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Lecciones para México de la Fórmula 1

Hungría es un ejemplo de lo que un Gran Premio de F1 puede beneficiar a un país, dice Marco Tolama; el comentarista de automovilismo recuerda que México tuvo grandes glorias en este deporte.
vie 01 agosto 2014 06:05 AM
72 compañías que han salido a bolsa este año han conseguido 13,100 millones de dólares, una baja de un 53% respecto del año anterior. (Foto: Thinkstock)
Formula Uno (Foto: Thinkstock)

El martes 22 de julio Bernie Ecclestone, ejecutivo en jefe de la Fórmula Uno, dijo coloquialmente a Forbes que habían logrado que México metiera gol; esto después de que se supiera que CIE había reportado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que se había firmado un contrato por cinco años con la categoría.

La carrera, se reportaba, había sido planeada por Tavo Hellmund, quien fuera pieza clave para que la Máxima Categoría regresara a los Estados Unidos en Austin, Texas, y que también estaba involucrado Carlos Slim Domit.

Finalmente, Christian Sylt, reportero de negocios especializado en la F1, dijo que la noticia sería hecha oficial en una conferencia de prensa el miércoles por la mañana en la Ciudad de México.

Y efectivamente, el miércoles 23, Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo, Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal, y Alejandro Soberón, presidente y director general de CIE, dieron a conocer los detalles del regreso de nuestra Grand Epreuve y los beneficios que traerá a nuestro país.

Entérate:5 puntos clave de la Fórmula 1.

México ha tenido dos relaciones previas con la Fórmula Uno: de 1962 a 1970 y de 1986 a 1992.

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En 1986, cuando regresó el llamado Gran Circo a nuestro país, arrancó el Gran Premio de Hungría, que a diferencia del nuestro, se ha mantenido desde entonces en el calendario.

Entonces separada de Europa por la Cortina de Hierro, Hungría fue una novedad que ha venido enseñado al mundo lo que un Gran Premio de Fórmula Uno puede beneficiar a un país.

México debe voltear hacia esa experiencia y quienes organizan y apoyan al Gran Premio deben aprender a comunicar adecuadamente los beneficios que un evento de esta envergadura puede generar. Aquí difícilmente habrá quien financie la construcción de un circuito como el de Austin o el de Abu Dhabi. El Gobierno no puede gastar esas cantidades y a los empresarios no les atrae la idea.

La combinación del dinero público con el capital privado es necesaria porque el autódromo forma parte de una ciudad deportiva pública y fue la falta de un acuerdo y garantías a los inversionistas lo que, en parte impidió que el Gran Premio de México continuara como ha sucedido con el de Hungría.

El regreso de este gran evento genera empleos directos e indirectos, una muy considerable derrama económica y se convierte en un escaparate idóneo ante los ojos del mundo que beneficia enormemente la imagen de nuestro país.

Además, México tiene una gran afición, conocedora y entusiasta que no olvida que dos de nuestras grandes glorias: Pedro Rodríguez y Moisés Solana, participaron en la primera época de su Gran Premio. Además de Ricardo Rodríguez, quien ofrendó su vida un día antes de la primera edición, una carrera no puntuable para el campeonato.

Esta afición acudirá en masa para ocupar todo tipo de localidades.

El costo es elevado pero hay para todos, desde un gran empresario hasta un despachador de gasolina; no es cuestión de dinero, es de afición y habrá quien haga sacrificios para poder asistir a una carrera tan especial.

Para los demás está la televisión, pero el Gobierno, que está invirtiendo el dinero de los mexicanos, tiene que garantizar que la trasmisión se haga por televisión abierta.

Cuando Pan American Sports Network (PSN) -comprada después por Fox Sports-, adquirió hace muchos años los derechos de la Fórmula Uno, lo hizo para la televisión restringida, entonces cara y fuera del alcance de la gran mayoría de los mexicanos.

Eso provocó que sin el Gran Premio y prácticamente impedidos de seguir el campeonato porque la TV abierta retransmitía las carreras en horarios muy incómodos, la F1 empezara a perder adeptos pero, con la llegada de jóvenes mexicanos a la Gran Carpa, la afición ha despertado nuevamente.

La pista perdió la Curva Espiral, la Horquilla y la intimidante Curva Peraltada -que separaba a los niños de los hombres- y el tiro de gracia fue la construcción de un foro que terminó con un gran parque que alguna vez fue comparado con Monza, la Catedral Mundial de la Fórmula Uno.

Aun así, regresar el Gran Premio de México es un gran acierto y es también la oportunidad de que nuestro autódromo, actualmente en penosas condiciones, sea restaurado y aunque ya nunca pueda recuperar su antiguo esplendor, cuando menos sea digna sede de grandes eventos de Automovilismo Deportivo nacional e internacional.

Ver:La Fórmula 1 vuelve a México en 2015.

México y su gran afición lo merecen.

Una nota final: México tiene en la familia Abed, encabezada por Don José, vicepresidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), a un pilar cuya fuerza, aderezada por su pasión por el deporte, ha traído beneficios que hoy, más que nunca, se hacen evidentes.

Nuestro agradecimiento sincero a su gran labor.

*Marco Tolama es un reconocido comentarista y analista de automovilismo deportivo en México, con más de 35 años de experiencia en el ámbito. A lo largo de su trayectoria y a la fecha ha participado como colaborador y conductor en distintos medios de comunicación. Actualmente conduce un programa de radio y otro de televisión. Twitter: @marcotolama

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