OPINIÓN: La estimulación cerebral podría ser la cura a la depresión
Nota del editor: Feggy Ostrosky es licenciada en Psicología y doctora en Biomedicina por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue fundadora de la Sociedad Mexicana de Neuropsicología y es miembro de la Junta de gobierno de la Sociedad Internacional de Neuropsicología. Es columnista de la revista QUO que es parte de Grupo Expansión, una empresa de Time Inc.
(QUO) — Todos hemos deseado ahogar nuestras penas en alcohol alguna vez, ¿o no?; sin embargo, hay quienes sufren una depresión mayor y experimentan episodios de honda e incontrolable tristeza sin razón aparente. Para aquellas personas que padecen una depresión severa, ya existe un nuevo tratamiento: la estimulación cerebral profunda.
La depresión se describe como un intenso dolor emocional y una inhabilidad para experimentar placer. A la persona deprimida le falta energía y se vuelve menos activa. También puede presentar dificultades para dormir, o bien, hacerlo más de lo usual; asimismo, disminuye su nivel de apetito.
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El contenido del pensamiento también se ve afectado: en una depresión mayor hay ideas persistentes de culpa y fracaso. La persona piensa frecuentemente en la muerte o en cometer suicidio. En contraste con la experiencia normal de tristeza por la pérdida de un ser querido, la depresión mayor no surge simplemente en respuesta a un estrés específico, es más profunda.
Algunos análisis realizados con técnicas de neuroimagen han comprobado que las personas que sufren depresión suelen presentar hiperactividad en un área del cerebro conocida como el cíngulo subgenual, y que los pacientes en remisión de la depresión muestran un decremento en la actividad de esta zona cuando su estado de ánimo regresa a la normalidad.
La estimulación cerebral profunda fue implementada por el neurocirujano Andrés Lozano y la psicobióloga Helen Mayberg del Hospital Western de Toronto, Canadá. Se ha utilizado con éxito en el tratamiento del dolor crónico y en la enfermedad de Parkinson.
Recientemente, estos dos investigadores la aplicaron, de manera experimental, en un grupo de enfermos con depresión mayor que no habían respondido a ningún tipo de tratamiento previo. En el estudio participaron un total de seis personas, quienes tenían un promedio de edad de 46 años; se trataba de individuos que no habían respondido a un mínimo de cuatro tratamientos, como medicamentos, psicoterapia y terapia por electrochoque.
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Después de implantar los electrodos, la estimulación se ajustó de forma individual y se llevó a cabo por un lapso de 24 horas. Cuatro de los participantes mostraron mejorías significativas a los seis meses de tratamiento, y un año después de iniciar la terapia no habían sufrido ninguna recaída.
A pesar de que este procedimiento ha mostrado resultados promisorios, todavía es necesario replicar estos hallazgos en una muestra mayor de enfermos , así como identificar las causas asociadas a la falta de respuesta en dos de los pacientes.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Feggy Ostrosky.
Este artículo fue publicado en la edición de mayo de 2013 de la revista QUO, que es parte de Grupo Expansión, una empresa de Time Inc. La firma edita en México 17 revistas y 11 sitios de internet, entre ellos CNNMéxico.com.