OPINIÓN: 5 claves para entender al (jesuita) papa Francisco
Nota del editor: James Martin, sacerdote jesuita, es editor de la revista America y autor del libro Jesus: A Pilgrimage.
(CNN) — Hace un año, Jorge Mario Bergoglio fue elegido para ser papa. Desde ese momento, jesuitas de todo el mundo hicieron una pregunta: "¿Aún es jesuita?". Si alguien se convierte en papa, y por lo tanto, en el líder de todas las órdenes religiosas católicas —franciscanos, dominicos, benedictinos, jesuitas, entre otros— ¿sigue siendo miembro de su congregación?
Desde entonces, esa pregunta ha sido respondida varias veces por él, quien en reuniones con sus hermanos jesuitas ha hablado de "nosotros los jesuitas".
La identidad jesuita del papa es clave para entender a este pontífice, que ha sido un fenómeno mundial. De hecho, muchas de las palabras y actos que han impactado al mundo , fluyen naturalmente de su origen como sacerdote. Consideremos cinco:
Humildad. ¿Hay alguien que no haya notado la humildad de Francisco? Su primer gesto público como papa no fue bendecir a la gran multitud reunida en la plaza de San Pedro, sino pedir la bendición de la audiencia. Días después, rechazó los tradicionales aposentos papales en el gran Palacio Apostólico a cambio de una modesta habitación en una casa de huéspedes del Vaticano.
Justo esta semana, una foto tomada por miembros del personal del Vaticano en un retiro anual , mostraba a Francisco sentado en medio de ellos, junto a otros obispos y cardenales, como otro más en el evento.
La humildad, por supuesto, es una virtud cristiana, pero es también algo que San Ignacio de Loyola, quien fundó la orden jesuita en el siglo XVI, específicamente les pidió a sus seguidores.
Hay tres tipos de humildad, decía San Ignacio. El primero es ejemplificado por la persona que no hace nada inmoral; el segundo es la persona que, cuando se enfrenta con el honor o deshonor, es "indiferente", y el tercero es quien elige el camino humilde, para ser como Jesús. El papa Francisco ejemplifica este "Tercer grado de humildad".
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Pobreza. Francisco es el primer papa jesuita y el primero de una orden religiosa desde 1831. Eso quiere decir que es el primer papa que ha vivido bajo un "voto de pobreza" desde mediados del siglo XIX. Se supone que todos los sacerdotes deben vivir con sencillez, pero los miembros de órdenes religiosas toman un voto específico de pobreza. "Dios eterno y todopoderoso..." comienzan los votos jesuitas: en otras palabras, los miembros de las órdenes religiosas le prometen a Dios vivir con sencillez.
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Por lo tanto, durante la mayor parte de su vida adulta —hasta que se convirtió en obispo y fue liberado de ese voto— Jorge Mario Bergoglio no tenía nada en propiedad.
Como todos los miembros de órdenes religiosas, tenía que vivir de acuerdo con un presupuesto reducido. Debía darle a su comunidad todo lo que ganaba y cualquier regalo que recibía. Tenía que pedir dinero para hacer compras mayores, como un traje. Esto acostumbró a Bergoglio a vivir una vida sencilla; muchas personas creen que éste es uno de sus aspectos más interesantes. Esto también aumentó su compasión por las personas que no viven en un estado de pobreza voluntaria, como él lo hacía.
Gobernanza. El papa Francisco causó desconcierto entre algunos expertos vaticanistas cuando nombró a ocho cardenales para que lo asesoraran y apoyaran para reformar la Curia , o burocracia central.
Los G8, como se le conoce a este grupo, ya han implementado cambios en áreas tan complejas como el Banco del Vaticano. Muchos se preguntaron por qué el papa no dependía más de los jefes de las oficinas específicas del Vaticano para este tipo de consultoría. ¿Por qué los G8 no eran los prefectos de las congregaciones más grandes del Vaticano?
Pero para muchos jesuitas, su "modo de proceder" (como decía San Ignacio) era conocido. Antes de convertirse en el arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio fue el superior "provincial" o regional de los jesuitas de Argentina. Como lo hacen todos los superiores provinciales de los jesuitas, eligió "consultores" de provincias para que lo aconsejaran respecto a todas las decisiones. Debido a que por lo general no trabaja en la gobernanza de provincias, el superior provincial puede confiar en ellos para que hablen abiertamente y con honestidad. Con los G8, el papa está imitando el conocido modelo jesuita de gobernanza.
Oración. A menudo oirás al papa Francisco decir algo similar a lo que dijo recientemente en una homilía en una parroquia en Roma, cuando pidió a los feligreses que cerraran los ojos y se imaginaran encontrarse en una escena del Evangelio, en este caso en el río Jordán en el bautismo de Jesús. "Ahora hablen con Jesús", dijo.
La Pascua pasada, pidió a sus oyentes que se imaginaran estar con las mujeres que se acercaron a la tumba de Jesús el Domingo de Resurrección . Ésta es una característica clave de la oración jesuita: pedirle a la persona que use su imaginación y deje que Dios trabaje por medio de eso.
En homilías, reflexiones y discursos, Francisco no les dice a sus oyentes qué pensar, sino que los invita a imaginarlo y reflexionar por ellos mismos. No es el Jesús del papa a quien estás invitado a conocer, sino a tener tu propia relación con Él.
Apertura. A los jesuitas les piden que "encuentren a Dios en todas las cosas".
Nuevamente, ésta no es simplemente una virtud jesuita, sino una virtud cristiana. Aun así, ese breve lema es el que más comúnmente se cita para resumir la espiritualidad de esta congregación. Y "todas las cosas" significa todas las personas.
Esto incluye a las personas que se han sentido excluidas , o no aceptadas, en la Iglesia. Así que aunque su mensaje se basa en la simple misericordia cristiana, el mundo ha sido testigo de cómo el papa repetidamente ha invitado a los católicos experimentar a Dios en lugares que otros líderes podrían haber pasado por alto o incluso ignorado. Los ateos, los católicos divorciados y vueltos a casar, homosexuales y lesbianas, todos ellos han visto al Papa extender su mano hacia ellos.
Francisco en realidad no está tratando de encontrar a Dios ahí —porque él sabe que ya está ahí— sino que le está recordando a otros que deben buscar a Dios en las vidas de todas estas personas.
Podríamos agregar otros distintivos de los jesuitas a la lista, como flexibilidad, libertad y el énfasis en la justicia social. Pero en general, cuando los jesuitas observamos al papa, a menudo asentimos con la cabeza y decimos: "Eso es muy jesuita".
Durante el último año, los jesuitas han sido acusados de estar demasiado orgullosos del papa Francisco. Yo me declaro culpable de ello. Así que aunque me puedan tildar de orgulloso, diré que creo que él es un gran papa, un gran sacerdote y un gran jesuita. Y apuesto a que San Ignacio estaría orgulloso, o tan orgulloso como él se lo permitiría.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a James Martin.