OPINIÓN: ¿Amamantar a un bebé es intuitivo y fácil? ¡No!
Nota del Editor: Orit Avishai es profesor asistente de sociología en la Universidad de Fordham. Es autora de “Administrando el Cuerpo Lactante: El Proyecto de Amamantar y la Maternidad Privilegiada”.
(CNN) – La historia principal de la revista Time, acerca de Jamia Lynne Grumet, en la que aparece amamantando a su hijo de casi cuatro años, provocó una tormenta de fuego acerca de los diferentes estilos de criar a los hijos.
El encabezado decía: "¿Eres lo suficientemente Madre?". El artículo hace que todas las madres se pregunten si deberían de practicar más el acercamiento con los hijos y en el proceso, adoptar todo lo que sea natural. ¡Carga a tu bebé! ¡Haz la comida de tu bebé! ¡Dale pecho! ¡Ten tu parto en tu casa y no uses medicamentos contra el dolor!
Como la mujer blanca, radiante y casada de la portada del Time, muchas madres que adoptan la maternidad natural casi siempre son educadas, de clase media, casadas, en buena forma e inteligentes. Ellas toman la maternidad tan en serio como toman su educación y sus carreras, algo que no es malo. Seguramente, los niños se benefician de ello.
Pero a la presión por ser la mejor madre le falta un punto: dadas las realidades de la sociedad del siglo XXI, no todas las mujeres pueden ser lo suficientemente mamás. En primer lugar, dar pecho no es para todas las mamás.
Amamantar exitosamente, especialmente en los casos en que esto se extiende por un largo tiempo, toma mucha planeación, tiempo sin trabajo pagado, dinero y recursos.
Yo también decidí amamantar cuando tuve a mi primer bebé. Todo lo que leía decía que dar pecho era natural, intuitivo, barato y fácil. Pero me topé con que era doloroso, tomaba mucho tiempo y era difícil. Y si tomas en cuenta las cantidades extra de comidas saludables que consumía, el dinero que me gasté en utensilios y expertos, y la persona que limpiaba mi casa mientras yo recuperaba el sueño, en realidad no era barato.
No estaba sola. Era una estudiante de sociología recién egresada en la época en la que tuve a mi bebé, y entrevisté a mujeres acerca de dar pecho. Muchas de ellas compartían mi experiencia. Una de ellas enlistó los accesorios en los que invirtió: una almohada Boppy especial de amamantamiento, una mecedora, sujetadores de lactancia, una bomba, suplementos herbales (que se decía que incrementan la cantidad de leche). Ella calculó que, para cuando le agarró la onda, ya había gastado cerca de mil dólares. Y eso sin contar a la persona que le ayudaba con la casa.
Otra mujer me contó que estuvo fatigada por semanas, adolorida y sufriendo cada que tenía que dar de comer. Pero era de armas tomar. La misma actitud que le ayudó a pasar por un programa de postgrado de la Ivy League y le ayudó a triunfar en Silicon Valley le ayudó a dominar el amamantamiento. Garantizado, veía a una experta en lactancia dos veces por semana.
Después, una mujer equiparó su meta de dar pecho por un año con el objetivo de correr un maratón (ella ya había corrido dos). Estuvo feliz de finalmente deshacerse de las tres sesiones diarias de bombeo que le permitieron tener a su bebé lejos de la leche de fórmula después de que terminó su licencia de maternidad.
Ninguna madre realmente necesita toda la parafernalia y los expertos para poder amamantar. Por mucho tiempo, los pechos de la mujer producen la leche suficiente y los bebés se acostumbran a ir por su comida. Entonces ¿No deberíamos de haber aprendido ya?
Desde principios del siglo XX, a las mujeres les dijeron que las alternativas a la leche materna eran modernas, científicas, superiores y la manera "estadounidense" de comportarse. ¿El resultado? Para 1970 menos del 25% de las mujeres americanas ni siquiera habían hecho el intento de amamantar y el conocimiento experimental se había perdido. Esto explica por qué las nuevas madres se sienten tan mal preparadas: No pueden pedirle consejos a sus madres, tías, abuelas y vecinas. La mujer a la que entrevisté tomó clases, leyó libros, practicó con muñecos, y se reunió con expertos en lactancia. ¿Útil?, sí. ¿Intuitivo?, realmente no.
Pregonar que amamantar es lo que se tiene que hacer desafía a la lógica. Por todos sus beneficios para los infantes, dar pecho demanda 24/7, es todo un reto cuando tus ciclos de sueño están regulados por la luz artificial y nos separan de nuestro bebé por horas y horas debido a nuestros empleos.
Sí, podemos utilizar las bombas de pecho para darles a los bebés leche materna. Pero las bombas no son tan eficientes como los bebés al extraer la leche. Las madres regresan a trabajar, se encuentran luchando una batalla cuesta arriba para mantener un suministro de leche adecuado. Muchas pasan mucho tiempo con la bomba antes, durante y después del trabajo. Las más afortunadas cuentan con un espacio privado en el que pueden bombear y refrigerar su leche. Muchas de las mujeres con las que hablé no tuvieron tanta suerte: ellas bombeaban en baños públicos o cubículos que ofrecían poca privacidad. Una mujer usaba un clóset de suministros.
Algunas mamás pueden tener los medios financieros como para renunciar a sus trabajos y dedicarse a ser madres de tiempo completo. Pero para muchas otras, esta no es una opción viable, porque entre más tiempo pasen fuera de su trabajo, es más profundo el impacto en su economía. Hasta para las mujeres que buscan ser grandes madres, amamantar no es siempre una opción factible.
Etiquetar el dar pecho como algo natural y económico sin conocer por completo las dificultades de balancear la familia y la carrera, crea una presión y culpa innecesaria. Donald Winnicot, psicólogo británico, entendió esto cuando abrió su consulta para ser un buen padre. En lugar de retar a las mujeres a ser lo suficientemente madres, instaba a las mujeres a ser lo suficientemente buenas, con botellas y leche de fórmula incluidas. Ciertamente yo estaba feliz de ser una madre lo suficientemente buena. Y para cuando mis hijos llegaran a preprimaria, a nadie le importaba realmente cuánto tiempo los había amamantado.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Orit Avishai.