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OPINIÓN: La responsabilidad de la ONU por la epidemia de cólera en Haití

El organismo internacional se arriesga a dañar su credibilidad si no actúa para reparar los errores que su personal cometió
mar 18 agosto 2015 12:08 PM
haiti colera
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Nota del editor: Martin O'Malley fue gobernador de Maryland, Estados Unidos; es aspirante a la candidatura demócrata a la presidencia de ese país.

(CNN) — En nuestro hemisferio se está desarrollando una crisis humanitaria, pero probablemente no has oído hablar de ella. Ha matado a miles de personas y amenaza la estabilidad económica y social de todo un país. Lo más trágico es que una organización internacional de vital importancia la causó sin darse cuenta y no ha asumido totalmente la responsabilidad por sus actos.

Hablo del brote de cólera en Haití.

Es difícil imaginarse que un país soporte más tribulaciones que las que Haití ha soportado en los pasados cinco años. Ya era el país más pobre de nuestro hemisferio cuando un intenso terremoto devastó su capital en 2010 y mató a más de 200,000 personas. Poco después, el cólera apareció misteriosamente y se volvió una epidemia devastadora. Hasta ahora se han contagiado más de 700,000 personas y ha cobrado la vida de casi 10,000.

El brote dejó perplejos a los expertos en salud pública. No se había registrado un caso de cólera en Haití en 100 años. Luego, la agencia noticiosa Associated Press informó que las tropas de pacificación de la ONU procedentes de Nepal portaban cepas de la enfermedad y contaminaron una gran parte del agua potable de Haití. Al principio, Naciones Unidas negó haber tenido algo que ver en el brote y se ha negado a dar una compensación con el argumento de que goza de inmunidad de acuerdo con una convención de 1946. En enero, un juez estadounidense desechó una demanda que presentó un grupo de defensa de los derechos humanos que buscaba que se compensara a las víctimas haitianas.

Hace poco me reuní con los miembros de la comunidad haitianoestadounidense en Miami para que me actualizaran sobre el desarrollo de la crisis. En julio, 154 líderes y organizaciones haitianoestadounidenses manifestaron su "profunda indignación" porque Naciones Unidas no ha asumido la responsabilidad por sus errores, además de que destacaron la necesidad de justicia y de que se destinen más recursos para combatir la enfermedad. En 2014, 77 miembros del Congreso estadounidense enviaron una carta en la que urgieron a la ONU a que proveyera un mecanismo de compensación para las víctimas.

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El contagio continuo de cientos de personas en Haití es una crisis que no ha recibido la atención que merece.

No debería sernos indiferente que los más vulnerables de nosotros sufran las injusticias.

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Primero, la ONU debería reconocer su participación en esta tragedia. Seguir negando que hizo mal daña su credibilidad y podría poner en entredicho la labor esencial de salvar vidas que lleva a cabo en todo el mundo. Hay que reconocer que la ONU creó un panel independiente para investigar una posible falta. Debería seguir totalmente las recomendaciones del panel, tales como mejor examinación de los pacificadores y sanidad en los sitios en los que se encuentren, además de permitir que se haga una auditoría independiente para verificar los avances.

En segundo lugar, aunque los recursos son escasos, como siempre, la ONU debería proponerse ampliar su campaña para combatir la epidemia actual. Aún es posible que la situación empeore. Como el cólera es una enfermedad que se transmite a través del agua, Haití podría estar a un huracán de que los contagios aumenten drásticamente.

En tercer lugar, Estados Unidos debería asumir un rol de mayor liderazgo en su propio hemisferio. Deberíamos encabezar un esfuerzo conjunto con la ONU para mejorar el financiamiento de lo que tiene que hacerse antes de que todos tengamos que lidiar con las consecuencias de la inacción.

Como país nos interesa definitivamente que haya sociedades sanas, funcionales y estables en nuestra mitad del mundo. El cólera ya se ha propagado a otros países y ya se reportó un caso en Florida. Debemos asegurarnos de que las dependencias como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos tengan los recursos necesarios para abordar las crisis antes de que lleguen a nuestras fronteras.

Como presidente, adoptaré un nuevo enfoque de seguridad nacional centrado en la reducción propositiva y a largo plazo de las amenazas y en reactivar las alianzas regionales. Empezaría por mejorar nuestras relaciones con nuestros vecinos más próximos de acuerdo con los principios de la transparencia y la rendición de cuentas.

La ONU ha hecho mucho para aliviar el sufrimiento de la humanidad en el mundo y debería adoptar un enfoque similar. Algunos desastres, como los terremotos, son un acto divino. Pero cuando los errores humanos los empeoran, los responsables deberían reconocer sus errores y corregirlos.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Martin O'Malley.

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