Contratos abiertos suben a la ‘pole position’ en el Gobierno

Esta es una semana muy ocupada en la fabulosa Ciudad de México.
Igual que los aficionados de la Fórmula 1, miles de entusiastas del Gobierno abierto se encuentran esta semana en la ciudad para una cumbre global. Compartimos la misma ambición. Una ambición de transformar el Gobierno para hacerlo más abierto, justo, activo en responder a sus ciudadanos y que rinda cuentas. Y como ganar a Mercedes esta temporada en la Formula 1, será una vuelta difícil.
Afortunadamente tenemos una sugerencia para ponerle el turbo a los esfuerzos actuales. En temas de corrupción el riesgo número uno para el Gobierno está en las compras públicas. Es en lo que se gasta el grueso de los recursos del erario público, alrededor de 9,000 millones de dólares al año, y, por ende, donde se intercalan y chocan los intereses de diferentes actores involucrados.
Cuando el Gobierno y las compañías se sientan a hacer negocios, las reglas tienen que ser claras. Los gobiernos tienen que poder mostrarles a los ciudadanos cómo están gastando su dinero, con quién trabajan y qué decidieron.
Información sobre el qué, cuándo, cuánto y con quién el Gobierno hace sus negocios, tiene que ser pública. Contrario a lo que la gente asume, muchos funcionarios públicos están tratando de gastar el dinero del Gobierno de forma eficiente. Quieren recibir valor por dinero. Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, tienen que poder conocer las oportunidades de trabajar con el Gobierno para poder tener una oportunidad de participar en los procesos de adquisiciones y ganarse un contrato. Los ciudadanos tienen que poder dar retroalimentación sobre la calidad de las obras y servicios recibidos.
Los contratos abiertos son una solución novedosa. Gracias al incremento enorme en la disponibilidad de datos, la Revolución de Datos, tenemos la posibilidad de saber, por ejemplo, cuántos niños, de cuáles vecindarios asisten a la escuela, y si tienen los libros que necesitan. Esta es una vía rápida para analizar las conexiones entre el Gobierno, empresas, la sociedad civil y la tecnología. Solamente si se hacen públicos los datos de licitaciones y contratos, se puede poner en buen uso el dinero de los que pagamos impuestos. Siguiendo esta pista, se llegará a mejores escuelas, mejores servicios de salud, y un sistema de transporte que te lleve al trabajo - y de vuelta a casa - más rápidamente.
Los gobiernos que participan en la Alianza para el Gobierno Abierto se han dado cuenta del potencial que tiene un sistema de contratación más transparente y participativo. Dos de tres lo han incluido en su plan de acción de reformas. Sin embargo, hay espacio para sacarle el máximo provecho a los compromisos.
Sugerimos tres acciones para mejorar su Gobierno:
Que los contratos, por defecto, sean abiertos. Los gobiernos deberían publicar sus contratos y hacer sus negocios de manera abierta, y no como la excepción, sino como la regla. Como es el caso en Eslovaquia, donde un contrato no entra en vigor hasta ser publicado. Los gobiernos también deberían hacer pública la información sobre los avances de las obras y el desempeño de los contratistas. Cualquier redacción a los documentos debería de ser explicada públicamente. Demasiados países ven el proceso de contratación como un proceso interno, y no permiten que compañías, la sociedad civil o cualquier ciudadano interesado pueda usar estos datos.
Producir, publicar y compartir mejores datos abiertos: Los gobiernos deberían proveer datos abiertos de todo el proceso de contrataciones, incluyendo identificadores únicos para contratos y compañías así como también para sus últimos beneficiarios. Los datos tienen que ser legibles por máquinas y reusables. El Estándar de Datos Abiertos para las Contrataciones provee un esquema útil para guiar a la administración pública en este proceso. El resultado es un análisis más inteligente de los contratos. Se pueden identificar banderas rojas o evaluar si el resultado final vale los recursos que se están gastando. Las empresas pueden revisar contratos históricos e identificar nuevas oportunidades de negocio.
Proveer retroalimentación y canales de interacción para la sociedad: Involucrar ciudadanos, empresas, expertos en tecnología y periodistas es fundamental. La participación pública puede ayudar a definir mejor los términos de referencia de las contrataciones, manejar expectativas de todos los involucrados y permitir el monitoreo y retroalimentación para mejorar la entrega de productos y servicios. Es ésta interacción y uso de datos los que pueden producir resultados de verdad.
Solamente cuando los negocios detallen cómo los gobiernos gastan tu dinero están en lo público se puede desencadenar un círculo virtuoso. Por eso, los contratos abiertos deberían recibir la bandera a cuadros en gobierno abierto.
*El autor es Director Ejecutivo de la Alianza para las Contrataciones Abiertas ( Open Contracting Partnership )