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OPINIÓN: La crisis en América Latina por la falta de líderes

La población latinoamericana desconfía de sus gobernantes e instituciones debido a la falta de resultados y la rendición de cuentas
mié 30 septiembre 2015 11:53 AM
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Nota del editor: Armando Regil Velasco es Presidente Fundador del Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora A.C. (IPEA). Síguelo en Twitter @armando_regil

(CNNMéxico) —América Latina vive una crisis profunda de desconfianza. Millones de personas cuestionamos a las instituciones, sus formas y excesos, sus abusos y corrupción; reclamamos el incumplimiento de promesas y la falta de resultados a quienes gobiernan, aquellos que supuestamente nos representan pero que no rinden cuentas, no importa si son de izquierda, centro o derecha. El Papa Francisco no es ajeno a la frustración latinoamericana, lo sabe y le preocupa.

Previo a su viaje a Cuba, el Papa conversó con jóvenes de La Habana y Nueva York en videoconferencia, y uno de los temas en los que hizo mayor hincapié fue precisamente en las características de un verdadero líder. Sabe que la región enfrenta un vacío profundo de ideas y de liderazgo que se expresa en distintas formas y que ahonda problemas que no se enfrentan ni resuelven con claridad, valor y pertinencia. "Un líder es buen líder si es capaz de hacer surgir entre los jóvenes otros líderes. Si un líder quiere ser líder él solo, es un tirano. El verdadero liderazgo es fecundo".

En América Latina estamos cansados de los caudillos pero paradójicamente somos responsables de que sigan llegando al poder pues ya sea por ignorancia, error u omisión, los creamos, aplaudimos, votamos y en ocasiones hasta reelegimos. En el fondo padecemos un mal que nos impide salir de esta trampa. No nos gusta hablar de libertad y mucho menos defenderla porque eso implica comprometernos y frecuentemente preferimos que otros decidan por nosotros antes que ser responsables. Estamos pagando las consecuencias de evadir responsabilidades en lugar de asumirlas.

El Papa dijo a los jóvenes que "los liderazgos únicos hoy son y mañana no son. Si no siembran liderazgo en los demás, no sirven, son dictadores”. Yo no tengo ganas de ser dictador, añadió, por eso me gusta sembrar. La lección es muy clara: quien quiera ser el primero, importante, que sea el último de todos y el servidor de todos. Quien quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás. Estas palabras contrastan con la realidad de la región y ponen el acento en un reto mayúsculo, redefinir y revalorar el servicio público, hoy desvirtuado y convertido en una expresión de vanidad, alimentado por el ego y la soberbia de quienes aspiran llegar al poder a costa de lo que sea y pasando sobre quien sea necesario, ostentándose como dueños de la verdad. Es urgente revertir esta decadencia para que ese "liderazgo" mal entendido que tanto daño está causando se convierta en una expresión de humildad y de verdadero servicio a los demás.

El Papa aclara que, servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Amor que se plasma en acciones y decisiones. Amor que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar. El problema es que, muchos de los caudillos o supuestos líderes llegan al poder utilizando a los más pobres. En lugar de servirlos y generar las condiciones para que superen la pobreza y mejoren su nivel de vida, terminan sirviéndose de ellos. Por eso, perpetuar la pobreza en América Latina se ha vuelto políticamente rentable. Los Castro son el mejor ejemplo. En lugar de servir a los cubanos, se han dedicado por décadas a servir una ideología fallida, el comunismo. El resultado fue igualar a todos en la miseria.

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El Papa hace una distinción entre el servicio que sirve; advirtiendo que debemos cuidarnos del otro servicio, de la tentación del "servicio" que se sirve de los otros. Hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a "míos", en nombre de lo "nuestro". Ese servicio siempre deja a los "tuyos" por fuera, generando una dinámica de exclusión. Muchos gobernantes en América Latina saben que su credibilidad va a la baja y su legitimidad cada día es más cuestionada porque sólo ven por sus intereses, los de sus grupos y partidos; se enriquecen a base de los demás cegados por la ambición desmedida y borrachos de poder. No conformes, se valen de cualquier medio para castigar y reprimir a quienes los cuestionan y se aprovechan de la debilidad del Estado de Derecho para maximizar su rentabilidad desde el poder.

Sólo los ciudadanos despiertos, conscientes, informados y valientes pueden frenar y revertir el deterioro de esta crisis de liderazgo de dos maneras, exigiendo y vigilando a quienes están actualmente y formando a quienes serán el relevo. La exigencia más urgente a quienes hoy tienen el poder, es que cumplan con su primera función que es garantizar la seguridad y el respeto a las libertades de todos sin distinción. Ya no aceptamos pan y circo pues estamos en el punto en el que el pan que ofrecen no sacia más y su circo ya no entretiene.

Para dejar un mensaje de esperanza en medio de tanta incertidumbre y descontento, el Papa Francisco se dirige a los jóvenes para recordar que cada uno “tiene la semilla del liderazgo dentro. Háganla crecer, sean líderes en lo que les toca ser líderes. Líderes de pensamiento, líderes de acción, líderes de alegría, líderes de esperanza, líderes de construcción de un mundo mejor. Ese es el camino para ustedes. Pero la semilla la tienen ustedes".

Ya en Cuba, el Pontífice fue contundente al recordarnos que, “Quien no vive para servir no sirve para vivir”. Bajo esta premisa podemos concluir que hoy, muchos de los “líderes” que ostentan el poder en América Latina simplemente no sirven. Habrá que aprender de sus errores para que, llegado el momento, no repitamos la misma historia.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Armando Regil Velasco

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