en su perfil. Me pregunto cómo me sentiría si yo fuera asiático.
Después de haberme tomado unas copas con mi amigo, camino a mi casa por el adornado distrito del centro de Manhattan. Veo a una pareja gay caminando por la calle, tomados de la mano. Tampoco se ven como yo. De hecho ellos podrían aparecer en uno de esos anuncios de cruceros que veo en mi revista favorita.
Sus caras relajadas y felices se transforman cuando me ven, e inmediatamente se sueltan de las manos y se separan. A estas horas de la noche, en un área de la ciudad poco familiar, no me ven como un miembro de la comunidad LGBT. Soy negro. Soy hombre. Soy una amenaza.
Estoy habituado a las miradas de preocupación y el nervioso paso acelerado que, al verme, emprenden las mujeres blancas por las calles de Nueva York, pero la reacción de esta pareja gay es diferente. Mi primer instinto es sonreírles, pero no lo hago. Me dirijo a la estación del metro y pienso en eso durante todo el camino de regreso. Me siento herido, triste, solo e invisible. Me siento mal por esta pareja que, por la razón que fuere, piensa que pueden estar en peligro cerca de mí solo por ser ellos mismos. Me pregunto qué libros leerán, qué programas ven, qué revistas leerán. Me pregunto qué es para ellos ser gay.
Cuando llego a mi casa y prendo la televisión, paso por todos los canales que parece que contienen más personajes y personalidades gay que nunca. Veo a Nate Berkus, Brad Goreski, Rachel Maddow, los personajes de las repeticiones de Queer as Folk, Rosie O’Donell, Tabatha Coffey, la pareja gay de Modern Family, y el que es probablemente el adolescente gay más reconocido de la televisión, Kurt Hummel, de Glee.
Después de ver un poco más de televisión, me voy a dormir preguntándome por qué aunque en nuestra comunidad hay tantos colores, yo sólo puedo identificar uno.
The bearable whiteness of being gay.
Las opiniones expresadas en este texto pertenecen exclusivamente a Rob Smith.