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OPINIÓN: Las cinco cosas que debe hacer Obama tras ser reelegido

El presidente de EU ganó las elecciones y ahora es tiempo de volver a analizar los problemas que se quedaron en pausa durante su campaña
mié 07 noviembre 2012 02:14 AM
Obama discurso
Obama discurso

Nota del Editor: Elaine Kanarck es profesora en política pública en la Escuela de Gobierno de Harvard Kennedy. Ha trabajado en cinco campañas presidenciales demócratas y en la Casa Blanca de Clinton/Gore y es autor de “Primary politics: How Presidential Candidates have Shaped the Modern Nominating System”.

(CNN)—  Ahora que ha terminado la campaña y Barack Obama ha ganado un segundo período, otra vez empieza el difícil negocio de gobernar. Hay un tema presidencial pendiente y no es muy difícil descubrir cuál es. Los problemas no tienen un sello demócrata o republicano: simplemente están. Entonces aquí están mis cinco problemas principales a  los que se enfrenta el presidente.

Encontrar nuestra condición en el mundo árabe

Obviamente esta elección se trató en primer, segundo y tercer lugar  acerca de la economía. Pero el mundo se mete. Nuestra campaña electoral no detuvo a los terroristas para que siguieran matando diplomáticos estadounidenses en Benghazi, ni detuvo la violencia en Siria. Cuando se cuenten todos los votos y los parques sean limpiados de toda la basura de los rallies nocturnos electorales, el presidente Obama tendrá que ver que lo que está pasando en esta parte tan volátil del mundo y si es que puede hacer algo al respecto.

Intervinimos en Libia para deshacernos de un dictador horrible, pero hasta hora no hemos intervenido para deshacernos de un terrible dictador en Siria. Mientras que la violencia aumenta y el presidente sirio causa aún más muerte y destrucción de su gente, ¿también seremos arrastrados hacia allá? Después del 9/11 nos fuimos a la guerra en Irak por un miedo equivocado de armas nucleares. ¿Irán estará desarrollando armas nucleares o estamos equivocados al preocuparnos? ¿También nos iremos a la guerra contra Irán?

Prevenir la caída fiscal

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Mientras que el presidente Obama ha pasado por todo el país buscando votos, la gente que se quedó en Washington se ha estado tronando los dedos por los peligros que representa la frágil recuperación económica por la severa combinación de los recortes de gastos y el aumento de las impuestos que se pondrán en acción en la víspera del año nuevo. Esta ‘caída fiscal’ fue el resultado de los políticos dándole la vuelta al problema hace algunos años. ¿Lo harán otra vez? ¿O habrá una gran negociación que coloque al país en el camino hacia unos déficits más pequeños?

Hay muchos planes esperando en la alacena, incluyendo a aquellos que se le ocurren a las grandes comisiones de reducción de déficit como Simpson/Bowles y Rivlin/Domenici. Y existe el plan casi propuesto en su totalidad por el presidente Obama y el presidente de la Cámara John Boehner. El problema no es la falta de planes, es la falta de valor. Los puntos principales de cada trato han estado claros desde hace mucho tiempo: los demócratas tienen que renunciar a algunos gastos, especialmente con los derechos como Seguro Social y Cuidados Médicos, y los republicanos tienen que aceptar unos nuevos impuestos. Lo que me lleva al siguiente problema con el que se enfrenta el presidente Obama:

Lidiar con los republicanos

Obama tiene que ver cómo lidiar con el partido republicano en el Congreso que se ha convertido en disfuncional. En 2010, un grupo relativamente pequeño de votantes auto-denominados el partido demócrata lanzó un ataque sorpresa contra el liderazgo del partido republicano. Bajo el mando del presidente Bush, el partido republicano se había encariñado un poco con el dominio del mundo y había hecho a un lado la preocupación tradicional del partido por la disciplina fiscal. Francamente, se merecían ser reprimidos.

Pero una vez que ganaron su nueva mayoría en la Casa de Representantes, el liderazgo sobreactuó, y en lugar de forjar una mayoría que a lo mejor podría progresar, se acobardaron ante sus nuevos miembros como niños asustadizos. ¿El resultado? Ningún progreso. Si el liderazgo republicano sigue tambaleándose ante sus miembros más radicales, el partido entero se arriesga a resbalar fuera de la faz de la Tierra. Y el presidente Obama tendrá que ver como trabajar alrededor de ellos.

Hacer un trato en la reforma tributaria

Han pasado 25 años desde que un Congreso demócrata y el presidente Reagan limpiaron el código tributario y alcanzaron unas tasas más bajas y menos agujeros. Pero los hoyos tributarios volvieron a crecer como flores diente de león  en un jardín. El actual código tributario es un desastre. Premia a ciertos sectores de la economía y a otros no. Distorsiona la toma de decisiones y se asegura que aquellos que no la necesiten tengan muchas deducciones de impuestos. Es tiempo de deshierbar ese jardín una vez más.

Sorprendentemente en esta época de extrema polarización, ambos candidatos presidenciales han expresado su apoyo para bajar la tasa tributaria corporativa hasta el 25% y de simplificar el lado corporativo del código.

Es posible que estén de acuerdo en lo fácil del lado corporativo y avancen hacia lo difícil de lado individual. La reforma tributaria será parte y carga de un trato de déficit a largo plazo. Recortes de impuestos en la industria de la gasolina y  el gas son el objetivo favorito del presidente Obama, son apenas un ejemplo de los muchos frenos tributarios industriales específicos que un gran trato tributario se puede llevar entre las patas .

Cambio climático  

Y finalmente llegamos al problema que no se mencionó en la campaña presidencial: el cambio climático. El único intento de los demócratas de una legislación del cambio climático murió en 2010, víctima de la recesión y del miedo de que al confrontarlo se incrementarían los costos de energía en un público aún conmovido por la caída. El fracaso de la ley climática comenzó, sin embargo, el problema es grande, inclinándose un poco hacia el olvido, una inclinación tan completa que ambos candidatos se pasaron sus debates uno encima del otro probando que eran amigos del carbón.

Pero el carbón es el gran culpable del cambio climático, un hecho convenientemente ignorado cuando los electores de Ohio están en juego. Qué apropiado que, en la última semana de la campaña, un huracán gigante destruyera la costa de Jersey y cerrara la parte baja de Manhattan.

Después de todo, las aguas se están elevando, es algo que está pasando. ¿Qué es lo que el presidente Obama va a hacer al respecto? Hay muchas opciones, desde los impuestos al carbón para invertir más dinero en energía verde. Ello simplemente no ha sido muy agradable. A lo mejor el huracán Sandy puede cambiar eso.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Elaine Kamarck.

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