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Chipre... ¿De verdad?

Una economía tan pequeña amenaza la estabilidad del sistema financiero, señala Deborah L. Riner; el Producto Interno Bruto (PIB) de Chipre fue de 22,400 millones de dólares en el 2012.
lun 08 abril 2013 06:00 AM
La Comisión Europea afirma que un programa de asistencia para Chipre no se ha discutido. (Foto: AP)
chipre (Foto: AP)

Si alguien requiere un recordatorio de que la situación financiera en Europa sigue siendo muy delicada, entonces los recientes eventos ocurridos en Chipre, durante la segunda mitad de marzo, son un claro ejemplo de ello.

Chipre es una economía diminuta, considerando que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que su Producto Interno Bruto (PIB) fue de 22,400 millones de dólares en 2012, lo que representa 8.8% del tamaño de la economía en Grecia; 1.7% de la española y 1.2% de la italiana.   

Como referencia, si comparamos a Chipre con México, en términos de la evolución del PIB y del PIB per cápita, se observa que en 2012 la economía chipriota apenas representaba 1.9% de la economía mexicana, mientras que la población del país europeo en el mismo año constituyó 0.7% del total de habitantes en México. Como referencia, hace 12 años el valor del PIB de Chipre era de 9,200 millones de dólares comparado con los 671,900 millones de dólares de México.

De igual forma, el FMI estima que en 2012 el PIB per cápita en Chipre era de 25,629 dólares, 2.5 veces mayor que el PIB per cápita en México para el mismo año. Asimismo, comparado con el año 2000, en 2012 el PIB per cápita de los chipriotas es 94.4% más alto, mientras que en México el incremento PIB per cápita para el mismo periodo fue la mitad (+47.6%). 

La adopción del Euro y el 'boom' financiero aceleraron el crecimiento de Chipre. Por una parte, el país se unió al Mecanismo de Tipo de Cambio Europeo (MTC II) en 2005 y el 1 de enero de 2008 instauró al Euro como moneda oficial. Por otro lado, el ‘boom' financiero se dio gracias a que la banca chipriota se especializó en atraer depósitos bancarios "sin requerimientos de información adicional". Justo antes de que detonara la crisis financiera en Chipre, los bancos redituaban 5% a los depósitos bancarios, garantizado por el Gobierno.  

¿Cómo es posible que una economía tan pequeña como la de Chipre pueda amenazar la estabilidad del sistema financiero internacional? Tal como sucedió en Islandia e Irlanda, la crisis chipriota es consecuencia de una crisis bancaria, es decir, el gobierno de Chipre simplemente no tiene dinero suficiente para rescatar a sus bancos.

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Los activos del sistema financiero en Chipre representan ocho veces el PIB del país, mientras que los depósitos bancarios son casi cuatro veces el valor de la economía chipriota. Además, los bancos chipriotas están peligrosamente expuestos a Grecia, ya que dos de los bancos más grandes en Chipre son tenedores importantes de bonos de la deuda griega, aunado a que, a través de subsidiarias y sucursales, poseen una importante presencia en el sistema bancario griego.

El caso de Chipre introduce dos rasgos o condiciones ‘pioneras' en la saga de la crisis europea que comenzó a manifestarse en 2009. En primer lugar, el Parlamento chipriota votó en contra de las medidas establecidas por la Troika como condición de rescate financiero, lo que representa la primera vez en que un Gobierno de la Unión Europea (UE) rechaza las condiciones de la Troika para merecer el rescate.  

Cabe señalar que la Troika está conformada por tres instituciones: el Banco Central Europeo, UE y el FMI, quienes negocian paquetes de rescate con países soberanos de la UE que están presionados por los mercados financieros.   

La segunda condición ‘pionera' puede considerarse como un esquema innovador o nunca antes visto, ya que durante la tercera semana de marzo, la Troika accedió a facilitar los fondos de rescate al Gobierno de Chipre bajo la novedosa condición de que las autoridades chipriotas impusieran un impuesto único a los depósitos bancarios.

Bajo este escenario, los depósitos con un monto de hasta 100,000 euros pagarían un impuesto equivalente al 6.75%, mientras que la carga impositiva para los montos mayores a 100,000 euros ascendería a 9.9%. El dinero recaudado bajo este esquema serviría para fondear la contribución de 5,8000 millones de euros por parte de Chipre para salvaguardar la situación financiera del país. 

Ante tal situación, el clamor de molestia y oposición se esparció entre distintos sectores de la sociedad: los ciudadanos chipriotas; representantes del sector productivo nacional y extranjero; el Gobierno de Rusia y el sector financiero.

Resulta fácil comprender la reacción de los ahorradores en Chipre: los ahorros valdrían menos a pesar de que el Gobierno había garantizado el respaldo total a los depósitos bancarios de hasta 100,000 euros.

La decisión tomada por las autoridades en Chipre de cerrar los bancos luego de que se anunciara el acuerdo de rescate bancario significó que las empresas estuvieran imposibilitadas a realizar transacciones ordinarias que son parte integral de la operación de una empresa -pagos de nómina, compromisos de pago, transferencias de fondos, entre otras.

Los bancos en Chipre han programado sus cajeros automáticos de manera que los cuentahabientes sólo puedan disponer de una cantidad limitada de dinero, sin embargo el cambio repentino de una economía moderna bajo sistemas electrónicos a una economía basada en el "dinero en efectivo" trae consigo costos para todos los actores involucrados. Por otra parte, la indignación de Rusia frente a las acciones de Chipre se debe a que 30% de los depósitos bancarios en el sistema financiero chipriota pertenecen a inversionistas de origen ruso.

Cabe señalar que hasta la fecha uno de los principios inviolables para el rescate financiero de un país ha sido la protección de los depósitos bancarios. En este sentido, el rompimiento de dicha regla trae consigo el riesgo de desatar una corrida bancaria. Por ende, la decisión en Chipre de cerrar los bancos durante varios días y, una vez que se volvieron a abrir, la imposición de controles al capital, son claro ejemplo de la violación al principio de protección de los depósitos bancarios. 

Tomando en cuenta lo anterior, el peligro radica en que los ahorradores en otros países de la ‘periferia' podrían decidir no arriesgarse a confiar en las garantías de respaldo a los depósitos bancarios de los gobiernos respectivos por temor a ser sujetos obligados a pagar por un rescate financiero que disminuya el valor de su patrimonio. Si es así, los ahorradores llevaran sus depósitos a bancos del corazón de Europa. Después de todo, resulta dudoso que Alemania pudiera pensar en resolver una crisis con el dinero de los ahorradores.

El nuevo acuerdo

La Troika dio marcha atrás. Las nuevas condiciones se negociaron durante el penúltimo fin de semana de marzo. El acuerdo anunciado el 25 de marzo destaca el respeto del Gobierno chipriota para respaldar los depósitos de menos de 100,000 euros. El destino de los depósitos bancarios mayor a dicha cifra dependerá de las condiciones impuestas por los bancos en donde se invirtieron los fondos.   

Laiki Bank, el segundo banco más grande de Chipre (en el que la participación del Gobierno es de 84%, luego del rescate por 1,800 millones de euros en junio pasado) cerrará operaciones y los 4,200 millones de euros en depósitos que operaba se transferirán al ‘banco malo', que está en vísperas de ser creado. Todos los otros prestamistas perderían su dinero, situación nunca antes vista en un rescate de la eurozona.

Por su parte, el banco más grande de Chipre, Bank of Cyprus, será reestructurado. Accionistas y tenedores de bonos serán quienes absorban las pérdidas a través del fondeo de recursos para recapitalizar al banco. Se piensa que los ahorradores con más de 100,000 euros también tendrán que ceder a la propuesta de aceptar pérdidas de sus depósitos por alrededor del 60%.

El banco de Chipre absorberá los pequeños depósitos bancarios (aquellos con menos de 100,000 euros), y recibirá 9,000 millones de euros en deuda de parte del Banco Central Europeo. Dicho plan de reestructuración posee la ventaja de no tener que haber sido aprobado por el Parlamento chipriota, por haberse tratado de una reestructura bancaria y no una carga impositiva a través de impuestos adicionales para los ciudadanos.

Parte integral del nuevo acuerdo radica en los controles al capital. Chipre limitará las transferencias de dinero fuera del país. Qué tipo de controles y cuánto durarán está aún por definirse.

Buenas y malas noticias

Una buena noticia es que existe un acuerdo establecido. Las demás buenas noticias tomarán la forma de señales, avisos y advertencias sobre posibles eventos desafortunados. Claramente, la crisis chipriota es un recordatorio de que la crisis europea aún no está resuelta. Es un recordatorio también de la necesidad de desarrollar e implementar el mecanismo de una efectiva regulación y supervisión bancaria en toda Europa. Es una advertencia sobre los costos y peligros de convertirse en un centro financiero ‘offshore' que empequeñece al PIB, y generar ventajas competitivas con la creación de un paraíso fiscal.

La protección de los pequeños ahorradores es una buena noticia a pesar de que el proceso para llegar a ese punto será doloroso y con traspiés.

Las malas noticias son para los ciudadanos chipriotas, quienes tendrán que pagar el costo de la crisis durante años. Una pista sobre qué tan doloroso será el futuro radica en que el FMI no ofreció ninguna proyección de crecimiento económico para el país con la presentación de dicho plan. El rescate por 10,000 millones de euros elevará la deuda de Chipre a una cifra de 143% como porcentaje del PIB.

Asimismo, con el sector financiero bajo una situación desesperada, el país ha sido despojado de un modelo de desarrollo y tampoco es probable que la crisis pueda ser definitivamente resuelta. Si la economía se contrae, lo cual sería consecuencia del plan de austeridad, la deuda como porcentaje del PIB seguirá en incremento. Si el costo de rescatar a la banca chipriota aumenta, como es típico, la espiral viciosa de crisis empeorará.

El hecho de que los depósitos bancarios por arriba de 100,000 euros vayan a recibir un duro golpe significa que quienes ayudarán a pagar el costo del rescate serán aquellos que ignoraban el estado del sistema bancario de Chipre, quienes pretendían aprovechar las tasas de interés descomunales, minimizar su carga tributaria o esconder dinero en el extranjero.

Estas pérdidas impuestas no son regularmente la práctica estandarizada para los rescates financieros y a su vez generan un riesgo real de que los capitales huyan de países en donde se especula que sus sistemas bancarios no son sólidos. En consecuencia, la solución a la crisis de Chipre ha creado un sistema bancario de dos niveles al igual que un euro de dos niveles.

La confianza es el pilar principal de los bancos. Ningún banco puede sobrevivir a una corrida: si los depositantes comenzar a retirar el dinero y el pánico se desata, incluso el banco más fuerte sucumbirá.

En caso de que los inversionistas, prestamistas y depositantes decidan que la garantía de los depósitos de más de 100,000 euros es negociable, las consecuencias para los países en los que hay dudas sobre la salud del sistema bancario podrían ser siniestras.

*La autora es economista en jefe de American Chamber México

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