OPINIÓN: Los refrescos sin azúcar son seguros, pero los estigmatizaron
Nota del editor: Aaron E. Carroll es profesor adjunto de Pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, y dirige el Centro de Políticas de Salud Pública e Investigaciones sobre Profesionalismo de dicha universidad. Escribe regularmente sobre políticas de salud en el blog The Incidental Economist .
(CNN) — Desde hace algún tiempo, los refrescos de dieta han sido objeto de ataques porque se les considera un gran factor en la epidemia de la obesidad . Como resultado, las ventas de refrescos regulares han caído. Al parecer, las ventas de refrescos de dieta han resultado más afectadas.
Así que no sorprende que Coca-Cola planee presentar una nueva campaña publicitaria en la que defiende —y promueve— sus refrescos de dieta.
Los anuncios se concentrarán en la inocuidad de los edulcorantes artificiales —aspartame— que contienen los refrescos de dieta. Coca-Cola debe pensar que parte del descenso de las ventas se debe a que la gente está preocupada por los efectos de los edulcorantes artificiales en la salud .
El asunto es que hay mucha ciencia involucrada y es difícil saber si el aspartame representa un gran riesgo a la salud.
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El uso del aspartame se aprobó por primera vez en 1981, pero no fue sino hasta 15 años más tarde que surgieron las primeras inquietudes sobre sus efectos en la salud. En 1996, en un reporte de investigación se demostró que se había registrado un incremento reciente en los casos de tumores cerebrales y se formuló la hipótesis de que podría deberse al aspartame. Sin embargo, no se comprobó. Pero la posible relación fue todo lo que los medios necesitaron para enloquecer. Los programas de televisión, los artículos de las revistas, los diarios, todos se preguntaban si el edulcorante artificial era seguro.
En trabajos subsiguientes que recuperaron datos del Instituto Nacional para el Cáncer de Estados Unidos, se demostró que el incremento en los casos de tumores cerebrales inició realmente en 1973, mucho antes de que se introdujera el aspartame. Es más, los aumentos en la incidencia de cáncer se notaron principalmente en los ancianos que, como grupo, no son los principales consumidores de refrescos de dieta.
Y hay más. En un ensayo se demostró que el aspartame no afectaba la memoria, el comportamiento o el estado de ánimo. Además, en un estudio que se publicó en 2006 y en el que se estudió a más de 285,000 hombres y a casi 190,000 mujeres, no se logró detectar relación alguna entre el aspartame y el cáncer en el cerebro o en la sangre.
En algunas investigaciones se ha demostrado que el consumir bebidas endulzadas artificialmente no promueve la pérdida de peso y tampoco promueve el aumento. Usualmente esto se debe a que las personas terminan compensando en demasía la reducción de calorías que creen lograr al cambiar de bebida (piensen en una persona que pide un postre para compensar el tomar un refresco de dieta). Pero en esos casos, no es la bebida dietética la que provocó el aumento de peso, sino el comportamiento de los consumidores .
Incluso puedes encontrar personas que postulan que las bebidas endulzadas artificialmente engañan al cerebro y provocan que pida más calorías . En realidad no hay pruebas de ello. Finalmente, algunas personas afirmarán que las bebidas de dieta provocan que el cerebro libere insulina, lo que puede modificar tu metabolismo y hacer que sientas hambre. Eso es un poco difícil de creer. Es como decir que si comieras alimentos ricos en azúcar que supieran horrible, engañarías a tu cerebro para no liberar insulina. Además, el órgano que libera la insulina es el páncreas, no el cerebro.
Lo más importante es que las bebidas endulzadas artificialmente son seguras. Eso no significa que debas beber miles de litros. Mi esposa y yo limitamos el consumo de nuestros hijos a refrescos de dieta libres de cafeína. Sin embargo, no dejamos que las beban todos los días. Subrayamos la moderación en todo.
El que Coca-Cola y otras empresas noten que las ventas en general están cayendo probablemente creará una reacción en contra de las bebidas artificiales en general. Es difícil molestarse demasiado por ello, ya que para empezar, nuestro consumo era demasiado elevado.
Sin embargo, no debemos dejar que lo perfecto se vuelva enemigo de lo bueno. Si tuviera que elegir entre un refresco endulzado y un refresco libre de azúcar, siempre preferiría que mis hijos eligieran el segundo. Hay pruebas abundantes de que el azúcar contribuye a los problemas de salud; no hay muchas pruebas concluyentes de que ocurra lo mismo con los edulcorantes artificiales de los refrescos.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Aaron Carroll.